A la espera de respuestas
Raúl Castro no se ha dirigido directamente a la población para explicar qué ha ocurrido en territorio nacional contra esos estadounidenses
La Habana/En los últimos días los cubanos han tenido que digerir a toda velocidad la noticia de la reducción del personal de la embajada estadounidense en La Habana y la suspensión indefinida en la tramitación de visados para ese país. El deshielo diplomático anunciado en diciembre de 2014 por ambos Gobiernos atraviesa en estos momentos una glaciación que podría empeorar en los próximos días con nuevas medidas por parte de Washington.
Las decisiones tomadas por la Administración del presidente Donald Trump responden a los ataques acústicos que afectaron a 21 de sus diplomáticos, unos incidentes de los cuales la opinión pública solo conoce frases sueltas dichas por algunos funcionarios y la especulación que han generado otros datos filtrados a los medios de prensa. Los cubanos estamos a la espera de que la Plaza de la Revolución brinde respuestas claras y con responsabilidad sobre lo sucedido.
Hasta el momento, Raúl Castro no se ha dirigido directamente a la población para explicar qué ha ocurrido en territorio nacional contra esos estadounidenses. En un país donde los excesos de vigilancia lastran la libertad del ciudadano y se destinan cuantiosos recursos del presupuesto nacional a la Seguridad del Estado, es difícil creer que algo así haya sucedido sin conocimiento oficial.
Washington ha recordado a La Habana que, según la Convención de Viena, Cuba es responsable de la seguridad del personal diplomático y consular desplegado en su territorio.
En un país democrático los medios se habrían volcado en la búsqueda de los responsables de estos actos de extrema gravedad
Dada la gravedad de estos incidentes y sus repercusiones, que mantienen a miles de familias a ambos lados del Estrecho de Florida a la espera de que se reanuden los visados, urge una declaración detallada y pública de parte de las autoridades cubanas.
En un país democrático los medios se habrían volcado en la búsqueda de los responsables de estos actos de extrema gravedad. Aquí, ante el silencio del Gobierno, es inverosímil que la prensa oficial brinde respuestas veraces y contrastadas sobre lo ocurrido y ponga fin al misterio sobre el origen de esos ataques.
Llama la atención que hasta el momento los periódicos oficiales se hayan limitado a repetir las declaraciones oficiales del canciller Bruno Rodríguez y a ridiculizar los artículos aparecidos en la prensa extranjera sobre la saga de los ataques acústicos. A pesar del elevado número de ingenieros que se han graduado en la Isla en el último medio siglo, ninguno ha dado una opinión experta sobre esas agresiones sonoras.
Esta vez, el Gobierno cubano no podrá hacer que la noticia vaya apagándose con el tiempo como hizo con el buque Chong Chon Gan, que fue interceptado en Panamá en 2013 mientras transportaba un arsenal oculto desde Cuba hasta Corea del Norte, violando las restricciones impuestas por Naciones Unidas.
Los tiempos son otros y los cubanos esperamos respuestas.