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De visitas y peticiones

Una imagen del proyecto Loon de Google
Regina Coyula

07 de julio 2014 - 15:00

La Habana/La visita de los ejecutivos de Google y la petición a instituciones cubanas en change.org de Internet para todos a un precio asequible, han desatado un intercambio intenso en la blogósfera nacional. Y como el micromundo refleja el macromundo, estas opiniones encontradas permiten tener una idea, en primer lugar, de la posición de los blogueros respecto a la noticia y a la solicitud ya mencionadas, y por otro, permiten "aterrizar" (muy de moda el término) las posturas más allá de ambos temas.

En el debate abundan las suspicacias alrededor de la visita de los directivos de Google al más desconectado de los países del continente. No leí que se mencionara el proyecto de globos Loon para dotar al globo (terráqueo) de un acceso gratuito; que Cuba, al igual que muchas zonas en Asia y África, apenas cuente con una infraestructura de conexión. Tampoco vi curiosidad por la falta de noticias sobre los trabajos de implementación del cable de fibra óptica llegado de Venezuela hace años. A muchos no parece llamarles la atención que luego del despliegue informativo inicial, no haya aparecido ninguna noticia que esclarezca cuál es el cronograma para dotar de la ansiada velocidad a las instituciones científicas y educativas en primer lugar, y paulatinamente al resto de la sociedad, según algún plan que contemple hasta el último kilómetro y que duerma archivado en alguna oficina del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones,.

Los suspicaces del mundo virtual, sin embargo, no se preguntan por el silencio alrededor de la visita en los medios informativos oficiales. Algunos afirman que dicho silencio responde a una solicitud de los visitantes; otros hasta minimizan la importancia de la visita, como si la presencia en Cuba de los más altos cargos de una de las empresas más grandes del mundo (si no en tamaño, en impacto) fuera cosa de rutina.

Resulta lamentable que profesionales de la informática y/o de la información no conozcan los proyectos para proveer Internet gratuito; y es de suponer que no los conocen pues no aparecen mencionados donde sí se detienen en enumerar los servicios del gigante de Internet a los que no puede accederse desde Cuba por el bloqueo.

Resulta lamentable que profesionales de la informática y/o de la información no conozcan los proyectos para proveer Internet gratuito

La decisión de quedarse con la parte especulativa de la noticia, de no concederle buenas intenciones a un proyecto colosal que puede cambiar vidas (no me interesa que los de Google saquen réditos, el beneficio para los millones de desconectados será incalculable), esa decisión, decía, es libertad de opinión, aunque refleja un pensamiento paranoico que poco ha aprendido de la horizontalidad de los criterios en Internet.

Hermano de ese pensamiento es el que critica la iniciativa que puede encontrarse en change.org. Los críticos creen ver intenciones ocultas en el promotor, el uso de una plataforma "capitalista" para un reclamo doméstico en este país donde los optimistas del ahora sí abogan por más socialismo, la sintonía de la iniciativa con individuos (ciudadanos, y a mucha honra) con un pensamiento divergente, ergo manipulado y dirigido por aquellos que imponen el bloqueo y la amenaza imperialista.

Se ha llegado a hablar de los peligros que entraña dicha petición. Muy injusto viniendo de personas que evidentemente poseen una conexión a Internet estable y con una pálida idea de las ventajas que disfrutan sobre la mayoría; mayoría que, llegado el momento, tendrá que invertir tiempo y esfuerzo para familiarizarse con navegadores, sitios, correos, buscadores y el largo etcétera que permite optimizar la herramienta invaluable que es Internet, y que para no pocos, llegará tarde.

Qué puede haber de malo en que cualquiera promueva una iniciativa en change o avaaz. A muchos no les parece el lugar y el momento adecuados, pero no existen plataformas con dominios .cu para este tipo de peticiones. Un ciudadano con una buena idea se desgastaría tocando de puerta en puerta como un evangelizador, repartiendo volantes, hablando con desconocidos en el transporte público. ¿Se imaginan a ese ciudadano pidiendo una reunión en el centro de trabajo o estudio o en su lugar de residencia para lanzar su propuesta? Aparecerían los suspicaces del mundo real y nuestro ciudadano emprendedor tendría que dar un sinfín de explicaciones y demostrar que se le ocurrió a él solito. La reunión quedaría en espérate que esto es sin prisa y en pausa, que hay que consultar.

En este tema tan sensible y actual del derecho a Internet, no valen argumentos de guerra mediática. Busquen ejemplos. Hagan comparaciones. Saquen conclusiones.

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