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En Polonia, Solidaridad mostró que el comunismo no es eterno

La fundación de este sindicato es uno de los eventos más importantes de finales del siglo XX en Polonia y el mundo

El antiguo máximo mandatario polaco y Nobel de la Paz Lech Walesa flanqueado por el ex líder soviético Mijaíl Gorbachov y la canciller Angela Merkel en una imagen de archivo. (EFE/Rainer Jensen)
Timothy Snyder

03 de septiembre 2020 - 22:47

Varsovia/La fundación de Solidaridad es uno de los eventos más importantes de finales del siglo XX en Polonia y el mundo. Se convirtió en un instrumento que cambió la esencia del sistema leninista. Anteriormente, el Partido Comunista tenía el monopolio del poder. Esto cambió cuando apareció Solidaridad. Fue entonces cuando se formó una generación de activistas, que luego se sentaron a negociar en lo que se llamó la Mesa Redonda, y jugaron un papel clave en la Polonia democrática. Sin los Acuerdos de Agosto y Solidaridad resurgente, no se habrían dado las elecciones del 4 de junio de 1989.

El hecho de que el 31 de agosto de 1980 se legalizara la existencia de Solidaridad fue significativo por tres razones. Primero, fue una señal de que el comunismo no es eterno. Anteriormente, este sistema parecía insuperable, no había imaginación para proponer una alternativa al mismo. En segundo lugar, Solidaridad mostró que había nacido una nueva Polonia de posguerra. Que no solo hay un Estado comunista, sino también una sociedad polaca que no se identifica con él. En tercer lugar, Solidaridad demostró que en Polonia existía una sociedad civil real que discutía sus valores y direcciones de desarrollo. La solidaridad hizo posible tal discusión.

En Polonia, las sucesivas generaciones de activistas de la oposición aprendieron de los anteriores, los que protestaron antes

En Polonia, las sucesivas generaciones de activistas de la oposición aprendieron de los anteriores, los que protestaron antes. Estas experiencias en una situación en la que la cooperación y la creación de vínculos suaves son importantes, son un capital muy valioso. Las huelgas en sí mismas no son solo una protesta, también son una forma de construir un nuevo movimiento, crear nuevas estructuras. Esto fue lo más importante en agosto de 1980 en el astillero de Gdansk. Las huelgas no deben verse solo como una revuelta contra el régimen comunista. También fue un ejemplo de pensamiento a largo plazo, una construcción de tráfico.

La caída del comunismo es también una consecuencia de las políticas seguidas por Mijaíl Gorbachov. El líder soviético claramente no entendía hasta qué punto el imperio externo era una parte integral de todo el sistema.

Hoy, los rusos critican fuertemente a Gorbachov por las decisiones que tomó a finales de los años ochenta. Pero esta crítica es exagerada. Sí, cometió errores tácticos, pero su concepto político fue un experimento muy audaz. Presentó su esencia a Erich Honecker, el líder comunista de la RDA, a quien le dijo directamente que permitía que cada país del bloque socialista eligiera su propio camino de desarrollo. Fue un paso histórico muy importante.

1989 no habría sucedido sin el movimiento Solidaridad, pero también sin la solidaridad entre pueblos entendida clásicamente

Resultó ser un error táctico porque ya había activistas en Polonia listos para aprovechar de inmediato las oportunidades que se presentaban. Por otro lado, las autoridades comunistas, de acuerdo con las pautas de Gorbachov, tenían que negociar con alguien, y en Polonia tenían a alguien. Así comenzó el proceso que condujo al desmantelamiento del comunismo.

Los países de Europa Central hicieron un gran uso de las oportunidades que se les abrieron después de la caída del comunismo. Con una salvedad: en el curso de las transformaciones se perdió el legado del pensamiento político que nació en las décadas de 1970 y 1980. Desde 1989 se introdujeron los esquemas de acción más simples, reduciendo la política a cuestiones económicas. No se reflexionó sobre el libre mercado, creyendo que solucionaría todos los problemas. Pero no es así.

No se debe olvidar la política, también al introducir soluciones de libre mercado. Esto faltaba en los 90. Muy rápidamente, tanto Polonia como otros países de la región se olvidaron de la simple solidaridad. 1989 no habría sucedido sin el movimiento Solidaridad, pero también sin la solidaridad entre pueblos entendida clásicamente. Más tarde se dejó de lado. Su falta de pensamiento sobre los cambios de los 90 perdura en los países de toda la región hasta el día de hoy.

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Nota de la Redacción: El autor es historiador y su texto se publica simultáneamente en la revista mensual polaca Wszystko Co Najważniejsze.

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