Un cambio necesario y útil

Poster callejero de "Los cinco" desteñido por el sol y los largos años de campaña. (14ymedio)
Poster callejero de "Los cinco" desteñido por el sol y los largos años de campaña. (14ymedio)
Eliécer Ávila

19 de diciembre 2014 - 06:40

La Habana/El cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba era necesario y útil aunque no haya ocurrido con todas las garantías que muchos hubiéramos querido. El gabinete de Obama no actuó a la ligera, sino que hizo un riguroso análisis y llegó a las mismas conclusiones que hemos estado planteando muchos de los actores de la sociedad civil en Cuba y el pueblo en general, del que siempre formaremos parte.

La política de sanciones y aislamiento se convirtió en la divisa fundamental del discurso político del Gobierno cubano. Con esa divisa compró el apoyo del mundo y especialmente de una América Latina lastimada por enfoques equivocados de la vieja política norteamericana, como el propio Obama ha reconocido.

Estados Unidos ayudó a convertir a Cuba en un "ícono universal de lucha y resistencia a favor de los intereses del Sur". La inteligencia cubana aprovechó esta posición de manera magistral para centrar su política exterior en un emporio internacional de propaganda cuya efectividad es digna de estudiar por los expertos en la materia.

La Habana logró llevar los debates en todos los foros internacionales hacia su propio enfoque de víctima inocente de los intereses hegemónicos de la superpotencia vecina. "La pequeña isla que logra indicadores de salud y educación asombrosos y que enarbola la bandera de la solidaridad como principio" cautivó el corazón de millones de jóvenes y no tan jóvenes en todo el planeta.

El Ejecutivo cubano nunca se vio forzado a hablar de lo que pasaba dentro del país en cuestiones de derechos, participación y democracia

El Ejecutivo cubano nunca se vio forzado a hablar de lo que pasaba en realidad dentro del país en cuestiones de derechos, participación y democracia. El argumento del bloqueo también ha representado la columna vertebral de la propaganda interna. Un pueblo sin cultura política ni cívica, privado por tres generaciones del acceso a la información libre y sumido en una profunda crisis económica y de valores es el ambiente perfecto para la manipulación.

Algunos esgrimen el argumento de que este cambio traerá como resultado un flujo de recursos para el Gobierno cubano. Yo creo que esos recursos siempre llegaron de disímiles maneras, como son los casi 3.000 millones en remesas cada año. Estos recursos convertidos en inversiones y empresas hubieran tenido otro resultado.

No obstante, otras potencias emergentes y con valores muy distintos estarán siempre dispuestas a suplir los medios y recursos que el Gobierno cubano necesite para el control y la represión, ya que Cuba es una carta indispensable para la expansión de estas economías e intereses geopolíticos en el área.

No existe posición más cómoda para un régimen totalitario que el aislamiento. ¿O alguien cree que Corea del Norte está a un paso de lograr su libertad? La libertad no es el resultado de la decisión de un Gobierno, ni de una negociación, ni de la firma de un tratado o ley. La libertad es una condición mental, un estado de ánimo, una expectativa de vida, una convicción natural, un principio y una práctica cotidiana. Sin una transformación interna en el pensamiento, en la formación y en la cultura del cubano, no será posible jamás ver realizado el ejercicio de la libertad.

La libertad no es el resultado de la decisión de un Gobierno, ni de una negociación, ni de la firma de un tratado o ley

Con un pueblo dependiente, que subsiste gracias a lo que el régimen le da o de lo que roba en su trabajo, no puede crecer ni desarrollarse el sentimiento de independencia y de poder individual, premisa de toda acción liberadora. Por eso es de vital importancia el apoyo decidido al emprendimiento, a la creatividad y a la autogestión; el intercambio entre productores, profesionales, docentes, artistas, amas de casa, estudiantes, etcétera.

Una pequeña población no puede interactuar abiertamente con todo un mundo distinto sin sufrir cambios. Eso es absurdo. Comparto la idea de un nuevo enfoque que se centra en el pueblo y no en unos gobernantes que a sus casi 90 años y forrados en plata nadie los va a hacer cambiar.

El papel que desempeñarán los activistas de la sociedad civil y la oposición política en este nuevo escenario dependerá en gran medida de su capacidad de adaptarse a un nuevo contexto y evolucionar, buscando formas de autogestión y basando su supervivencia o éxito de los proyectos en función del apoyo que se logre entre los ciudadanos, dentro o fuera de Cuba.

Un juego político más abierto puede favorecer en gran medida a la sociedad civil. Si no se pone a perder tiempo llorando por lo que ya es una realidad y más bien "se pone las pilas" para insertarse y aprovechar en lo posible las ventajas que para su normal desempeño pueden surgir de estos nuevos aires de cambio.

Hoy tenemos el camino más despejado para centrarnos en los temas que nos interesa promover y desarrollar. La política de EE UU nunca favoreció moralmente a la sociedad civil ni a la oposición. El Gobierno logrará salirse con la suya solo si logra ubicar a las fuerzas vivas de la sociedad civil como empecinados obstaculizadores del progreso y el bienestar. Aprovechando el limitado criterio que tiene la mayoría de los cubanos sobre el significado de esas dos metas. Ese es un lujo que no le podemos permitir.

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