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A la espera de un ganado bien ganado

Reses. (14ymedio)
Fernando Dámaso

31 de julio 2014 - 13:30

La Habana/Los Gobiernos de China y Cuba están de luna de miel. Los veintinueve acuerdos recién firmados dan prueba de ello y son tema obligatorio en la prensa oficial. Llama la atención el que se refiere al establecimiento de la Granja Demostrativa Agropecuaria Cuba-China entre los Ministerios de Agricultura y que se enfoca en impulsar el desarrollo ganadero.

Resulta irónico que este propósito se plantee cincuenta y seis años después que Cuba, con una ganadería desarrollada, ocupara el cuarto lugar mundial en cantidad de ganado vacuno con un 0,9 por habitante. En aquel entonces sólo éramos superados por Uruguay con un 3,01, Argentina 2,39 y Brasil 1,01, mientras China no aparecía siquiera entre los 36 países relacionados en aquella lista.

A mediados del siglo pasado, en nuestro país se sacrificaban anualmente 900.000 reses para el consumo de la población, llegando esta a todos los estratos sociales. La carne se vendía a treinta y cinco centavos la libra de primera y a veintisiete la libra de segunda, siendo el valor del peso cubano equivalente al del dólar en ese momento. De ahí lo ilustrativo de que se muestre ahora la creación de una Granja Demostrativa como centro para generalizar sus experiencias a todo el país.

Sería bueno preguntar a nuestras autoridades, qué hicieron con las ricas experiencias acumuladas durante años por los ganaderos cubanos en la cría exitosa y desarrollo del ganado —Cebú, Holstein, Santa Gertrudis, Suiza Parda o Brown Swiss, Charollaise, Jersey, Short Horns, Criollo y hasta Guernsey— en magníficas haciendas a lo largo de toda la Isla. Basta decir que en 1958 existían 89.934 fincas ganaderas en todo el país, con un total de seis millones de cabezas de ganado vacuno para una población de un poco más de seis millones de habitantes.

Desgraciadamente toda esta experiencia se desechó y la riqueza acumulada se destruyó, con la introducción festinada de experimentos absurdos. En ese momento se dijo que era para "el mejoramiento de la masa ganadera y su incremento acelerado", pero aquellos proyectos fueron dirigidos y ejecutados por personas que no sabían absolutamente nada de ganadería. Los híbridos genéticos F1, F2 y demás, que debían producir más carne y leche que las razas existentes, fueron un rotundo fracaso. De toda aquella locura quedó para la posteridad el alucinante monumento a la vaca Ubre Blanca, que según datos oficiales producía cada día cien litros de leche, hasta que murió prematuramente, tal vez por la excesiva explotación a que fue sometida con fines propagandísticos.

Para sacrificar una res se necesita un permiso de las autoridades y el propietario del ganado puede ser sancionado con años de prisión si incumple esta norma

Como resultado de aquellos experimentos se redujo la masa ganadera hasta cifras ridículas, se perdió la pureza de las razas, desaparecieron la carne y la leche y comenzó el imparable proceso de decrecimiento que llega hasta nuestros días, con no más de tres millones de cabezas de ganado para doce millones de habitantes.

Hoy, para sacrificar una res se necesita un permiso de las autoridades y el propietario del ganado puede ser sancionado con años de prisión si incumple esta norma. En las granjas estatales la mortalidad de las crías es elevada y el ganado adulto perece masivamente por falta de alimentación y malos manejos. La producción de leche es insuficiente y la cuota racionada va dirigida a niños menores de siete años de edad, pero no existe aseguramiento para después de esta edad.

Si alguien cree que con la Granja Demostrativa Cuba-China va a resolverse el problema de la ganadería, peca de exceso de optimismo. Posiblemente nuestros ganaderos, viejos y jóvenes, sepan más de esos menesteres en las condiciones de Cuba que los "hermanos" chinos que nos asesorarán. Al menos la historia así lo demuestra. A pesar de todos los descalabros sufridos, en nuestros campos, aún confluyen tradición y conocimientos, lo que falta es darle libertad a los ganaderos para desarrollar su iniciativa. De esa manera, sin tantas regulaciones y prohibiciones burocráticas, podrán dedicarse a criar ganado.

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