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El hábito no hace al monje

Votación en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Pedro Campos

23 de abril 2016 - 13:15

La Habana/El general de Ejército Raúl Castro, recién reelecto primer secretario del PCC, en el discurso de clausura del VII Congreso habló de seguir adelante con nuestro socialismo democrático, próspero y sustentable. Resulta que el calificativo democrático, acaba de ser añadido al socialismo que se impulsa oficialmente en Cuba.

La dirección del primer Partido Comunista se dejó tomar el nombre, usado después para convertir el país en un desastre, hasta reconocer un día que "nadie sabía cómo hacer el socialismo". Tiene la dirección del PCC el derecho a nombrar como lo estime la sociedad que se propone. Pero quienes venimos defendiendo en Cuba un socialismo democrático también tenemos el derecho de dejar bien claro que tal denominación nada ha tenido que ver con la práctica del socialismo desde el PCC.

Todo lo que se hace desde la dirección del PCC solo tiende a tratar de reforzar el capitalismo monopolista de Estado con ingredientes del populismo paternalista que siempre ha caracterizado lo intentado en Cuba desde 1959.

En su discurso, el general fue preciso: un solo partido, el comunista, sustentado en la ideología marxista leninista, la que, en todo caso, se basa en el centralismo democrático (promovido por Lenin para aplastar la disidencia creciente dentro del partido bolchevique) y no en la democracia.

Si el Partido decidiera hacer honor al calificativo democrático para su socialismo, debería asumir los presupuestos mínimos del socialismo democrático

También planteó que se mantendrá el artículo 5to en la Constitución sobre el papel dirigente del Partido Comunista en la sociedad y se continuará con la centralización de las decisiones y la propiedad estatal como eje fundamental de la economía. Como se fabrican solo los pozos: todo de arriba para abajo.

La elección del primer y segundo secretarios y del Buró Político no fue realizada por el Pleno del Congreso ni directamente por los militantes, sino por los miembros del Comité Central. Se estableció el límite de 60 años de edad para los nuevos ingresos en el CC. De un plumazo se eliminó la posibilidad de que la generación que combatió en Girón, que alfabetizó y que se echó sobre sus hombros los años más duros de la Revolución forme parte del CC, y el límite se aplicó arbitrariamente a los nuevos ingresos, pero no a los que tienen más de 70 y 80 años y siguen en la dirección del PCC desde hace más de cinco décadas.

Al cooperativismo y al trabajo por cuenta propia de tipo autogestionario se les sigue considerando despreciativamente como formas "no estatales" secundarias y las formas propiamente autogestionarias de gestión de los trabajadores en las empresas estatales ni se mencionan.

¿Cómo puede haber socialismo democrático cuando los medios de producción están controlados por la burocracia y se mantiene el trabajo asalariado que tipifica la forma de explotación capitalista, sin democratización de la política y sin socialización de la economía?

Si el Partido Comunista decidiera hacer honor al calificativo democrático para su socialismo, debería asumir los presupuestos mínimos del socialismo democrático: democratización de la política, socialización de la propiedad y la apropiación en la economía y permitir la libre expresión y el activismo político de nuestros grupos y de todos los demócratas.

Ojalá Raúl Castro y su Partido sean consecuentes con ese nuevo adjetivo y no ocurra como con el vocablo socialismo, que convirtieron en palabra indeseable para muchos

Pero no somos excluyentes ni sectarios. Ojalá Raúl Castro y su Partido sean consecuentes con ese nuevo adjetivo y no ocurra como con el vocablo socialismo, que convirtieron en palabra indeseable para muchos.

Si el Partido Comunista se abriera a los intereses de toda la nación cubana, impulsara una verdadera participación popular, amplia, horizontal, sin restricciones en las discusiones de los documentos del VII Congreso y sobre una nueva constitución democrática, en cabildos abiertos, sin pre-condicionamientos; si como parte de ese proceso asumiera la defensa integral de todos los derechos humanos de todos los cubanos; si impidiera la represión contra los opositores pacíficos y el pensamiento diferente y liberara a todos los presos de conciencia; si respaldara la libertad de expresión, asociación y elección; si aceptara el desarrollo libre de las diversas formas de producción y propiedad, si se dispusiera a dar participación en la propiedad, la gestión y la ganancia a los trabajadores en las empresas estatales, si aceptara que los cubanos que residen fuera del país pudieran visitar su tierra con pasaportes de otras nacionalidades y, los que quieran, invertir; no seríamos los socialistas democráticos quienes les daríamos la espalda.

Si dan pasos en esa dirección, estoy seguro de que podrán contar con el apoyo de muchos socialistas democráticos y demócratas cubanos.

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