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Una década por la libertad de prensa

A principios de marzo, el periodista oficial Leandro Pérez fue detenido en Cuba mientras fotografiaba un arresto. (Indomar Gómez/14ymedio)
Reinaldo Escobar

28 de enero 2016 - 09:23

La Habana/El periodismo es una profesión de alto riesgo. La muerte, las amenazas y el encarcelamiento están a la vuelta de la esquina para miles de reporteros a lo largo del mundo. En Cuba, como diría un insigne escritor, en las últimas cinco décadas "no han matado periodistas porque nos han matado al periodismo". Una organización defiende los derechos del gremio e intenta elevar la voz por los que han sido silenciados en los micrófonos y las rotativas nacionales.

Hace ya diez años, un grupo de periodistas independientes fundó la Asociación Pro Libertad de Prensa (APLP) con el propósito inicial de proteger la labor de los informadores y también para ejercer como agencia de prensa independiente. Pasado ese tiempo, sus miembros hacen balance sobre lo logrado y miran el largo camino que queda por recorrer.

El presidente de la APLP, José Antonio Fornaris, comenta a 14ymedio que en la actualidad la organización está enfocada "en conocer y denunciar los problemas que puedan tener los periodistas cubanos en el ejercicio de su profesión". Las dificultades más comunes van desde los arrestos, las confiscaciones del material de trabajo, hasta el poco acceso a la fuentes.

En Cuba, como diría un insigne escritor, en las últimas cinco décadas "no han matado periodistas porque nos han matado al periodismo"

Freedom House, con sede en Washington, consideró en un informe del pasado año que Cuba seguía siendo, tanto a nivel regional como mundial, uno de los países en los que hay más restricción de prensa. La entidad denunció que muchos periodistas cubanos continuaron siendo encarcelados y que la censura oficial es "generalizada". La Isla ocupa el último puesto de América Latina en cuanto a libertad de prensa.

La constitución cubana asegura que "se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista", pero la línea editorial de los medios nacionales está regida por el Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR), una entidad del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Muchos profesionales del gremio, tanto de la esfera independiente como entre los más cercanos al oficialismo, han presionado en los últimos años para lograr una ley de prensa. Una legislación que regule la actividad del periodista y, sobre todo, obligue a las instituciones a proveer información de interés nacional de manera pública y transparente.

Sin esa base legal, el trabajo del informador en Cuba se seguirá moviendo entre la autocensura y el peligro, como comprueba cada día la APLP, cuando asegura que trabajan para "tener en cada provincia observadores que estén al tanto de los problemas que presenten los profesionales de la información". Sin duda, estos activistas de la libertad de prensa tienen mucho trabajo en recopilar cada violación contra el gremio.

No basta entonces un grupo de reporteros, a la manera de la APLP, dispuesto a alzar la voz por el resto. "Lo ideal es que el que haya sido perjudicado se acerque a nosotros y denuncie su caso", asegura Fornaris, un primer paso para después hacer "las verificaciones correspondientes" y "brindar ayuda a la víctima", apunta.

En octubre pasado, durante la 71 asamblea general de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), se expuso un demoledor informe sobre Cuba, en el que se asegura que los derechos humanos y la libertad de expresión son violados "absoluta y sistemáticamente" con un Estado que acapara el "monopolio" de los medios.

Muchos profesionales del gremio han presionado para lograr una ley de prensa que regule la actividad del periodista y obligue a las instituciones a proveer información de interés nacional de manera pública y transparente

El pequeño equipo que conforma esta organización no gubernamental trata de optimizar al máximo su tiempo. Miriam Herrera es la encargada de la comisión de atención a los periodistas, mientras que Miguel Saludes, quien radica en Estados Unidos, hace las veces de representante en el exterior y, así, cada uno de los siete miembros de la directiva se ocupa de un área de trabajo.

En la APLP "no tenemos cargos vitalicios", aclara Fornaris. Lo dice con una sonrisa dolorosa en un país donde hace más de siete décadas no se realizan elecciones democráticas. Para la organización resulta muy importante romper con esa fatalidad y "este año renovar los mandatos". Su presidente lo ve claro: "No sería admisible que estuviéramos clamando por la democracia para Cuba y en nuestras filas tengamos una dinastía".

Su esperanza de una mañana de mayores libertades no lo hace ciego ante el presente. "Mientras la prensa no señale a quien tiene que señalar por sus culpas, no ha pasado nada", concluye Fornaris con determinación. No cree que "bajo las reglas de este sistema monopolizado por un partido único pueda esperarse un cambio sustancial".

Sin embargo, en lo que no tiene ninguna duda es en que "la prensa tiene que ser libre, no le cabe otro calificativo".

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