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La Atenas del Caribe

Griegos celebrando en las calles de Atenas. (Twitter/Gawker)
Reinaldo Escobar

06 de julio 2015 - 14:15

La Habana/El "no" ha ganado en el referéndum realizado este domingo en Grecia. Esa polémica decisión ha dado la oportunidad a Raúl Castro de posicionarse en el escenario multipolar del mundo a través de una misiva que la prensa oficial ha publicado hasta el cansancio. El general presidente envió un mensaje de solidaridad y confluencia hacia Alexis Tsipras, en el que Atenas y La Habana muestran sus puntos de contacto.

La posible salida de Grecia de la zona euro podría ocasionar su acercamiento al campo gravitacional ruso y chino, lo cual constituye también la retaguardia estratégica cubana ante cualquier negociación con Estados Unidos o la Unión Europea. Medio centenar de palabras le han bastado al primer secretario del Partido Comunista para advertir a cualquier negociador que "la valiente política" del actual Gobierno griego sería el ejemplo a seguir.

Elevar el tono del nacionalismo, poner el discurso político de la soberanía por encima del bienestar de la población y darle un portazo a los acreedores, forman parte del guión que los Castro han ensayado por décadas y que ahora encuentra un buen discípulo en el jefe del Ejecutivo de Syriza. Una manera de gobernar que prioriza la fanfarria en el discurso por sobre la efectividad en las acciones y los llamados a la soberanía nacional aunque la individual quede en el camino.

Tsipras (Atenas, 1974) ha puesto su país al borde de un desgajamiento del bloque comunitario y en el posible camino del regreso al dracma, pero La Habana le gana la partida. Ni siquiera ha logrado reunificar las dos monedas circulantes como se proyectó en más de un plan económico oficial. Ambos países cuentan con economías rotas, números de crecimiento inflados, sistemas financieros disfuncionales y en la cúpula del poder ostentan líderes con más arrogancia que pragmatismo.

Sin embargo, mientras que el Gobierno griego logró casi un 62% de aceptación en el referendo contra la poderosa troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional), la Plaza de la Revolución no ha necesitado refrendar sus decisiones. En caso de tener que hacerlo a corto o mediano plazo, movería sus conocidos mecanismos de coacción para contar con un apabullante noventa y tanto por ciento de aprobación popular.

En los años ochenta, la subvención soviética hacía soñar a los más optimistas con que Cuba podría convertirse en una especie de Atenas del Caribe. Hoy Raúl Castro aplaude a Grecia para mandar un recado a los actuales polos geopolíticos del planeta. Un guiño directo, con algo de coqueteo incluido, donde se amenaza a los pretendientes en la pugna del acercamiento a la Isla con "caer en los brazos del otro".

La enorme diferencia es que a la Unión Europea, a Estados Unidos y la OTAN le preocupa más un acercamiento griego a sus contendientes que lo que pudiera interesarle al lejano Moscú o al distante Pekín lo que ocurra en La Habana. De donde Grecia quiere salir porque no puede pagar, es a donde Cuba quisiera entrar, lo que demuestra con esta curiosa manera de tocar la puerta.

Los resultados de este espaldarazo dado por Raúl Castro "al compañero Alexis Tsipras" puede ser uno de esos disparos que sale por la culata. En un momento en que el país se muestra deseoso de atraer inversionistas y de recibir créditos, no ayuda palmearle la espalda al que no ha cumplido sus compromisos financieros. Estos no son momentos de parecernos a Atenas.

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