Los oblicuos escalones para ascender al poder en Cuba
Eligen al exespía Gerardo Hernández como miembro del Consejo de Estado
La Habana/La ascensión de Gerardo Hernández Nordelo a la posición de miembro del Consejo de Estado es una muestra de cómo están colocados en Cuba los peldaños para escalar al poder.
Lo anecdótico se resume en que este 17 de diciembre, seis años después de haber sido liberado de las cárceles estadounidenses, donde permaneció 16 años purgando dos cadenas perpetuas, se anunció que recibió el beneplácito del 100% de los diputados para llenar una plaza vacante en el Consejo de Estado. Y vaya casualidad, esa elección se produjo por la renuncia de Carlos Rafael Miranda Martínez, el cuadro que se desempeñaba como Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, cargo que ocupó Hernández el 5 de septiembre de este año 2020.
La Ley Electoral establece en su artículo 238 que para cubrir las vacantes de los miembros del Consejo de Estado "se actúa de conformidad con los procedimientos establecidos en esta Ley" y los procedimientos se describen con muchos detalles en la Sección Segunda de la mencionada ley, pero en ningún punto se aclara la obligatoriedad de que en esa nómina tengan que estar anotados los máximos responsables de la Federación de Mujeres Cubanas, la Central de Trabajadores de Cuba, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Unión de Jóvenes Comunistas o, como es el caso, el Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución.
La plataforma política impulsada por Gerardo Hernández Nordelo se reduce hoy a la idea de sembrar calabazas y piñas en los barrios. Nadie sabe cómo piensa en relación a abrir la economía o a permitir más derechos políticos
En su biografía oficial se anota que Hernández Nordelo cumplió misiones en la República Popular de Angola y en Estados Unidos, que ha sido condecorado con el título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Playa Girón y que es diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular desde abril de 2018. Curiosamente no se menciona que haya obtenido grados militares o pertenecido a la dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior ni que sea militante del Partido Comunista.
Se puede entender que estos últimos aspectos relevantes de su carrera hayan permanecido ocultos mientras sus abogados organizaban su defensa en EE UU, pero una vez que fue liberado en virtud de un "acuerdo humanitario", lo que entonces le hubiera perjudicado serviría ahora para justificar sus actuales méritos.
Si en el octavo Congreso lo eligieran como miembro del Comité Central, se tendría que desclasificar, al menos, la fecha de su ingreso en la organización y, si esto sucediera, atendiendo a que tendrá menos de 60 años en 2025, se convertiría en una amenaza para todos los que desde hoy estén soñando reemplazar a Miguel Díaz-Canel si este no llegara a tener un segundo mandato.
La plataforma política impulsada por Gerardo Hernández Nordelo se reduce hoy a la idea de sembrar calabazas y piñas en los barrios. Nadie sabe cómo piensa en relación a abrir la economía o a permitir más derechos políticos a los ciudadanos.
Lo que se sabe de él es que es un enemigo declarado de todo aquel que pretenda introducir cambios en Cuba. Se sabe, además, que está dispuesto a privar de la vida –fue condenado en EE UU por colaborar en el derribo de dos avionetas civiles– y asumir las consecuencias. Un posible Vladímir Putin, ex KGB, se asoma en la escalera.
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