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El platanal de Bermúdez: desmontando el monólogo del dictador

Díaz-Canel todavía no sabe pronunciar correctamente la palabra "adversidades", pero exprimió su limitado vocabulario para intentar justificar el desastre de la Tarea Ordenamiento

Miguel Díaz-Canel en una granja de Cienfuegos donde se cultivan boniato, plátano, yuca, guayaba y malanga. (5deseptiembre)
Yunior García Aguilera

18 de octubre 2023 - 14:14

Madrid/El régimen ha intentado darle un lavado de cara a la deteriorada imagen de Díaz-Canel Bermúdez. Sin embargo, a pesar de todo el maquillaje untado con torpeza en el rostro del burócrata, y de toda la lejía verbal desparramada, la mancha sigue descaradamente a la vista y en expansión.

La Mesa Redonda presentó la entrevista como un "diálogo", aunque en realidad se trató de un aburridísimo monólogo. Arleen Rodríguez Derivet solo hizo de "pala", como en ciertos duetos humorísticos, donde uno da el pie, para que el otro remate el chiste. La Derivet, propagandista acomodada, invitada frecuente a las fiestas de la presidencia y compinche leal del designado, hizo el paripé de tocar temas incómodos, aunque evitando meter el dedo demasiado en la llaga, para no tentar al destino.

La dictadura más larga de América Latina se ha empeñado durante los últimos meses en amarrar bien su posición en el marco internacional

La dictadura más larga de América Latina se ha empeñado durante los últimos meses en amarrar bien su posición en el marco internacional. Echando mano de su larga experiencia en el truco o trato diplomático, aprovechando la inestabilidad global, la polarización y la depresión que sufren ciertas instituciones democráticas, el régimen ha logrado algunas pírricas victorias. Pero a nivel interno la situación se agrava. Al cubano promedio le da absolutamente igual lo que el régimen gane en la ONU, mientras su salario no le alcance para más de un cartón de huevos.

Arleen comenzó quejándose de la apretada agenda del funcionario, procurando que el público sintiese algo de lástima por el pobre hombre que "trabaja incansablemente". Pero su entrevistado no pudo ocultar esa barriga revolucionaria, ni esa piel exageradamente pálida, resultado de largas horas de oficina y de una exposición perenne al aire acondicionado.

El dictadorzuelo intentó quitarse el sambenito del infortunio. Para él, la mala suerte acompaña a la Revolución desde el fallido asalto al Moncada. De modo que su falta de ashé no es un sino personal, es un karma que acompaña al castrismo desde sus orígenes. Y puede que tenga razón "Malvino Fortuna", aunque a él le ha tocado intentar liderar un modelo obsoleto sin una gota de carisma ni aura legendaria. Le ha tocado una época donde les resulta imposible controlar todo el flujo de la información y ya no pueden ocultar, como antes, todo el descalabro de su mal gobierno. Su camarilla, además, es la copia de la copia, cada vez más mediocre e inepta, haciendo karaoke sobre un disco rayado. Le ha tocado, en definitiva, una generación de cubanos que ya no aguantan ni una mentira más. Por eso su mala suerte se hace más evidente, aunque el osogbo lleve más de seis décadas.

El programa fue un aguacero de excusas. Díaz-Canel todavía no sabe pronunciar correctamente la palabra "adversidades", pero exprimió su limitado vocabulario para intentar justificar el desastre de la Tarea Ordenamiento y el desmadre que ha provocado la bancarización. Tampoco logró evitar su típico cantinfleo, el lenguaje populista y demagógico, la retórica del "bloqueo" y las socorridas 243 medidas de Trump.

Es obvio que las mipymes no gustan en determinados círculos de la nomenclatura. Y a Díaz-Canel parece preocuparle la grieta interna que generan en sus propias filas, donde un sector que no ha logrado agarrar un trozo del pastel acusa de "neoliberalismo" la proliferación del sector privado. Invirtió diez largos minutos en defenderlas a capa y espada, dijo sentirse ofendido por las incomprensiones y acusó a sus críticos de estar mal informados. Incluso perdió un poco los estribos en su alegato, consciente de que esa grieta podría ser letal para la fingida "unidad revolucionaria".

Invirtió diez largos minutos en defenderlas a capa y espada, dijo sentirse ofendido por las incomprensiones y acusó a sus críticos de estar mal informados

Pero el minuto de oro fue cuando mencionó su visita a comunidades rurales donde no vio un platanal, ni una gallina, ni una vaca, ni un puerco. En las redes sociales ese ha sido el meme predilecto y el resumen de la fallida entrevista. La frase es el extracto de un modelo de Estado que insiste en gestionar y controlar cada mínimo espacio, pero culpa a la ciudadanía de sus propias ineficiencias.

Casi al final, Díaz-Canel se refirió a su encuentro a puertas cerradas con personalidades norteamericanas. Según sus palabras, fue "abrazado" después de justificar, al parecer, su orden de combate, los más de mil presos políticos y la brutal represión contra los manifestantes del 11J. Algunas de estas personalidades se comprometieron con luchar para que Estados Unidos comprenda los excesos de la dictadura y premie al régimen eliminando sanciones.

El cierre no pudo ser más cheo, con música melodramática y cámara lenta... en el platanal de Bermúdez.

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