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La debilidad, el miedo y la incapacidad corroen al Gobierno cubano

La silla vacía con el premio Oswaldo Payá "Libertad y Vida" que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro no pudo recoger. (Redes)
Pedro Campos

23 de febrero 2017 - 22:06

Miami/La reciente actuación "diplomática" del Gobierno cubano para tratar de evitar la presencia de personalidades extranjeras en un acto privado en La Habana, a fin de recibir un premio simbólico que lleva el nombre del fallecido opositor Oswaldo Payá, denota la debilidad, el miedo y la incapacidad que están caracterizando sus actuaciones desde la visita de Barack Obama a Cuba y la posterior muerte de Fidel Castro.

Según la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) aparecida en Granma, el plan (...) consistía en montar en La Habana una abierta y grave provocación contra el Gobierno cubano, generar inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y, a la vez, afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros Estados (...). Al espectáculo serían arrastrados el propio Almagro y algunos otros personajes derechistas (...) contó con la connivencia y apoyo de otras organizaciones con abultadas credenciales anticubanas, como el Centro Democracia y Comunidad y el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL); y el Instituto Interamericano para la Democracia, del terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner. Además, desde el año 2015 se conoce el vínculo que existe entre estos grupos y la Fundación Nacional para la Democracia de Estados Unidos (NED, por sus siglas en inglés), que recibe fondos del Gobierno de ese país para implementar sus programas subversivos contra Cuba".

La dictadura, dizque del proletariado, que impera en Cuba hace 57 años se ha inventado así una patraña "anticubana" (¿contra Cuba o contra ellos?), "imperialista", "contrarrevolucionaria" y de la "CIA" detrás de lo que pudo haber sido un pequeño y simple acto limitado que, en definitiva, permitieron realizar aunque sin la presencia de los invitados extranjeros y que, en todo caso, hubiera servido al Gobierno para mejorar su imagen de respeto a los derechos ciudadanos de los cubanos y mostrar algo de tolerancia.

Si fueran un poquito capaces hubieran podido "robarse el show", pero ya sabemos que en Cuba domina la 'contrainteligencia' en su sentido más amplio

Su respuesta a esta valoración la da la nota del MINREX: "Tal vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las apariencias", como si las apariencias no fueran muestras de las esencias. Es el desconocimiento de la relación dialéctica entre forma y contenido.

Pero en fin, ni un paso atrás. El Estado militar está en peligro por esta provocación, sin armas, sin masas, sin líderes de amplio apoyo. No se puede ceder terreno, ni un milímetro a la "contrarrevolución", como si no fueran precisamente los defensores del indefendible régimen los que impiden los cambios revolucionarios que nos llevarían a la Cuba próspera, democrática, libre de hegemonías autoritarias, con todos y para el bien de todos.

Son la debilidad, el miedo y la incapacidad los que llevaron al Gobierno a mostrar su carácter represivo tal cual y a desaprovechar la oportunidad de haber sido hospitalario con el secretario general de la Organización de Estados Americanos y haber conversado sobre las condiciones para eventuales vínculos con el organismo interamericano.

Si fueran un poquito capaces hubieran podido "robarse el show", pero ya sabemos que en Cuba domina la contrainteligencia en su sentido más amplio.

Las organizaciones y personas que prepararon el evento tienen una visión diferente a la del Gobierno sobre las formas en que deben conducirse la política y la economía en Cuba y, desde luego, se trataba de un momento oportuno para promover las posiciones de cambios que impulsó el líder del Movimiento Cristiano Liberación, Oswaldo Payá, fallecido en circunstancias que demandan aún explicaciones.

La actuación del Gobierno cubano favoreció lo que en definitiva pretendían demostrar los organizadores del evento: la ausencia de espacio en Cuba para el pensamiento diferente

¡Pero si algo así puede desestabilizar el régimen, bien debe andar el mismo!

Siendo eso lo que el Gobierno pretendía evitar, con su actuación terminó logrando despertar más interés de los cubanos y de la opinión internacional en el Proyecto Varela y en la forma en que murió Oswaldo Payá, quien pudiera no ser del agrado del Gobierno y de otros ciudadanos, pero quien vivió en la Isla, trabajaba allí y desde dentro promovió un cambio pacífico y democrático del sistema, con todos sus derechos como ciudadano cubano. Algo a respetar.

La actuación del Gobierno cubano, viciada de extremismo, maniqueísmo, intolerancia y sentido represivo, favoreció lo que en definitiva pretendían demostrar los organizadores del evento: la ausencia de espacio en Cuba para el pensamiento diferente, la existencia de un régimen tiránico que impide la libertad de expresión y asociación, y pretende seguir gobernando a base de cárceles, policías y segurosos represores.

La represión a la oposición, la disidencia socialista y el pensamiento diferente, las presiones contra los cuentapropistas, el estancamiento de las reformas propuestas por el propio Congreso del Partido Comunista de Cuba, los esfuerzos voluntaristas para tratar de controlar la amplia corrupción generada por el mismo sistema estatal asalariado, todo esto que viene haciendo la alta jerarquía burocrática está generando un caos que mina y hará reventar el sistema desde dentro por el desconocimiento de las leyes del desarrollo económico-social.

¡No saben donde están parados! No le echen después las culpas a otros.

Ese servicio contra el "socialismo" que nunca ha sido será quizás el mejor legado histórico que nos dejen estos 60 años de voluntarismo, populismo y autoritarismo de comunismo fidelista, que las fuerzas más retrógradas de la reacción internacional agradecerán eternamente a la "dirigencia cubana".

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