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Francisco y Kiril en Cuba, un encuentro trascendental

Los líderes actuales de las iglesias católica y ortodoxa, Francisco y Kiril, se encuentran en Cuba. (14ymedio)
Mario J. Penton

11 de febrero 2016 - 20:01

Miami/El papa Francisco no da puntada sin dedal. Su porte humilde y los gestos hacia la comunión con otras Iglesias cristianas van dando fruto. El encuentro, este viernes, del pontífice con el patriarca de Moscú y de toda Rusia es un hecho de singular trascendencia histórica. Nunca antes los representantes de las mayores Iglesias cristianas, que en total suman más de 1.400 millones de fieles, se han dado la mano.

El encuentro venía planificándose desde los tiempos de Juan Pablo II y no se había podido concretar por la negativa del patriarcado de Moscú a que el papa polaco visitara Rusia. El principal obstáculo es la labor evangelizadora de la Iglesia católica, que la ortodoxa consideraba como "proselitista" al ser realizada en territorios bajo su jurisdicción (en Ucrania, los ortodoxos son mayoría y en general prorusos mientras los católicos de rito oriental, los uniatas, miran más a Europa). La devolución de la icónica imagen de la virgen de Kazán, santa protectora del pueblo ruso salvaguardada en Roma tras la persecución religiosa que trajo consigo la revolución de 1917 fue el primer paso del acercamiento entre ambas iglesias.

El encuentro venía planificándose desde los tiempos de Juan Pablo II y no se había podido concretar por la negativa del patriarcado de Moscú a que el papa polaco visitara Rusia

La Iglesia ortodoxa rusa es la mayor de las iglesias orientales del mundo. Rusia se cristianizó con el bautismo de Vladimiro I, en el año 988. Para ese entonces el imperio bizantino que sobrevivió a la caída del imperio romano, ocupaba la parte oriental del Mediterráneo y desde Bizancio se extendía la influencia cristiana "ortodoxa" a las zonas eslavas. Con la toma de Constantinopla por los turcos Moscú quedó como legataria de la tradición oriental y los zares rusos se vieron a sí mismos como custodios de dicha fe. De esos años data la cercanía de dicha Iglesia con las instituciones gubernamentales, una nota distintiva de la fe oriental.

Después de la revolución rusa, la Iglesia ortodoxa fue duramente reprimida. Más del 85% de su clero y religiosos fueron confinados a los gulags estalinistas. El Estado decomisó los templos y destruyó las reliquias. El ateísmo militante del Partido Comunista educaba a las nuevas generaciones en la visión de que la fe era parte del oscurantismo medieval. Este tiempo de martirio para la Iglesia rusa terminó en 1988 cuando Mijaíl Gorbachov con la política de perestroika decidió cesar la persecución.

Hoy el patriarcado de Moscú es el mayor dentro de los patriarcados ortodoxos. Junto con otros 14 patriarcas y primados ortodoxos de otras Iglesias del oriente se diferencian de la Iglesia católica romana en que no reconocen al papa como autoridad suprema, sino que son Iglesias autocéfalas.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi consideró que debido a su ubicación geográfica Cuba era ideal para el encuentro entre ambas "santidades", porque está "fuera de Europa", que es donde más enfrentamientos han tenido dichas Iglesias. Ilarión, metropolita de Moscú cree que aunque las diferencias entre ambas confesiones subsistan, "se han dejado de lado" fundamentalmente por la precaria situación de los cristianos en Medio Oriente y el norte de África. Para el religioso, "en la situación trágica actual hay que dejar de lado las diferencias internas y unir fuerzas para salvar a los cristianos en las regiones donde son perseguidos cruelmente", lo que concuerda con el llamado "ecumenismo de la sangre" al que tantas veces se ha referido Francisco.

Cuando Kiril y Franciso se saluden, los años de enemistad y odios se trocarán en camino de fraternidad. Esperemos que el general presidente tome nota y aplique la experiencia con su propio pueblo

En su pasado viaje, el papa afirmó: "Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos (...) Su vocación natural es ser punto de encuentro" Ahora honra su aseveración escogiendo a la Isla para el histórico evento. Si a esto se suman las negociaciones de paz del Gobierno colombiano con la guerrilla y el proceso de deshielo con Washington, podríamos decir que pocas veces nuestro archipiélago ha estado tan en el centro de la atención mundial.

La historia ha querido que La Habana sea el nuevo símbolo del cruce de caminos entre Oriente y Occidente. Cuando Kiril y Francisco se saluden, los años de enemistad y odios se trocarán en camino de fraternidad. Esperemos que el general presidente tome nota y aplique la experiencia con su propio pueblo.

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