Esa farsa electoral
El autor dedica sus décimas de esta semana a las elecciones municipales de este noviembre
Nueva Jersey/Te explico las elecciones
Primero: no hay qué elegir.
Es literal: no hay opciones.
La pandilla de matones
otra vez se ha postulado
para imponer su legado
de miseria y represión,
no es más que un terror de Estado.
—con un único partido
que vive comprometido
con implementar el mal
y aplaudir al General
que manda en la dinastía
que manda a la policía
a matar y a reprimir—
no te permite elegir
ni ejercer tu autonomía.
"Elegir" implica opciones,
y en Cuba no se ha elegido,
pues un único partido
—con sus huestes de matones—
controla las "elecciones"
Recuerda: elegir no es eso
de ir a votar con mordaza,
pendiente de la amenaza,
con temor a caer preso.
¿Qué entiende por "elecciones"
que se empeña en controlar
todas las circunscripciones,
con sus huestes de matones
y con tan sólo un partido
con saña, sin ton ni son?
¿Qué es esa Revolución?
Esa farsa electoral
pide la continuidad
de la inquina y la maldad
que promulga el General
y esa cúpula brutal
de la junta militar
siempre dispuesta a matar,
y que no para de hundir
"¿Elecciones, para qué?",
nos gritó aquel dictador,
el que inventó el Comité,
el asesino del Che
(que también fue otro asesino).
La respuesta, so cretino,
la puedes imaginar.
Cuba sueña con votar
para elegir su destino.
No votes en esa farsa.
No bailes en la comparsa
del chivato y del trompeta.
Que el castrismo no te meta
en su engaño cotidiano.
Un día, el pueblo cubano,
en una Cuba futura,
ya libre de dictadura,
será, por fin, soberano.
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Compatriotas que me leen: además de las siete décimas de rigor, aquí les dejo un son para que lo canten en fiestas de quince, bodas, matutinos escolares, reuniones del sindicato, bonches clandestinos, llamadas intercontinentales, cenas en familia y demás variaciones de la cosa cubana.
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