Canadá dice que Cuba es una dictadura pero le da ayuda financiera
A diferencia del trato que da Ottawa a otros regímenes autoritarios, las relaciones con La Habana continúan como siempre
Montreal/Funcionarios del Gobierno canadiense han reconocido en repetidas ocasiones que Cuba es una dictadura que viola los derechos humanos. En 2009, Peter Kent, entonces ministro de Asuntos Exteriores, declaró que Cuba es una "dictadura, no importa cómo se le dé la vuelta". En 2016, cuando le preguntaron si Fidel Castro era un dictador, el primer ministro Justin Trudeau respondió que sí.
Canadá ha formulado en repetidas ocasiones recomendaciones sobre derechos humanos al régimen cubano. En 2018, le recomendó que garantice "que toda persona detenida sea informada sin demora de los motivos de su detención, que tenga acceso a un abogado de su elección y que tenga una audiencia pública con plazos razonables en la que se presuma su inocencia". También le recomendó que eliminara inmediatamente el "acoso e intimidación de los activistas", incluido el "arresto preventivo y domiciliario de corta duración". Canadá no sólo reconoció que en Cuba los ciudadanos detenidos "se presumen culpables hasta que se demuestre su inocencia" y que "pueden ser retenidos hasta el juicio o detenidos sin cargos", sino también que "los motivos de la detención no siempre son claros, los cargos se presentan con grandes retrasos y los procesos de investigación y judiciales son largos".
Más recientemente, cuando el régimen cubano reprimió brutalmente las manifestaciones pacíficas del pueblo cubano del 11 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores, Marc Garneau, se reunió con su homólogo cubano para expresarle la "profunda preocupación de Canadá por la violenta represión de las manifestaciones en Cuba, en particular las medidas represivas contra manifestantes pacíficos, periodistas y activistas, así como las detenciones arbitrarias". El ministro argumentó que el pueblo cubano "quiere y merece plenamente sus derechos a la libertad de expresión y de reunión, y a la democracia". Con ello, Ottawa ha reconocido una vez más el carácter dictatorial del régimen cubano.
Aunque Canadá reconoce públicamente las violaciones sistemáticas de los derechos y libertades de los cubanos, estas violaciones no han afectado sus relaciones bilaterales con el régimen de La Habana
Estas acciones del Gobierno canadiense, al tiempo que reconocen las graves violaciones de los derechos humanos en Cuba, ponen de manifiesto la legitimidad de las demandas democráticas del pueblo cubano. Como demostró la explosión social del 11 de julio, que se saldó con cientos de detenciones, los cubanos quieren liberarse del yugo de la dictadura que ha sumido al país en la pobreza y la represión durante más de 60 años.
Sin embargo, aunque Canadá reconoce públicamente las violaciones sistemáticas de los derechos y libertades de los cubanos, estas violaciones no han afectado sus relaciones bilaterales con el régimen de La Habana. A diferencia del trato que da Canadá a otros regímenes autoritarios, las relaciones con Cuba continúan como siempre.
Ottawa no sólo proporciona ayuda financiera directa al régimen de La Habana (además de comerciar con la Isla por más de mil millones de dólares anuales), sino que ha alineado su programación de desarrollo internacional con ciertas prioridades "identificadas por el Gobierno cubano". Otros regímenes autoritarios no gozan del mismo trato. Por ejemplo, Canadá presta ayuda humanitaria a Corea del Norte a través de socios multilaterales, y no hace contribuciones financieras directas al Gobierno de Corea del Norte o a organizaciones norcoreanas. En agosto de 2018, Canadá suspendió su asistencia financiera bilateral directa al Gobierno de Nicaragua.
Los regímenes que violan sistemáticamente los derechos y libertades de los ciudadanos han sido sancionados de diversas maneras por el Gobierno canadiense. Por ejemplo, Canadá ha impuesto sanciones a los responsables de la crisis venezolana y ha reducido las relaciones diplomáticas con Venezuela "para acelerar la restauración pacífica de la democracia en el país". También se impusieron sanciones a miembros clave del Gobierno nicaragüense por "violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos".
Es importante señalar que Cuba no ha seguido las recomendaciones sobre derechos humanos que el Gobierno canadiense le ha formulado
Así, mientras Canadá suspende la ayuda financiera bilateral directa a determinados Estados que violan sistemáticamente los derechos humanos, y sanciona a miembros clave de esos Gobiernos y reduce las relaciones diplomáticas con ellos, Cuba sigue siendo una excepción. Si los derechos humanos son universales, Canadá no debería dar un trato diferenciado al régimen de La Habana.
Es importante señalar que Cuba no ha seguido las recomendaciones sobre derechos humanos que el Gobierno canadiense le ha formulado. En cambio, como señala el último informe de Amnistía Internacional, el Gobierno cubano sigue reprimiendo la disidencia "en todas sus formas, encarcelando a políticos, periodistas independientes y artistas". También sigue acosando e intimidando a escritores, miembros de la comunidad LGBTI y académicos.
La más reciente Resolución del Parlamento Europeo sobre los derechos humanos y la situación política, adoptada en junio de 2021, señala que desde la entrada en vigor del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, hace cuatro años, Cuba no sólo no ha hecho ningún progreso hacia los objetivos establecidos en el acuerdo para mejorar los derechos humanos y la situación económica de los cubanos, sino también que "el régimen cubano ha intensificado su represión y las violaciones de los derechos humanos y la situación ha seguido deteriorándose para toda la sociedad cubana, lo que ha provocado una nueva ola de resistencia y manifestaciones pacíficas de importantes sectores que las estructuras represivas del régimen han reprimido y aplastado brutalmente".
La política de "compromiso constructivo" del primer ministro Jean Chrétien con Cuba no condujo a la democratización ni a la mejora de la situación de los derechos humanos. El Gobierno actual, por su parte, no parece estar interesado en promover los derechos y libertades de los cubanos, al menos del mismo modo en que lo hace con otros pueblos. Es hora de que Ottawa se replantee su relación bilateral con el régimen de La Habana. Para ello, debe hallar un equilibrio entre la realpolitik que caracteriza su relación bilateral con Cuba y su compromiso de promover la democracia y los derechos humanos. Es el pueblo cubano, no el régimen autoritario de La Habana, quien necesita el apoyo de Canadá.
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