El poder (im)popular del castrismo
Este domingo podemos demostrarles a ellos y al mundo, que ese sistema obsoleto y decadente no tiene nuestro apoyo
Madrid/El próximo domingo el régimen cubano celebrará unas "elecciones" donde 470 candidatos al Parlamento se "disputarán", nada más y nada menos que... 470 escaños. Cuando uno intenta explicar este proceso a cualquier ciudadano de un país democrático, su cerebro suele hacer cortocircuito. Pero así es el esquema, por absurdo y descarado que suene. El pueblo no elige absolutamente nada, simplemente ratifica una decisión que ya ha sido tomada previamente por el partido único.
Para llevar a cabo esta esotérica trampa, recurren al "voto unido". El propio Gobierno se encargará de gastar millones de recursos en propaganda para convencerlo a usted de que debe votar por todos, como si se tratara de un combo. Si en la URSS de Stalin las boletas presentaban a un solo candidato, pues en la Cuba de los hermanos Castro se ahorran papel. Basta con poner un batiburrillo de nombres en una papeleta y agregarle un círculo encima que los resuma a todos. Así, de paso, también se ahorran tinta.
El propio Fidel expresó en febrero de 1993 que el voto unido no era una cuestión técnica, sino una cuestión política, decía que era "la estrategia de los patriotas, de los revolucionarios". En realidad, era simplemente su estrategia para jugar a apostar, una vez cada cinco años, sin arriesgar absolutamente nada.
En realidad, era simplemente su estrategia para jugar a apostar, una vez cada cinco años, sin arriesgar absolutamente nada
Ningún candidato, obviamente, puede ser sospechoso de tener divergencias con el pensamiento oficial. Todos han pasado varios filtros para llegar hasta la lista definitiva y seguirán siendo vigilados con lupa, por si presentan alguna desviación ideológica en el camino. Se les dejarán pasar algunos comportamientos corruptos, claro está. Cuba es un país donde la corrupción se llama "lucha" y todo el mundo sabe "lo mala que está la cosa". Pero la Seguridad del Estado guardará en sus gavetas cualquier material que pueda comprometerlos, por si acaso hay que "tronarlos" ejemplarmente, como hicieron con Carlos Lage o Pérez Roque.
Cuando vivía en Cuba, estuve cerca de varios diputados, y la verdad es que la inmensa mayoría ni pintan, ni dan color. Se dedicarán a asistir a reuniones interminables, aprobarán unánimemente cualquier decisión que venga de arriba y disfrutarán de algunos privilegios que el cargo les ofrece.
Es por eso que sobran las campañas electorales por su parte. No hay necesidad de tener ni presentar proyecto alguno. Basta con una biografía mal impresa donde aparezca su foto, los matutinos en los que participó durante su infancia y las organizaciones de masa a las que pertenece. Casi nadie se detendrá a leer estas tonterías, que suelen ser idénticas. Es por eso, también, que las urnas son custodiadas por niños. A fin de cuentas, ¿qué podría salir mal?
Pero ya Cuba no es aquella que solía ir como autómata a votar los domingos, para "salir de eso". En los últimos procesos ha crecido estrepitosamente el número de abstenciones, boletas anuladas y en blanco. Díaz-Canel anda con la presión alta, de tribuna en tribuna, aprovechando cualquier cosa, aunque fuera una derrota en el béisbol 14 carreras contra 2, ¡qué importa! Él y sus jefazos (generales con más estrellas que principios) saben perfectamente que este 26 de marzo podría romperse el corojo: el rechazo a un modelo amañado, grotesco y antidemocrático.
En los últimos procesos ha crecido estrepitosamente el número de abstenciones, boletas anuladas y en blanco
Incluso viéndolo desde la óptica de los que simpatizan con la Revolución: ¡esta gestión ha sido, por mucho, la peor en décadas! No han cumplido ninguno de los proyectos que se trazaron (como aquel plan de 1,7 viviendas diarias), la inflación se eleva a ritmo de cuadrangular, el hambre acecha en cada rincón del país, la represión está más garantizada que el pan de la cuota, los apagones se ríen de las termoeléctricas, los jóvenes se marchan y la violencia se expande de manera alarmante.
Para colmo, las figuras visibles del sistema no podrían ser más grises ni antipáticas. Díaz-Canel y "la esposa que trabaja en su trabajo" (como él mismo la calificó) se han lucido en el arte del cantinfleo (con el perdón de Cantinflas). No estoy seguro si intentan emular con Maduro, pero sus torpezas están a punto de establecer un récord Guinness.
¿Qué nos toca hacer a los cubanos? Independientemente de la ideología de cada cual, nos toca ser honestos con nosotros mismos. Bastaría con mirar a nuestro alrededor y entender que la noche no puede ser eterna. Este domingo podemos demostrarles a ellos y al mundo, que ese sistema obsoleto y decadente no tiene nuestro apoyo. Podemos dejarlos solos en su circo, sin poder vanagloriarse de un poder... completamente impopular.
________________________
Colabora con nuestro trabajo:
El equipo de 14ymedio está comprometido con hacer un periodismo serio que refleje la realidad de la Cuba profunda. Gracias por acompañarnos en este largo camino. Te invitamos a que continúes apoyándonos, pero esta vez haciéndote miembro de nuestro diario. Juntos podemos seguir transformando el periodismo en Cuba.