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'Navalny', el documental contra Putin que podría ganar un Oscar

Aunque la historia ocurre en Rusia, está demasiado cerca de nuestra propia realidad

Fotograma del documental 'Navalny'. (Captura)
Yunior García Aguilera

08 de marzo 2023 - 20:16

Madrid/El próximo 12 de marzo se realizará la 95ª edición de la entrega de los premios de la Academia de Cine de Hollywood. Más de 7.000 académicos votarán por las mejores películas de 2022 y los galardonados recibirán, en el Dolby Theatre de Los Ángeles, la estatuilla más codiciada de la industria cinematográfica.

Entre las cinco películas nominadas a Mejor Documental, destaca un filme realizado por el joven director canadiense Daniel Roher. En un contexto marcado por la guerra contra Ucrania, esta película de 98 minutos nos acerca a la peor pesadilla de Putin dentro de su país: el líder de la oposición y activista anticorrupción, Alexéi Navalny.

El material fue estrenado en abril del año pasado y ya ha ganado el Premio del Público en el Festival de Sundance, así como el Bafta y el importantísimo lauro del Sindicato de Productores (PGA). La crítica ha aclamado la cinta como un documental de visionado obligatorio, conmovedor, potente, esencial, apasionante e inspirador.

Con un ritmo de thriller, nos adentramos en la vida del abogado de bienes raíces a quien Vladímir Putin intentó asesinar en 2020. Hoy Navalny se encuentra en una prisión de alta seguridad, condenado a nueve años de cárcel. A los cubanos, esta historia nos resulta tremendamente cercana, no solo por el apoyo incondicional que la dictadura le brinda al zarismo estalinista de Putin, sino por la represión en la isla contra cualquiera que muestre signos de liderazgo frente al régimen.

Navalny se fue antes de que lo echaran, frustrado por las luchas internas y por el aislamiento de su partido de la corriente mayoritaria de opinión

Ningún líder es perfecto, las acciones y declaraciones de Navalny no han estado exentas de polémicas. Hace más de 15 años su propio partido (Yábloko), de tendencia socioliberal, consideró su expulsión, alegando que abrazaba puntos de vista nacionalistas. Navalny se fue antes de que lo echaran, frustrado por las luchas internas y por el aislamiento de su partido de la corriente mayoritaria de opinión. También Amnistía Internacional, en 2021, buscó desmarcarse del opositor ruso debido a declaraciones suyas en el pasado que rozaban la apología del odio.

El propio Navalny argumenta en el documental que, en condiciones democráticas normales, él jamás se acercaría a determinadas ideologías o grupos. Sin embargo, en su contexto, se siente obligado a buscar todas las alianzas posibles. En su cuenta de Twitter convocaba a nacionalistas, liberales, izquierdistas, verdes, vegetarianos e incluso marcianos que estuvieran decididos a enfrentarse a Putin y al "partido de los estafadores y los ladrones".

Lo cierto es que Navalny ha sido el único opositor capaz de aglutinar a grandes masas, movilizarlas en las calles y atraer toda la atención internacional. Por eso es verosímil la hipótesis de que Putin fue quien ordenó personalmente su eliminación física. El líder opositor creía que ser conocido mundialmente disuadiría a su enemigo de intentar algo tan burdo como un asesinato, pero la vida le demostraría lo contrario.

El plato fuerte del documental es precisamente la investigación del propio Navalny, su familia y un periodista de datos para encontrar pistas que los lleven hasta los responsables directos de su envenenamiento.

El "infarto" del general Abrahantes o el "accidente de tránsito" de Oswaldo Payá son solo dos ejemplos de casos que aún siguen repletos de misterio

En 2020, mientras viajaba en avión desde Siberia hacia Moscú, Navalny cayó en coma y la aeronave tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia. El hospital donde ingresó fue blindado por agentes rusos y los médicos oficialistas negaron cualquier síntoma de envenenamiento. Pero Alemania ejerció presión y logró que Navalny viajara en un avión-ambulancia hacia Berlín, para garantizar su vida e investigar con rigor.

Los laboratorios alemanes determinaron la presencia en su cuerpo de novichok (palabra rusa que significa novato o recién llegado), un agente nervioso desarrollado en la antigua URSS, una de las armas químicas de cuarta generación más mortales e indetectables.

No sería la primera vez que Putin es sospechoso de envenenar a sus potenciales amenazas. En 2006 fue asesinado en Londres el ex espía ruso Alexander Litvinenko, quien había pedido asilo y colaboraba con el MI6. Dos agentes del FSB ruso fueron los responsables directos de envenenarlo, invitándolo a una taza de té. El Kremlin, por supuesto, lo negó todo, se rehusó a extraditar a los ejecutores del crimen y tachó las conclusiones de la investigación como parte del "humor británico".

En Cuba han imitado siempre el mismo comportamiento. El "infarto" del general Abrahantes o el "accidente de tránsito" de Oswaldo Payá son solo dos ejemplos de casos que aún siguen repletos de misterio.

No pretendo hacer spoilers sobre el documental. Corran a ver Navalny en HBO Max o en El Paquete y adéntrense en esta historia que, aunque ocurre en Rusia, está demasiado cerca de nuestra propia realidad.

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