Un obituario alternativo
No pretendo hablar de los óbitos más famosos sino de aquellos que por una razón u otra no figurarán en esas listas
San Salvador/En las dos semanas que marcan la transición entre un año que termina y otro que comienza, suelen los medios de comunicación publicar sus obituarios, rindiendo homenaje a las celebridades que han fallecido en los últimos 365 días. Deseo hacer mi aporte a esta tradición periodística pero de una manera “alternativa”, pues no pretendo hablar de los óbitos más famosos sino de aquellos que por una razón u otra no figurarán en esas listas.
Diré que no es fácil este ejercicio. ¡Cuánto me gustaría referirme hoy a ciertos personajes de merecida notoriedad! Me encantaría reseñar, por ejemplo, a Donald Sutherland (fallecido el 20 de junio), que ha sido, para mi gusto, uno de los más destacados actores canadienses de todos los tiempos. Paul Auster, el gran novelista neoyorquino, autor de esa joya que es La música del azar, murió el 30 de abril. Silvia Pinal, la diva del cine de oro mexicano e inolvidable Viridiana de Buñuel, nos dejó el 28 de noviembre. Richard Morton Sherman, que junto a su hermano Robert Bernard (1925-2012) compuso algunas de las más entrañables canciones del mundo clásico de Disney —el que valía la pena— falleció el 25 de mayo. Y James Earl Jones, la inconfundible voz de Darth Vader, el gran villano del cine de masas, murió el 9 de septiembre.
Paul Auster, el gran novelista neoyorquino, autor de esa joya que es La música del azar, murió el 30 de abril
Pero de todos ellos, estoy seguro, se dirá bastante en estas fechas. De quien creo que se hablará poco —si es que alguien lo recuerda— será de Kenneth Eugene Smith, que el 25 de enero se convirtió en el primer criminal ejecutado por medio de la mal llamada “hipoxia de nitrógeno”. Smith era candidato a la pena capital desde el año 1989, cuando fue hallado culpable de haber asesinado a puñaladas a una mujer de la cual su marido, el pastor protestante Charles Sennett, deseaba deshacerse. Una serie de apelaciones y nuevas sentencias alargaron el proceso hasta noviembre de 2022, fecha en que se trató de ejecutar a Smith, infructuosamente, por medio de inyección letal. Las fallas técnicas y humanas ligadas al caso constituyeron una verdadera tortura para el condenado, que por fin murió a través de un método secundario de pena que jamás había sido intentado, ni en Alabama ni en ninguna otra parte: la respiración de un gas inerte (sin propiedades tóxicas) que en la práctica reduce la concentración de oxígeno, del mismo modo en que accidentalmente mueren tantas personas por fugas de gas metano al interior de sus hogares.
La ejecución de Kenneth Smith permite abrir un debate más amplio sobre la dignidad humana, pues pareciera que la única opción posible para los criminales castigados con la pena capital es preguntarnos cuánto menor dolor físico les podemos causar al matarlos, olvidándonos del dolor psíquico y emocional que les hacemos padecer en virtud de errores inherentes a nuestros muy “civilizados” sistemas judiciales.
También dudo que los obituarios de 2024 resalten la memoria de Birulaba Rabha, la valiente activista india fallecida el 13 de mayo a los 70 años. Conocida por su incansable lucha contra las supersticiones que todavía hoy causan estragos en la India, Birulaba fue especialmente conocida por empujar la promulgación de una ley que protegiera a las mujeres de ser acusadas de “hechicería”. La red de abogados y sobrevivientes que fundó, en 2011, le permitió rescatar a decenas de féminas de esa inconcebible “caza de brujas” que aún subsiste en la sociedad estamental de su país. A pesar de mofas, persecuciones y hasta señalamientos de ser “cómplice” de arpías y nigrománticas, Birulaba logró hacerse escuchar y llegó a ser nominada al Nobel de la Paz. Un acertado reportaje en BBC News la llamó “la mujer que caza a los cazadores de brujas”.
Justo el primer día del año pasado ocurrió el deceso del nonagenario Peter Sexford Magubane, el fotógrafo que acompañó con sus imágenes la lucha del pueblo sudafricano contra el apartheid. Decidido a difundir el drama de sus compatriotas, Magubane se colaba en manifestaciones y trifulcas públicas para capturar los desmanes del racismo policial. En marzo de 1960 fue de los pocos fotógrafos, después del británico Ian Berry, que capturó escenas dantescas de la masacre de Sharpeville, evento que sensibilizó a la opinión pública planetaria sobre lo que ocurría en Sudáfrica. Golpeado, arrestado y encarcelado varias veces, Peter no solo sobrevivió al régimen sino que terminó siendo el fotógrafo personal del presidente Mandela.
Con escasos 28 años de edad, el 14 de mayo murió en un hospital de Tailandia la activista antimonárquica Netiporn Bung Sanesangkhom
Con escasos 28 años de edad, el 14 de mayo murió en un hospital de Tailandia la activista antimonárquica Netiporn Bung Sanesangkhom, cuya huelga de hambre de 65 días ocasionó daños irreversibles en su salud. Al igual que muchos otros jóvenes hastiados de la centenaria Ley de Lesa Majestad, la chica protestaba contra los excesos de un marco legal que prohíbe insultar o difamar al rey, la reina o los herederos al trono de Tailandia. Y dado que la legislación no especifica en qué consiste un “insulto” o una “difamación” contra los monarcas, Bung fue llevada a prisión por repartir una encuesta que preguntaba a la gente sobre las molestias de tráfico que causaban las extravagantes caravanas reales en las calles de Bangkok. La prematura muerte de Netiporn ha generado repudio global contra una de las leyes de lesa majestad más brutales del mundo moderno.
El 23 de enero fue ahorcado por la República Islámica de Irán el disidente de 23 años Mohammad Ghobadlou, acusado sin pruebas de haber atropellado a un policía durante las protestas civiles por la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la Policía, en 2022. El joven manifestante fue ejecutado sin contemplaciones a pesar del diagnóstico de bipolaridad que tenía desde la niñez, condición que debió tenerse en consideración para excluirlo, según el derecho internacional, de la pena capital. La arbitraria condena contra Ghobadlou ha supuesto un golpe a la ya mermada credibilidad de la teocracia de los ayatolás.
Los obituarios de 2024 se llenarán de elogios, merecidos o no, a las celebridades que nos dejaron. En estas líneas he querido destacar a personas que hicieron de sus vidas un elogio a la humanidad entera.