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El éxodo se debe a la falta de libertad

Cruz Roja atiende a los cubanos que permanecen en la frontera desde el fin de semana pasado. (La Nación)
Pedro Campos

25 de noviembre 2015 - 09:54

La Habana/La actual crisis migratoria creada por la presencia de miles de cubanos en Centroamérica en tránsito hacia EE UU, pone de nuevo en la palestra internacional el tema de los derechos humanos en Cuba, especialmente los derechos civiles y políticos y de los derechos sociales y económicos de los cubanos.

El Gobierno del general Raúl Castro y parte de la prensa internacional destacan la idea de que se trata de un asunto legal, relacionado con la Ley de Ajuste Cubano. El Gobierno cubano lo liga también al sostenimiento del bloqueo-embargo, lo que analistas valoran como la intención de presionar al gobierno de EEUU para que elimine ambas legislaciones.

Sin embargo, no es posible ocultar que detrás del éxodo cubano hay un problema de fondo en Cuba: la insatisfacción de cientos de miles de cubanos con la situación económica y política de su país, la cual se mantiene esencialmente invariable por decisión del Gobierno que lleva más de medio siglo en el poder, en nombre de un socialismo que nunca ha existido.

No es que los cubanos estemos pasando hambre, porque realmente no hay un crisis generalizada de este tipo en Cuba. Aunque la alimentación de muchos es precaria, la apetencia fundamental que tenemos los cubanos es de derechos y libertades, de democracia, porque la "dictadura" ‒dizque del proletariado‒ establecida en Cuba y ejercida por la siempre misma dirección del Partido Comunista sigue insistiendo en su modelo político y económico de capitalismo monopolista de Estado: por naturaleza antidemocrático, excluyente y retrógrado.

A pesar de su discurso público de apertura, en realidad la actividad económica fuera del Estado está constantemente limitada por leyes, regulaciones y disposiciones a todos los niveles y por altos impuestos directos e indirectos. El trabajo autónomo o por cuenta propia, sigue restringido a un grupo de actividades y no lo pueden ejercer los profesionales de la medicina o la justicia, por ejemplo. Para establecer una cooperativa hay que tener permiso del Consejo de Estado.

Cualquier intento de taponar el éxodo cubano podría llevarnos a crisis como la de los balseros si en Cuba no se producen cambios democráticos que aflojen las tensiones internas

Pero sobre todo, los monopolios estatales de comercio interno y externo y las limitaciones en el acceso a las redes internacionales de comunicaciones, obstaculizan toda actividad económica no estatal.

Sin embargo lo que más agobia a los cubanos, además de los problemas cotidianos de vivienda, transporte o alimentación de baja calidad, es la filosofía represiva del estado que impide la libertad de expresión, de asociación y de elección, que obstruye cualquier alternancia democrática en el poder de fuerzas y figuras diferentes al clan gubernamental que pudieran dar otro enfoque a las políticas y sacar al país del estancamiento general en que se encuentra.

Se trata en definitiva de una violación masiva y flagrante de los derechos civiles y políticos y de los derechos económicos y sociales del pueblo cubano, por un Gobierno que lleva más de medio siglo en el poder, con medios y mecanismos para tratar de garantizar su indefinida existencia. Y esa es la verdadera causa del éxodo y de la crisis actual.

Es cierto que los problemas internos de los cubanos debemos resolverlos nosotros mismos, pero cuando estos problemas afectan a otras naciones es lógico que las mismas tomen cartas en el asunto y traten de influir en los acontecimientos a través de los medios internacionales establecidos por las instituciones multilaterales reconocidas por los Estados.

La comunidad Centroamericana se ha reunido para discutir la crisis, pero debería ir más allá de los problemas legales y fronterizos que implica y valorarlos en toda su integralidad. El sistema Interamericano debería también tomar cartas en el asunto y la propia ONU debería implicarse en el tema, porque mientras no se resuelvan esos problemas internos en Cuba, el sistema impuesto por este "eterno Gobierno" va a seguir generando tensiones regionales migratorias, sea en Centroamérica, en Sudamérica o en el Estrecho de Florida.

Algunos consideran que la crisis migratoria actual provocada por la presencia de miles de cubanos en Centroamérica es una versión por tierra de la crisis de los balseros de 1994. Cualquier intento de taponar el éxodo cubano a través del continente podría llevarnos a una situación como aquella, si en Cuba no se producen cambios democráticos que aflojen las tensiones internas.

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