Es hora de dejar a Trump trabajar

  • No se engañen, la existencia de la república americana está en juego aquí
  • Entiendo que muchos amantes de la causa de la libertad de Cuba estén preocupados por el rumbo que lleva el presidente

El presidente de EE UU, Donald Trump, en una fotografía de archivo.
El presidente de EE UU, Donald Trump, en una fotografía de archivo. / EFE/Aaron Schwartz/Pool
Elpidio Nakamoto

16 de febrero 2025 - 18:01

Austin (Texas)/ Dedicado a la memoria de Aaron Swartz, hacker y activista del software libre

Un fantasma recorre el mundo… no se asusten, no es otra teoría genocida de algún comunista. No, de hecho no es una teoría en absoluto, sino un movimiento social orgánico, pragmático, de activismo ciudadano, que carece de ideologías excepto la del sentido común y el consenso. Un movimiento que se apoya en tecnologías avanzadas que los poderosos ni entienden ni saben como controlar (criptomonedas, encripción avanzada, Inteligencia Artificial, y colaboración mundial en programas de código de fuente abierta).

El pueblo estadounidense está dando una lección al mundo entero de cómo recuperar su república de las garras de la corrupción y revertir el derroche de recursos públicos perpetrado en conjunto por políticos, burócratas de carrera y ricachones que trafican influencias. El presidente Donald Trump es la persona que más está ayudando a derribar este andamiaje corrupto, pero el movimiento estaba aquí antes de Trump, existe aparte de Trump, y es mucho más grande que Trump. 

Es una alianza plural de muchas fuerzas sociales de Estados Unidos que nunca se habían organizado antes, ejemplos: madres y padres preocupados por la adoctrinación estrambótica que reciben sus hijos en las escuelas públicas; empresarios preocupados por no poder navegar las siempre crecientes regulaciones del Estado; bomberos y policías preocupados por la bajada de los estándares de reclutamiento para garantizar arbitrarias cuotas de diversidad e inclusividad; hackers y profesores de informática preocupados por la constante injerencia del Estado en la empresa privada buscando espiar en la información privada de los ciudadanos y controlar el flujo de información.

Otros ejemplos: abogados y jueces preocupados por la utilización del Departamento de Justicia de Estados Unidos para perseguir a los enemigos políticos de un partido; militares preocupados por la dependencia tecnológica cada vez mayor de productos fabricados en China; activistas de derechos humanos preocupados por la persecución estatal de los whistleblowers como Edward Snowden, Chelsea Manning, Julian Assange, y más recientemente casos de empleados críticos con empresas como Boeing y OpenAI, que se suicidan (o “son suicidados”) justo antes de aparecer en un juicio contra la empresa; y finalmente, ciudadanos de todo Estados Unidos preocupados por la integridad de sus elecciones, dado que algunos estados mantienen una extraña doble posición, donde por un lado se oponen a pedir identificación a quien se presenta a votar y, por el otro, permiten a millones de personas ingresar ilegalmente en su territorio. 

El presidente Donald Trump es la persona que más está ayudando a derribar este andamiaje corrupto, pero el movimiento estaba aquí antes de Trump

Notablemente, la coalición que lidera Trump incluye a muchas personalidades importantes que antes formaban parte del partido Demócrata, pero ejemplo Tulsi Gabbard y Robert Kennedy Jr, que huyen de la corrupción desenfrenada y el rampante abuso de poder del que hasta hace unos años era su partido político.

Permítanme compartir un ejemplo de cómo los burócratas abusan rutinariamente de las instituciones estatales para ejercer un poder desmedido y destruir la vida de personas normales, ya sea por ambición personal, para ajustar cuentas a enemigos políticos, o por prepotencia (porque pueden). Este ejemplo no es particularmente político, ni tiene nada que ver con Trump, ni con republicanos o demócratas; quiero simplemente ilustrar lo que pasa cuando la burocracia campa a sus anchas, sin control ciudadano, dentro de las instituciones de una república.

Les presento el caso de Aaron Swartz, que vivió desde 1986 hasta el 2013. Aaron era un talentoso hacker y activista cívico que creía en el libre flujo de información para beneficio de la humanidad. Entre otras cosas Aaron inventó el formato RSS que millones de sitios web usan. ¿Cómo terminó la vida de este extraordinario joven? Se suicidó después de meses de presión extrema por el sistema judicial norteamericano con fiscales federales pidiéndole 50 años de prisión y multas de 1 millón de dólares. ¿Su delito? Copiar artículos de revistas científicas de pago usando la suscripción del MIT para compartirlos en un sitio de activistas sin ganancia monetaria (básicamente por “pirateo” de artículos científicos). Para más detalles vea la página de Wikipedia de Aaron Swartz. 

Después de que Aaron se suicidara, la fiscal del distrito de Massachusetts, Carmen M. Ortiz, trató de justificar la presión extrema que su departamento puso sobre Aaron, argumentando que hizo todo correctamente en el caso de Aaron. La familia de Aaron respondió a las palabras de esa burócrata prepotente con una declaración pública que quiero compartir con ustedes: 

“La muerte de Aaron no es una simple tragedia personal. Es el producto de un sistema de justicia repleto de intimidación y abuso de poder. Las decisiones tomadas por los oficiales de Justicia y por el MIT contribuyeron directamente en la muerte de Aaron”.

¿Y dónde queda 14ymedio en todo esto? ¿Acaso no hay también en algunos de sus artículos cierto aire de medio tradicional cuando de noticias de Estados Unidos se trata?

Son personas como Aaron los que ejemplifican lo mejor del movimiento de raíz que está sacudiendo desde adentro la corrupción del sistema político estadounidense. Ya no hay izquierda o derecha en la política nacional. Solo hay políticos corruptos y burócratas tratando de mantener sus prebendas, contra gente valiente y especialmente jóvenes hackers que le están tirando abajo sus esquemas fraudulentos. Hay que usar técnicas nuevas para enfrentar a los poderosos que tienen a su disposición un ejército de abogados y regulaciones oscuras para enredarte con papeleo. Hoy por hoy tenemos nuevos Aarons trabajando con Elon Musk usando algoritmos de inteligencia artificial para tratar de hacer un mapa de los complejos esquemas de corrupción que han sido creados por políticos anteriores, de izquierda y derecha, abusando del dinero público. 

No se engañen, la existencia de la república americana está en juego aquí. El gasto sin control de las previas Administraciones con todo su fraude desmedido tiene que ser contenido de alguna manera y pronto, o los intereses de la deuda de Estados Unidos van a terminar siendo tan grandes que el país va a tener una inflación fuera de control al estilo de Venezuela. 

Frente a la política monetaria irresponsable de las Administraciones anteriores el pueblo quiere contraponer una barrera tecnológica: Bitcoin! Este es un tema para otro momento pero solo voy a decir que los políticos subestiman el número de votantes que se interesan en las criptomonedas. La gente no es tonta y sabe de donde sale la inflación y cómo Bitcoin les protege. El hecho de que el presidente Trump haya decidido aliar fuerzas con el movimiento liberatario y las criptomonedas es un testamento de la novedad y flexibilidad del movimiento. Pragmatismo y fé en la tecnología… ¿Puede haber algo más americano?

Pero, mientras todo esto pasa, ¿qué hacen reporteros, periodistas y demás “masajistas” de información? Se dedican a amonestar a los votantes estadounidenses que votaron por Trump. Les dicen que son racistas, misóginos, xenófobos; o bien que son ignorantes; y si el votante es de una minoría ¡peor! porque según muchos periodistas aquí, tu raza determina cómo tienes que votar. 

Pero los pobres periodistas andan últimamente muy confundidos de que no les escuchemos más, de que hagamos chistes y memes de sus palabras, y van luciendo más y más ridículos cada vez que abren la boca porque su papel de peones al servicio del poder salta a la vista. 

¿Y dónde queda 14ymedio en todo esto? ¿Acaso no hay también en algunos de sus artículos cierto aire de medio tradicional cuando de noticias de Estados Unidos se trata? Digamos que se nota cierta preferencia en la forma sutil de deslucir a unos y darle más brillo a otros. ¿Tal vez se nos derraman los gustos personales en la tinta y cerramos ojos y oídos a otras evidencias? O tal vez me equivoco. Permítanme continuar.

Eso no quiere decir que no haya programas útiles dentro de la sombrilla de Usaid, como los muy modestos fondos destinados a ayudar a los medios independientes cubanos

Esta crisis de los medios lleva años en apogeo. Múltiples encuestas muestran que cada año crece más y más el porcentaje de personas que ya no confían en la veracidad de los medios de noticias para informarse. En su lugar las personas buscan una relación más directa con un número reducido de creadores, influencers o podcasters, y que yo observo tienen las siguientes características: tienen reputación de seguir sus principios con determinación; respetan la inteligencia de sus oyentes, usan un formato largo donde se pueden tener conversaciones de sustancia, sin adoctrinar; y priorizan los intereses de sus oyentes por encima de las autoridades, no se prestan como herramientas de control o ingeniería social. 

El más famoso ejemplo de estos nuevos medios es Joe Rogan. Si usted quiere conectarse al pueblo estadounidense, vea un podcast de Joe Rogan. Sin ir más lejos, para entender por qué la gente votó por Donald Trump busque en YouTube Joe Rogan Experience #2269 donde Rogan conversa durante casi tres horas con Bret Weinstein. Claro, hay que entender inglés para seguir estas conversaciones, en Estados Unidos se habla inglés. No se puede entender al pueblo norteamericano en español. 

En todo caso, aparte de Joe Rogan, otros podcasts imprescindibles para tomarle el pulso al fenómeno que sacude la sociedad americana son: The All In Podcast (Emprendimiento), Lex Fridman (Tecnología y Sociedad), The Dark Horse Podcast (Ciencia y Sociedad), Meet Kevin (Inversiones), Shoe On Head (Sátira social), Louis Rossman (derecho a reparar tus equipos), Steve Letho (Leyes), Rob Braxman (Privacidad contra espionaje de estado), Mental Outlaw (Hacking), etc. Los dos últimos son un nicho especial, Hacking informático, ya sé que no es tema de interés para la mayoría de los lectores, pero tengo que mencionarlo porque, como dije antes, no se puede entender lo que sucede actualmente en Estados Unidos sin entender el alarmante nivel de espionaje de comunicaciones que llevan a cabo las agencias estatales de Estados Unidos, que como reveló Edward Snowden incluye sofisticadas técnicas de exfiltración de secretos privados vía puertas traseras plantadas en todos los sistemas comerciales, mecanismos de escucha en todas las redes de comunicaciones; y para colmo, en los últimos años algo todavía más directo y sin precedentes, la rama ejecutiva del Gobierno ordenando directamente a las compañías de redes sociales que filtren las opiniones que el Gobierno cree peligrosas con fact checkers. A los padres fundadores se les caería la cara de vergüenza.

Sin lugar a dudas la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha dado el puntillazo final a la reputación de los medios tradicionales de noticias y los han expuesto como lo que son: una herramienta de control de masas al servicio de los poderosos. Los votantes nos estamos dando cuenta que los medios de noticias no reportan hechos objetivos, solo inyectan "opiniones correctas". Están en el negocio de moldear la opinión pública y guiarla en la “dirección correcta”. Pero ¿quién decide cuál es la dirección correcta?

Los mecanismos de control de la información que han montado los políticos estadounidenses son de momento mucho más sutiles, menos visibles y agresivos que los primitivos y groseros mecanismos de control de información que usa un Gobierno criminal como el de Cuba, eso es cierto. Pero mientras más se destapa lo profundo que han llegado en ese esfuerzo de controlar el flujo de información, más queda en evidencia que la diferencia con el Gobierno de Cuba es cuantitativa, no cualitativa. La intención de los poderosos es la misma: ¡sabotear la capacidad del pueblo de organizarse!

Las recientes revelaciones de Doge (el recién creado departamento de eficiencia) de que Usaid estaba pagando cantidades significativas de dinero a publicaciones noticiosas, incluyendo la BBC, Reuters, Politico, CNBC, etc. deja en entredicho el concepto de independencia de la prensa y parece apuntar a que el Gobierno estaba comprando una cobertura favorable.

Eso no quiere decir que no haya programas útiles dentro de la sombrilla de Usaid, como los muy modestos fondos destinados a ayudar a los medios independientes cubanos. Imagino cuán difícil debe ser la vida de los periodistas independientes en Cuba, y 14ymedio tiene toda mi admiración. Pero dado que los políticos anteriores han creado tal maraña de corrupción dentro de Usaid que ya no es posible discernir qué es qué, como si se tratara de un tumor dentro del tejido de un órgano vital, hay que extirpar para que sobreviva el paciente. ¡Va a ser doloroso!

Los votantes nos estamos dando cuenta que los medios de noticias no reportan hechos objetivos, solo inyectan "opiniones correctas"

El final del libro de George Orwell Rebelión en la Granja es mi parte favorita. El libro termina con una cena entre los dictadores de la granja de animales, los cerdos (representando los dictadores comunistas), y los humanos dueños de granjas vecinas (los políticos capitalistas). Mientras la cena transcurría algunos animales miraban desde la ventana relamiéndose (el pueblo). Al comenzar la cena los humanos le dicen a los cerdos que están impresionados de lo bien que funciona su sistema para controlar a los animales y que ellos deberían aprender de los cerdos. La conversación se anima, y llegando al final de la cena, los animales que miraban desde la ventana ya no podían discernir la diferencia entre cerdos y humanos.

Mientras escribo esto, hago pausas para mirar a mi hijo, nacido en Estados Unidos, con ventajas y libertades sin las que nací yo en Cuba. Me pregunto si dentro de 30 años tendrá mi hijo, en turno, que luchar contra otro Gobierno, tan desbocado y criminal como el cubano, pero mucho más poderoso, para salvar esos mismos derechos y libertades. 

Si la república estadounidense continúa siendo maniatada por la siempre creciente burocracia ineficiente y corrupta, no tardará mucho en que personajes oscuros se pongan a la cabeza de la desenfrenada maquinaria de control de información y espionaje del Gobierno para terminar de liquidar los derechos constitucionales de sus ciudadanos. Las cosas que vimos en el film La vida de los otros son juegos de niños comparado con las capacidades actuales de procesar información. 

Entiendo que muchos amantes de la causa de la libertad de Cuba estén preocupados por el rumbo que lleva Trump. Pero ¡dejen al hombre trabajar! Especialmente los periodistas tienen la responsabilidad de volver a ser objetivos y balanceados y no cerrar los ojos a los grandes problemas que sufre el pueblo estadounidense. Es hora de dejar los prejuicios a un lado, y, Let president Trump cook!

Pero tengo esperanza, el pueblo estadounidense ha despertado. Se siente una energía especial en el aire aquí. Tal vez no sea un mito lo de la excepcionalidad americana después de todo. Hay muchos Aaron Swartz en este país.

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