Edmundo García, otro fidelista entusiasta que se convierte en opositor

Miami/“Te espero en la Unpacu”, le dijo Jose Daniel Ferrer a Edmundo García en medio de un debate televisivo efectuado en los estudios de la cadena MEGA TV, en Miami, en un espacio conducido por la entonces periodista y ahora congresista Maria Elvira Salazar. La frase, en aquel contexto, era una invitación del primero al segundo a visitar la sede del grupo opositor, para demostrarle su existencia, algo que García negaba enfáticamente en el programa.

Han pasado diez años del evento y esa frase, vista en retrospectiva, podría ser interpretada no como un ofrecimiento sino una profecía.

Y es que hoy el ex conductor del programa de Televisión Cubana De la Gran Escena, antiguo defensor del régimen y fidelista entusiasta, ha pasado, según sus propias palabras, al campo de la oposición, y desde su plataforma en YouTube arremete un día sí y otro también, contra La Habana y sus gobernantes. 

No es un caso extraño, todo lo contrario. El sujeto de marras pasa así a engrosar una lista interminable de desencantados del castrismo, un grupo heterogéneo que incluye a objetores de conciencia y a otros que, como sospecho es su caso, desertaron cuando les pisaron el callo o fueron desechados después de ser utilizados.

Unos se fueron por la puerta de alante, otros por la de atrás. A esta altura no importa.

Si en algo ha sido eficiente el castrismo en todos estos años de desatino es en producir defenestrados y decepcionados.

“Mírense en mi espejo”, advertía Edmundo a los aún sirvientes de los jerarcas de la Isla, en una reciente entrevista en el canal de YouTube 23yFlagler, de Guennady Rodríguez.

La nuestra es una historia compleja donde se mezclan muchas veces oprimidos y victimarios

La nuestra es una historia compleja donde se mezclan muchas veces oprimidos y victimarios. “Víctimas puras las hay”, decía sabiamente Carlos Alberto Montaner, ”pero son muy pocas.” Quienes reprimieron en 1960 fueron luego reprimidos en 1961, agregaba, y así sucesivamente en todo este período de totalitarismo, que aún no culmina. Por eso, resumiendo las conclusiones del escritor cubano fallecido el año pasado, en nuestro proceso de reconciliación de cara a un futuro cívico en una Cuba plural, en democracia, debieran existir no sólo la justicia aplicada según el grado de responsabilidad de cada quien, sino ceremonias de perdón, donde el pueblo cubano se disculpe a sí mismo por el daño que se ha hecho. La parte que le corresponde, claro.

Edmundo García fue, justo es decirlo, al menos hasta donde conozco, solo un cómplice de opinión. Y digo esto porque en Miami hay ex integrantes directos del brazo represivo de la dictadura cubana. Algunos de ellos, incluso, reconvertidos —quiero pensar que de corazón—, en fervientes luchadores por la libertad y la democracia en Cuba.

Y si hay algo que es “continuidad” es el hecho de que las revoluciones, como Saturno, devoran a sus hijos, como ocurrió en la Francia de Robespierre, que también fue decapitado. Nadie en Cuba, fuera del cerrado círculo de la familia real y sus más cercanos afectos, está a salvo de la guillotina.

Así que, si algunos de los que hoy aplauden con fervor los discursos del poder desde las sillas del Comité Central o desde cualquier otro departamento de control y represión del Gobierno, leen estas líneas, tomen nota: mírense en el espejo de Edmundo. Salgan por la puerta de alante o la de atrás, no importa. Mañana será demasiado tarde. Los esperamos en la Unpacu.