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Contra el antisemitismo guerrero del régimen cubano

El apoyo del régimen castro-comunista a los intentos de hacer desaparecer Israel del mapa no son nuevos, y no solamente con palabras

En cuanto a Díaz-Canel, hay que precisar que asistió personalmente a una manifestación de "estudiantes de medicina" palestinos en Cuba. (14ymedio)
Jacobo Machover

17 de diciembre 2023 - 15:05

París/Triste y terrible constatación: la Cuba castrista encabeza el antisemitismo más virulento en buena parte del mundo, fuera de los países árabes y musulmanes. Los insultos más rancios hacia Israel y el pueblo judío son pronunciados sin la más mínima vergüenza por Mariela Castro, hija de Raúl Castro, Aleida Guevara, hija del guerrillero y asesino argentino Ernesto Che Guevara, y el presidente fantoche Miguel Díaz-Canel, designado a dedo por Raúl Castro.

Ni siquiera intenta ocultarse ya ese sentimiento antisemita detrás de un "antisionismo" que condenara al Estado de Israel y no a todos los judíos. Prueba de ello es la declaración de Aleida Guevara en un video difundido en Beirut, capital del Líbano, adonde fue a ofrecer sus servicios con un programa propio a un canal de televisión cercano a la organización terrorista islamista Hizbulá: "Hoy ustedes se están convirtiendo en lo peor de la humanidad. ¿Es eso lo que quieren para las nuevas generaciones? ¿Es eso lo que quieren que se recuerde en el mundo como pueblo de Israel y pueblo judio?"

Fíjense en ese "que se recuerde": significa, en filigrana, que ese pueblo no tiene que existir, sin la más mínima diferencia entre el Estado hebreo y la diáspora dispersa por el mundo. La hija sigue en su ser más íntimo los pasos de su padre, médico a quien le gusta más el sabor a sangre que la vocación de curar a sus semejantes: "Soy médico pediatra y puedo actuar. No hay problema ninguno. Pero además de eso, disparo bastante bien. Tengo buena puntería y estoy entrenada militarmente, porque vengo de una escuela militar. Por tanto y demás, estoy a su disposición".

Ni siquiera intenta ocultarse ya ese sentimiento antisemita detrás de un "antisionismo" que condenara al Estado de Israel y no a todos los judíos

La hija de Guevara, la imponente e impresentable Aleida, incita, pues, valiéndose de su apellido aún mitificado, a la "resistencia" armada contra Israel, sin la más mínima referencia a la infame masacre perpetrada el 7 de octubre contra jóvenes que festejaban y menos jóvenes pacifistas del país y de todas partes del mundo, al igual que su compinche e íntima amiga, Mariela Castro Espín, hija de Raúl y sobrina de Fidel, "diputada" en la Asamblea Nacional del Poder popular (sí, sí, así mismo), quien tiene fama de ser más liberal que otros mandatarios en Cuba por "defender" a su manera a los homosexuales, otrora perseguidos sin piedad por su tío y su padre.

Ella también preconiza el uso de las armas contra el "imperialismo" (sionista, por supuesto): "La Intifada tiene un valor simbólico en la resistencia palestina, pero ya al imperialismo no se le puede confrontar con piedras, ni con palabras, ni por la vía diplomática". En cuanto a Díaz-Canel, hay que precisar que asistió personalmente a una manifestación de "estudiantes de medicina" palestinos en Cuba (quienes siguen también una formación ideológica y militar, como todos los "estudiantes" extranjeros en Cuba).

La pequeña comunidad hebrea que permanece en la Isla (la inmensa mayoría de los judíos se tuvieron que exiliar progresivamente en los años que siguieron a la revolución) tuvo el valor de protestar contra las palabras de Mariela Castro, recordando a las víctimas del 7 de octubre y a los rehenes que aún permanecen en manos de Hamás, de Yihad Islámico y de otros grupos terroristas palestinos como el FPLP, aliados del castrismo.

La pequeña comunidad hebrea que permanece en la Isla tuvo el valor de protestar contra las palabras de Mariela Castro

Los términos de su protesta nada tienen que ver con los discursos beligerantes de la cúpula gubernamental: "Lamentamos y nos duele cada niño, cada mujer, cada anciano o persona inocente que muere a causa de esta guerra contra el terrorismo y no solo a causa de la guerra, también a causa de ser obligados a estar en zonas de guerra como escudos humanos de Hamás". Después de estar durante décadas reducida al silencio o a la aprobación tácita de la política gubernamental, la comunidad judía ha reaccionado, por fin.

Porque el apoyo del régimen castro-comunista a los intentos de hacer desaparecer Israel del mapa no son nuevos, y no solamente con palabras. Desde 1973, los hermanos Castro enviaron tropas a Siria, la de Hafez Al-Asad, padre del actual dictador carnicero de su propio pueblo, para combatir a Israel en la época de la guerra del Kipur, así como instructores militares a los campos palestinos del sur del Líbano, al tiempo que se entrenaban en la Isla miles de combatientes (a menudo presentados como "estudiantes"). Y en los foros internacionales, Cuba estuvo (y sigue estando) en primera fila para condenar al sionismo por ser un "racismo", a la cabeza de todos los países anti-imperialistas.

Sin embargo, Fidel Castro, ya casi al final de su vida, criticó al entonces presidente iraní Mahmud Ahmadineyad por querer erradicar a Israel de la faz de la tierra, considerando que el pueblo judío era el que más había sufrido en la historia del mundo, mientras que su medio hermano Raúl Castro asistía a un oficio en una sinagoga de La Habana, encendiendo una vela durante la fiesta de Hanucá... Contradicciones íntimas de los grandes dictadores...

Uno de sus discípulos, el comandante venezolano Hugo Chávez, les siguió el ejemplo a sus mentores cubanos, vomitando su siniestra diatriba en 2010, a raíz de un ataque israelí a unos barcos "humanitarios" que se dirigían hacia el territorio de Gaza, controlado desde 2005 por Hamás: "Aprovecho para condenar de nuevo desde el fondo de mi alma y de mis vísceras al Estado de Israel. Maldito seas, Estado de Israel. Maldito seas. Terroristas y asesinos. Y viva el pueblo palestino. Pueblo heroico, pueblo bueno".

Es de notar que todos esos apoyos a los terroristas de Hamás son en su mayoría los mismos que los que sostienen la guerra del post-comunista Vladímir Putin contra los ucranianos libres

El difunto Chávez no se sabía controlar, oponiendo a los "buenos" palestinos contra los "malos" de Israel. Igual que Maduro, que el colombiano Petro, que el chileno Boric, que el boliviano Arce, que el nicaragüense Ortega, que el brasileño Lula, que el mexicano López Obrador, que los argentinos Fernández y Fernández de Kirchner, ya sustituidos por Javie Milei, cuya posición sobre el conflicto es radicalmente distinta a la de sus predecesores, en apoyo proclamado a Israel.

Es de notar que todos esos apoyos a los terroristas de Hamás son en su mayoría los mismos que los que sostienen la guerra del post-comunista Vladímir Putin contra los ucranianos libres, dirigidos por su admirable presidente judío Volodimir Zelenski quien, por su lado, está del lado de Israel y de su pueblo, democrático como el suyo, a pesar del actual Gobierno de Benyamin Netanyahu, rehén de algunos de sus ministros, religiosos ultra-ortodoxos, y de su ineficacia culpable para defender a sus ciudadanos en esa jornada atroz del 7 de octubre. El poder de Netanyahu está ahora, no obstante, limitado por los miembros del "Gabinete de guerra", en el cual figura de manera prominente su opositor centrista, el general Benny Gantz.

Del horror, esta vez provocado por la matanza de judíos y, también, por la ofensiva de Tsahal que causa infinitas muertes de civiles, puede surgir ¿quién sabe? algún intento de paz. Fue el caso después de la guerra del Kipur gracias al acuerdo con Egipto, dirigido entonces por Anuar Al Sadat, asesinado por los Hermanos musulmanes; de la guerra del Golfo de 1991, que dio lugar a la conferencia de Madrid sobre el Medio Oriente, primer paso hacia los acuerdos de Oslo de 1993, firmados por Isaac Rabin, Shimón Peres y Yaser Arafat, bajo el impulso de Bill Clinton ; o también después del traslado de la Embajada americana a Jerusalén, por los acuerdos de Abraham, con varios países árabes, impulsados por Donald Trump y su yerno Jared Kushner.

Sólo queda, en este período negro para la historia de la humanidad y para la conciencia de los hombres y mujeres libres, retomar las palabras de Rabin, asesinado por un extremista israelí en 1995, como un grito de esperanza: "Enough blood!", basta de sangre.

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