La cúpula del poder tiene motivo para preocuparse con los resultados del referendo

La Habana/El referendo sobre el Código de las Familias ha dado importantes señales que sobrepasan la cuestión de si el electorado aceptaba o no lo que se le proponía. La más notable es que cerca del 26% de los electores se abstuvo de acudir a la votación, lo que constituye una cifra récord desde que el régimen ha realizado algún ejercicio en las urnas.

La ley electoral dispone que el cómputo se realice sobre las boletas válidas, de manera que no se tiene en consideración la voluntad de los que se abstuvieron y de aquellos que anularon o dejaron en blanco la boleta. Es por eso que hasta la fecha se informa de una aprobación del 66,87% (la más baja registrada de todos los tiempos sobre una propuesta del Gobierno), pero que si se computara sobre el padrón electoral se reduciría a menos del 47% los que dieron su conformidad.

Si Miguel Díaz-Canel no hubiera dicho que los que votaran positivamente lo harían por la revolución y por el socialismo, no se podría afirmar que por primera vez existe una constancia legal de que los simpatizantes del proceso se encuentran en minoría.

Eso sin contar de que estamos hablando de un electorado al que se le ha suprimido la posibilidad de leer o escuchar sin sobresaltos la opinión de quienes piensen diferente. Por mucha inteligencia y por mucha cultura política que se le quiera atribuir a los que tienen derecho a votar en Cuba, su capacidad de elección carece de un factor fundamental: el conocimiento de los argumentos en contra.

La más notable es que cerca del 26% de los electores se abstuvo de acudir a la votación, lo que constituye una cifra récord desde que el régimen ha realizado algún ejercicio en las urnas

Si aún así la aprobación no llegó a superar ese 70% mínimo que anhelaban los sectores oficiales, es válido suponer que de haber existido una confrontación pública de argumentos, en igualdad de condiciones para unos y para otros, los resultados hubieran sido otros.

Como ya se ha dicho, los puntos más controvertidos (el matrimonio igualitario, la gestación solidaria, el cambio de concepto de la patria potestad por responsabilidad parental) fueron los que más sumaron o restaron votos en esta contienda y, desde luego, las posturas antigubernamentales que incidieron en la abstención y en los votos negativos como una forma de castigo político.

Fueron muchos los homofóbicos que marcaron el sí por disciplina militante, como muchos los miembros de la comunidad LGBT que optaron por el no, por simple rechazo al sistema. Ya se sabe cómo votaron los evangélicos y una buena parte de los católicos, que suman más que todos los miembros del Partido Comunista.

¿Hubo fraude? Técnicamente es difícil de llevar a la práctica porque se tiene que contar con un número elevado de cómplices confiables, pero quienes suponen que la parte gubernamental es capaz de cualquier cosa por carecer de ética se inclinan por sospechar de los resultados.

Habrá beneficiarios y habrá quienes se sientan afectados, pero sobre todo "allá arriba" hay muchos preocupados al percibir que ya los ciudadanos se cansaron de decir sí a todo lo que a ellos se le ocurra.

________________________

Colabora con nuestro trabajo:

El equipo de 14ymedio está comprometido con hacer un periodismo serio que refleje la realidad de la Cuba profunda. Gracias por acompañarnos en este largo camino. Te invitamos a que continúes apoyándonos, pero esta vez haciéndote miembro de nuestro diario. Juntos podemos seguir transformando el periodismo en Cuba.