Cuba: Inteligencia Artificial contra Estupidez Natural
Muchas de estas tecnologías han sido desarrolladas para democratizar los procesos creativos, y esa palabra es para ellos la mayor de las amenazas
Madrid/El 19 de abril de 2023, un Parlamento rehén del Partido único ratificaba a Miguel Díaz-Canel como dictador designado. Su gestión durante el quinquenio anterior no había podido ser peor, pero el nonagenario Raúl Castro seguía mostrando su pulgar hacia arriba. ¿Por qué? Es cierto que era evidente la absoluta incompetencia de su pupilo, pero al menos él y los demás capos del castrismo seguían manteniendo sus privilegios intactos. Daba igual si el resto del país se caía a pedazos. Su cuadro probeta había demostrado estar dispuesto a repartir todos los palos necesarios para mantener a raya a la plebe. Y eso le bastaba. Además, mirando de reojo al resto de los diputados presentes, es probable que le susurrara a su confidente, el general Amadito Ricardo Guerra: con estos bueyes hay que arar… ¿Qué más da si le prestamos el garrote al asno durante cinco añitos más?
El re-designado subió al podio con su manojo de papelitos, leyó un discurso lleno de hipérboles e hizo las pausas marcadas en el guion para recibir los aplausos correspondientes. Y, para estar a tono con las tendencias recomendadas por sus asesores, decidió hablar también de la IA. Sus palabras resonaban desde una actitud completamente defensiva: “Estoy bastante seguro de que ninguna simulación de Inteligencia Artificial podría resumir la proeza del pueblo cubano en los últimos años. La resistencia creativa de la gente de este país, su resiliencia, supera los límites de cualquier simulación o predicción. No hay algoritmo capaz de reflejar todo lo que vivimos”.
“Estoy bastante seguro de que ninguna simulación de Inteligencia Artificial podría resumir la proeza del pueblo cubano en los últimos años"
Detrás de sus palabras se escondía algo muy interesante que se viralizaba en redes sociales. Varios cubanos habían comenzado a jugar y a experimentar con las nuevas aplicaciones, preguntando a ChatGPT sobre asuntos relacionados con la realidad de la Isla o generando imágenes de una posible Cuba sin dictadura. Los algoritmos eran contundentes. Con ellos en el poder, la vida era un absoluto desastre. Sin ellos, el país y su gente gozarían de un desarrollo y una prosperidad indiscutibles. Por eso Canel arremetía contra una Inteligencia Artificial que se negaba a reconocer o a aplaudir los supuestos logros que él mencionaba en su discurso.
Sin embargo, hace apenas unos días el inquilino de Palacio ha vuelto a tocar el asunto, aunque esta vez, pasando a la ofensiva. Decía el susodicho: “Hay que ponerle a la Inteligencia Artificial. Todo el mundo está hablando de eso, todo el mundo la está aplicando en los procesos”. Su audiencia lo miraba sin comprender si la orientación era robotizar a los dependientes de las bodegas o tapar los baches de las calles con algún filtro de Instagram. El director de teatro Mario Junquera publicaba en su muro de Facebook: “Yo diría SÍ para que la IA gobierne el país… mañana mismo”. Era obvio que hasta el ordenador más primitivo tomaría decisiones más coherentes que el “mete y saca” de la burocracia gobernante.
Cuba llega tarde a estos debates, como a casi todo lo demás. Y es entendible. En un país donde la bancarización no se ha podido llevar a cabo por culpa de la insuficiencia tecnológica, ¿qué se puede esperar de lo que experimenten con la IA? En un país donde el internet va más lento que una oruga y donde son más frecuentes los apagones que los alumbrones, ¿quién va a tener nervios, batería y datos suficientes para cacharrear con esos juguetes futuristas?
Lo cierto es que la Inteligencia Artificial ya no es una fantasía del futuro, sino una realidad del presente. Y la velocidad con la que evoluciona genera temor en unos y fascinación en otros. Algunos comparan el desarrollo de la Inteligencia Artificial con aquel meteorito que extinguió a los dinosaurios. Otros la celebran como la herramienta que ayudará a los humanos a dar un gran salto evolutivo como especie. ¿Qué pasará con la IA? O, mejor dicho, ¿qué ocurrirá con los humanos? ¿Nos hará más listos o más idiotas? ¿Nos robará el trabajo o nos regalará más tiempo para nosotros mismos? ¿Hemos abierto una caja de Pandora?
Lo cierto es que la Inteligencia Artificial ya no es una fantasía del futuro, sino una realidad del presente
Yo estoy en el bando de los entusiastas. Utilizar estas herramientas me ha permitido encontrar inspiración, realizar maquetas de proyectos en tiempo récord, así como generar y socializar contenidos con mayor rapidez y atractivo. Y su uso no le ha quitado el trabajo a nadie, al contrario. He recibido llamadas de otros colegas interesados en colaborar en nuevos proyectos, justamente gracias al resultado que vieron con ayuda de la IA.
En cuanto a Díaz-Canel y su arenga, poco que añadir. Muchas de estas tecnologías han sido desarrolladas para democratizar los procesos creativos, y esa palabra es para ellos la mayor de las amenazas. En todo caso, lo que desarrollen será para potenciar esa única área en la que sí son eficientes: la vigilancia, el control y la represión contra las masas.
Pero, una vez más, sería un disparo al pie. Con la torpeza que los caracteriza, lo que generen podría virarse contra ellos mismos en muy poco tiempo. Es imposible pretender dominar la Inteligencia Artificial, cuando se va sobrado de estupidez natural.