Primavera Negra, la represión fecunda
Aquel marzo en que el Gobierno de Fidel Castro pensó que estaba exterminando a la disidencia fue en realidad el inicio de la rebeldía
La Habana/Era madrugada cuando la policía llegó a la puerta de los primeros opositores que fueron detenidos aquel 18 de marzo de 2003. Durante aquella razzia, 75 activistas y periodistas independientes fueron condenados a largas penas de prisión bajo la llamada Ley Mordaza, que sigue vigente hoy.
Tener una máquina de escribir, denunciar a través de la línea telefónica una violación de derechos humanos, publicar una revista independiente, recoger firmas o, simplemente, ofrecer una entrevista a algún medio extranjero fueron algunas de las "pruebas" que mostraron las autoridades para incriminar a los arrestados.
No faltaron las historias de topos destapados, delatores que pusieron a buen recaudo su pellejo testificando contra sus colegas, ni tampoco de excesos policiales contra las familias de los detenidos. La larga noche de la represión se cernió sobre toda la Isla.
La Primavera Negra determinó en buena medida lo ocurrido en estos tres lustros en la sociedad civil cubana. El miedo a terminar en un calabozo hizo desistir a muchos ciudadanos de emitir opiniones y el exilio fue el destino de una buena parte de los que habían sufrido en aquellos calabozos. Fue un duro golpe para la disidencia.
Sin embargo, también aquel punto crítico dio pie al surgimiento y al desarrollo de nuevos grupos, tendencias y fenómenos al margen del control oficial. Quince años después aquel intento de arrancar de raíz la oposición, se vive un proceso de diversificación y expansión del sector crítico junto a una mayor solidaridad internacional con los opositores.
Los activistas de hoy, deudores directos de aquellos 75 prisioneros, han ampliado los temas en los que trabajan, desde grupos que claman por los derechos de la comunidad LGBTI hasta asociaciones que buscan mayores espacios sociales para las personas con discapacidad. La Isla es un hervidero de propuestas independientes.
Actualmente, los periodistas arrestados aquel marzo de 2003 son también referentes imprescindibles para la nueva hornada de reporteros que nutren los medios de prensa autónomos. A pesar del intento de matar al periodismo fuera del control del Partido Comunista, se ha producido una explosión informativa, gracias también a las nuevas tecnologías.
La fecha elegida para sepultar lo que quedaba del civismo cubano debe ser recordada hoy como un punto cronológico que marca un nuevo comienzo. Aquel marzo en que el Gobierno de Fidel Castro pensó que estaba exterminando a la disidencia fue en realidad el inicio de la rebeldía, de la inconformidad social y de la inspiración para los que decidimos crear nuevos medios al margen de la prensa oficial.
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