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La ayuda de la discordia

Las opiniones expresadas en el presente artículo son exclusiva responsabilidad del autor

Desde que se lanzó la convocatoria, varias personas manifestaron sus inquietudes respecto a la factibilidad de que dicha ayuda pudiera llegar al pueblo cubano. (Facebook/Rosa María Payá)
Jorge Tintorero

30 de agosto 2020 - 15:04

Nueva York/Sé que este artículo va a desatar una lluvia de críticas, pero creo que continuar ignorando el asunto no hace más que perpetuar los mismos vicios que venimos sufriendo por más de 60 años. Con mentiras nos impusieron una dictadura, y pretender derrocarla con más mentiras, o en el mejor de los casos con omisiones, no nos traerá la democracia. Por eso, desde mi agnosticismo me atrevo a parafrasear los evangelios: solo la verdad nos hará libres.

Desde hace más de una semana se han estado caldeando los ánimos en la "república cubana" de la red de redes, con el arribo a Cuba del publicitado envío de una ayuda humanitaria procedente de Miami. Cientos, si no miles, de cubanos se volcaron a realizar donaciones de alimentos, medicinas, útiles de limpieza y productos de aseo, respondiendo a una convocatoria lanzada por varios grupos del exilio.

Como no podía ser de otro modo, y aun en medio de la pandemia que afectó y afecta no solo la salud, sino también la economía personal de los exiliados, la gente dio lo mejor de sí y las donaciones sobrepasaron lo calculado inicialmente, alcanzando un volumen (según los organizadores) de cinco contenedores.

Desde que se lanzó la convocatoria, varias personas en Miami y desde otros lugares manifestaron sus inquietudes respecto a la factibilidad de que dicha ayuda pudiera llegar al pueblo cubano, pues en ocasiones anteriores, a raíz de eventos naturales, el régimen cubano no aceptó las ofertas de ayuda de la comunidad cubana en el exterior, a menos que se enviara a las instituciones por ellos designadas. Ante estos señalamientos, los organizadores se limitaron a asegurar que esta vez ellos sí harían llegar directamente esta ayuda al pueblo y que para ello ya tenían hechas todas las coordinaciones, pero que no podían dar más información para que el régimen no pudiera impedirlo.

Cuando se anunció que ya la ayuda había sido enviada hacia Cuba, varias personas cuestionaron que esto fuera posible y solicitaron se mostraran los documentos que probaran dicho envío. Ante esta solicitud, la respuesta fue que "no se podían mostrar, pues le darían al régimen información que le permitiría impedir la llegada de la ayuda", cosa que cualquier persona con un mínimo de conocimiento del tema sabe que es absolutamente absurda y que más adelante quedará demostrado.

Pues bien, ahora, y siempre según los organizadores, la ayuda ya llegó a puerto cubano, pero el Consejo de Iglesias de Cuba (aparentemente, su destinatario), en la voz de su secretario ejecutivo, rechazó hacerse cargo de su distribución. A partir de esa comunicación oficial, el discurso de los organizadores del envío ha dado un giro radical, y de defender su posición de que "todo estaba coordinado" y que "esta vez sí la dictadura no va a poder impedirlo" ha pasado a exhortar a los cubanos de la Isla a que "salgan a la calle o vayan a Mariel a reclamar su ayuda".

En estos llamados no han faltado siquiera las declaraciones de algunos, tildando a los cubanos de cobardes o describiéndolos como acomodados que no quieren hacer nada por reclamar lo que ellos desde el exilio les han enviado con tanto sacrificio. Esto, en mi opinión, demuestra el nivel de desconocimiento e improvisación con la que se ha venido actuando, desde hace ya un tiempo, por parte de algunos grupos y figuras de la oposición, además de mucha mala fe.

Para que se entienda esta afirmación, vale la pena explicar cómo funcionan las cosas en Cuba y cómo se realiza el envío de cualquier carga a cualquier lugar del mundo, allá vamos.

Por mucho que no estemos de acuerdo con el régimen existente en Cuba, si hay algo que no podemos ignorar, es que tiene sus leyes (injustas y absurdas), pero es por ellas que se rige y la actividad de comercio exterior es monopolio exclusivo del Estado cubano. Aun con esas últimas "reformas", que permiten la exportación e importación a cuentapropistas o pequeños y medianos empresarios, esta tiene que realizarse a través de las empresas designadas por el Estado, así que se mantiene el monopolio.

Para importar una mercancía o carga, solo lo puede hacer aquella empresa que cuente con una licencia de importación para el tipo de mercancía o carga en cuestión

Para importar una mercancía o carga, solo lo puede hacer aquella empresa que cuente con una licencia de importación para el tipo de mercancía o carga en cuestión. En el caso particular de las donaciones, el único organismo autorizado a realizar su importación es el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, como bien se ocuparon de recordarlo en enero del 2019, después del paso del tornado que asoló varios barrios de La Habana.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando una carga llega a puerto o aeropuerto cubano, consignada a una institución que no cuenta con el permiso para importarla? En esos casos, dicha institución debe dirigirse al organismo del Estado autorizado a importar ese tipo de producto y solicitarle que tramite esa importación, que en este caso sería el ministerio citado. Para que el ministerio realice esa importación, el consignatario original de la carga (o sea, la institución que aparece en los documentos como destinatario de la misma) debe hacer dejación de la carga a favor del ministerio. Dicho así parecería que esa es la solución, pero, y aquí está el detalle, según la ley cubana, ninguna donación recibida por el Ministerio de Comercio Exterior puede ser entregada a un destinatario específico, sino que es este ministerio quien decide el destino final de la misma, o sea, es él quien decide cómo y a quién le será distribuida dicha donación.

Los documentos y trámites de embarque

Como cualquiera podrá suponer, ninguna carga se mueve de un lugar a otro, atravesando fronteras o surcando los mares o cielos, sin una documentación correspondiente que indique claramente, como mínimo, los siguientes detalles:

1.- Quién envía la carga.

2.- A quién va dirigida la carga.

3.- En qué consiste la carga.

4.- Qué tipo y cantidad de productos componen la carga.

En el caso que nos ocupa, que es un envío marítimo, existen dos documentos que recogen esta información, que son los siguientes:

1.- Bill of Lading o Conocimiento de Embarque: este es el documento que expide el transportista (en este caso la naviera o transitario) como constancia de contrato de transportación y título de propiedad de la mercancía y que contiene la siguiente información:

a) Nombre del buque que realiza la transportación.

b) Nombre del embarcador de la carga.

c) Nombre del consignatario o destinatario de la carga.

d) Puerto de embarque u origen.

e) Puerto de destino.

f) Número de bultos y/o contenedores que componen la carga.

g) Peso de los bultos y/o contenedores.

h) Descripción de la carga.

i) Otros datos relacionados con las condiciones de embarque.

De este documento se emiten varios juegos, que se distribuyen entre los involucrados en la operación, incluidos tanto el embarcador como el consignatario y la naviera.

2.- Manifiesto de Carga: Es un documento resumen donde aparece reflejado el listado de conocimientos de embarque que componen la carga del buque en su totalidad y que recoge la misma información contenida en los conocimientos de embarque. Dicho manifiesto de carga debe llegar a manos de las autoridades del puerto con al menos 72 horas de anticipación al arribo del buque, pues sin esa información es imposible planificar las labores de carga y descarga.

Al arribo del buque a puerto, se procede a descargar todos los bultos y/o contenedores que tengan como destino declarado el puerto en cuestión, independientemente de que la identidad de los consignatarios sea reconocida por las autoridades.

No olvidemos que las autoridades portuarias en Cuba, incluido el puerto de Mariel y su Zona Especial, no son instituciones independientes y mucho menos ajenas al régimen, por lo que es imposible que se descargue no ya un contenedor, sino tan siquiera un alfiler, al que no se le haya emitido un Conocimiento de Embarque y que este, a su vez, no aparezca incluido en el Manifiesto de Carga de un buque, o sea, toda la información que supuestamente debía ser mantenida en secreto estaba en Cuba antes de que llegara el buque.

Cómo se tramita una importación

Una vez que el buque arriba a puerto y realiza la descarga, o aun antes de que esto suceda, el consignatario de una carga debe iniciar los trámites requeridos ante la Aduana para poder sacarla del recinto portuario y llevarla hasta sus almacenes o el lugar de destino designado. Esos trámites ante la Aduana, solamente pueden ser realizados por las personas acreditadas ante esa institución (los agentes aduanales) y únicamente pueden hacerlo a nombre del organismo que representan o, en el caso de las empresas transitarias, a nombre de su cliente, o sea, que nadie puede hacerlo por su cuenta, aun si tiene en su poder el Conocimiento de Embarque, conjuntamente con el resto de los documentos correspondientes (Factura Comercial y Lista de Empaque). Valga aclarar que la Aduana se asegura de que los productos a los que se les tramite la importación sean los autorizados para ese importador en particular.

Una vez cumplimentados todos los trámites aduanales y pagados los aranceles correspondientes, la Aduana procede a emitir la autorización para extraer la carga del puerto, no sin antes comunicarle al destinatario si la misma va a ser inspeccionada en detalle y dónde se realizará la inspección, que puede ser en el mismo recinto portuario o en los almacenes o lugar de destino.

Es bueno señalar que la Factura Comercial y la Lista de Empaque antes mencionadas deben reflejar detalladamente y con precisión todos y cada una de los productos que componen la carga, unidades o cantidades de cada uno, su precio, peso, tipo de embalaje, etc., siendo motivo suficiente para rechazar el trámite e incluso realizar un decomiso, cualquier inconsistencia, error u omisión que pueda presentarse. Estos documentos, en el caso de donaciones, resultan muchas veces extremadamente complicados de confeccionar, dada la naturaleza aleatoria de los productos que la componen.

Con lo explicado hasta aquí, es fácil entender la razón de mis afirmaciones iniciales, pues la información referida a permisos, documentos y trámites antes mencionados es pública y de amplio conocimiento por cualquiera que haya estado involucrado en operaciones de comercio exterior o transporte internacional y estoy seguro que en Miami sobran personas con un conocimiento mucho más detallado y muchísima experiencia en el asunto que pudieran haberle explicado a los organizadores el reto al que se enfrentaban. Si consultaron con alguien y no se lo explicó en estos términos, pregúntense por qué no lo hizo, quizás el enemigo ya lo tenían en casa.

¿Qué va a pasar ahora con esa ayuda?

Cuando una carga llega a puerto y no se tramita su extracción o reexportación, cumplido un plazo de 30 días naturales, contados a partir del arribo del buque, se procede a declarar la carga en abandono legal, a favor del Estado cubano, procediendo este a determinar el destino de la misma, así de sencillo.

Dudo mucho que los que enviaron dicha ayuda y me refiero al nombre de la entidad o entidades que aparecen como "embarcador" en el o los Conocimiento(s) de Embarque correspondiente(s) vayan a tramitar una reexportación de los contenedores, pues implicaría pagar por un flete hasta otro destino (supuestamente Miami) y lo que es peor y mucho más complicado, proceder a devolverlos a los donantes que los aportaron, ¿no les parece?

En resumen, que en 30 días contados a partir de la fecha de llegada del buque que trajo los contenedores, el régimen cubano procederá a apropiarse de ellos y hacer el uso que habitualmente hace de sus "trofeos de guerra". Previsiblemente, orquestará una operación propagandística, mostrando productos que casi seguro se habrán deteriorado después de más de 30 días dentro de contenedores al sol, se ocupará de buscar fechas de vencimiento en cuanto artículo le sea posible (y si no los encuentra, ya los introducirá oportunamente) para demostrar por qué no se puede confiar en lo que mandan los excubanos, gusanos y demás epítetos con los que habitualmente describe al exilio; luego, si acaso, entregará en algún hospital o círculo infantil, ante las oportunas cámaras del NTV y hasta alguna agencia noticiosa extranjera, un par de cajas con aquellos productos que no les parezcan lo suficientemente buenos como para apropiárselos o distribuirlos entre sus acólitos.

¿Cuál era el objetivo real de todo esto?

Si el objetivo era el que inicialmente enunciaron los organizadores de esta operación -ayudar al pueblo cubano- lamento decirles que no lo consiguieron y si, por el contrario, era demostrar lo malo que es el régimen, no era necesario tanto gasto; ya la dictadura se está ocupando de demostrarlo: en aproximadamente un mes, dos jóvenes han muerto baleados a manos de la policía en circunstancias cuando menos poco claras, un preso político fue dejado morir en huelga de hambre y hemos perdido la cuenta de las personas apaleadas en la calle y luego llevadas a la cárcel o pendientes de juicio, con el solo objetivo de imponer el terror.

Utilizar el hambre y las carencias de los cubanos de la Isla como herramienta desencadenante de un levantamiento popular, me parece, como mínimo, irresponsable y ruin

Utilizar el hambre y las carencias de los cubanos de la Isla como herramienta desencadenante de un levantamiento popular, incitado desde la cómoda posición del exilio, me parece, como mínimo, irresponsable y ruin, sobre todo si luego esos mismos que llaman a las protestas (sin mencionar que no lo hicieron mientras estaban en Cuba) dejan olvidados a su suerte a los que van a prisión, y de los que oportunamente solo se acuerdan cuando ya muertos, los usan de decorado para sus performances.

Es hora ya de que termine el afán de protagonismo de unos cuantos, que parecen tener los mismos defectos del personaje fatídico que tanto criticamos. Basta ya de pretender tener la verdad absoluta y mostrarse como única opción para salir del desastre. Esta es una tarea de todos y todos tienen derecho a expresarse y cuestionar. Terminemos de una vez con los que no aceptan críticas ni opiniones divergentes y se niegan al debate; con métodos dictatoriales no se combate a una dictadura. Recuerden lo que dijo el más grande de todos los cubanos: "La patria es ara, no pedestal", dediquémonos a servirla, no a servirnos de ella; dejen de construir carreras políticas manipulando el sentimiento del exilio.

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