Posibles implicaciones regionales de la crisis migratoria cubana en Centroamérica
La Habana/Los cubanos que deseaban abandonar el país en dirección de EE UU encontraron en la exención de visa de Ecuador la posibilidad de emprender viaje hacia aquel destino por distintas vías, pero fundamentalmente a continente traviesa, vía Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
Las recientes decisiones de Nicaragua de cerrar paso a algunos miles de cubanos que venían de Costa Rica y la de Ecuador de exigir visa a los nacionales de la Isla que entraban en su país han creado un conflicto migratorio en la región y han cerrado momentáneamente las puertas de los cubanos que deseaban ir hacia EE UU por esa vía.
¿Cuba, Nicaragua y Ecuador habrán tenido en cuenta las muchas implicaciones regionales de estas decisiones? Veamos algunas.
En Costa Rica, hay cientos de miles de nicaragüenses. En Centroamérica, tradicionalmente, las fronteras no son estrictas para cientos de miles de naturales de esa región que se mueven indistintamente en los márgenes fronterizos.
¿Está consciente Nicaragua de que está potenciando eventuales conflictos migratorios-fronterizos en una región que está viviendo una etapa pacífica entre vecinos, luego de decenios de violencia política? ¿Esta actitud tiene alguna relación con las intenciones nicaragüenses de crear un nuevo canal interoceánico en abierta contraposición al existente en Panamá? ¿Ha pensado cómo afectará la represión violenta de los cubanos el futuro de las relaciones entre ambos países?
¿Busca con esto Cuba la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, desviar la atención de su abigarrada situación interna o una complicación en las relaciones con EE UU?
¿Se ha percatado Ecuador de que su medida complica la vida a miles de cubanos que aspiraban a abandonar Cuba por esa vía, que se ha afectado el suministro de ropas, zapatos, bisuterías y otros productos para miles de cuentapropistas cubanos que viven de ese mercado, que también sufrirán las consecuencias muchos suministradores ecuatorianos? ¿Ha considerado Ecuador las afectaciones a las familias cubanas en ambos países? ¿Ha pensado Ecuador en el futuro de las relaciones entre ambos países al tomar esta medida?
¿Está el Gobierno de Cuba detrás de esas decisiones de Nicaragua y Ecuador, dos de sus aliados en el continente? ¿Están conscientes Nicaragua y Ecuador de lo que esto significa?
Y, por último, ¿Cuba, Nicaragua y Ecuador han tenido en cuenta todas las consecuencias regionales que se puedan derivar de esas acciones y situaciones, incluidas las complicaciones en el Estrecho de Florida, las relaciones entre Cuba y EE UU y otras posibles entre EE UU y esos dos países por coadyuvar a una eventual complicación en la frontera sur de EE UU, de presentarse una estampida de cubanos por mar hacia el norte, que sería considerada una amenaza a la seguridad nacional de EE UU?
¿Busca con esto Cuba la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, desviar la atención de su abigarrada situación interna o una complicación en las relaciones con EE UU que eche por tierra lo avanzado hasta ahora en esa materia, con todas sus consecuencias para la propia Isla y la política interna y externa de EE UU?
¿Existe una expresa intención de complicar las relaciones regionales en vísperas de las elecciones parlamentarias en Venezuela?
¿Existe una expresa intención de complicar las relaciones regionales en vísperas de las elecciones parlamentarias en Venezuela?
Los últimos acontecimientos apuntan a una solución parcial a la presencia actual de cubanos en Costa Rica, pero a una complicación del fenómeno migratorio cubano. A propósito de una reunión entre los Gobiernos de Cuba y EE UU, el primero declaró que EE UU estaba manipulando políticamente la Ley de Ajuste Cubano y EE UU reiteró que no cambiará su política migratoria hacia Cuba. La Habana criticó la ley norteamericana que facilita el otorgamiento de visas a médicos cubanos y Cuba acaba de suspender la libre salida de médicos del país, los que tendrán ahora que obtener un permiso del Ministro de Salud Pública.
Toda política exterior sensata tiene en cuenta no solo los intereses estrechos de grupos políticos en el poder, sino también los de la nación toda y los de los vecinos, sean aliados o no.