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Los presos políticos y el círculo de tiza

Cuba y la Noche

Los excarcelados seguirán bajo estricto control de los aparatos represivos y podrían volver a prisión en cualquier momento

En su alocución, la funcionaria y el propagandista demostraron la incoherencia de un régimen que ni siquiera sabe fingir ser un Estado de Derecho. / Televisión Cubana
Yunior García Aguilera

16 de enero 2025 - 12:44

Madrid/La palabra TODOS es una de las que más se repite en las cuentas de usuarios cubanos en redes sociales, en clara alusión a los presos políticos. Una sensación extraña sacude a los que hemos estado luchando por su liberación, especialmente desde las protestas del 11J. El régimen ha comenzado a excarcelar a algunos de los 553 que prometió al Vaticano, a cambio de su mediación para que Joe Biden sacara a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. El uso de los presos políticos como moneda de cambio ha sido una práctica habitual en los trueques de la dictadura con su enemigo predilecto.

¿Y por qué digo que se trata de una sensación extraña? En primer lugar, nadie con una pizca de humanidad podría no alegrarse de que medio millar de personas injustamente condenadas salgan del infierno de una cárcel en Cuba y puedan abrazar a sus familias y dormir en sus camas. Sobre todo, si nunca debieron ser condenados. Pero que salgan de sus celdas no significa que sean libres. El propio régimen se encargó de aclararlo a través de su vocero Humberto López y de Maricela Sosa, una de las vicepresidentas del Tribunal Supremo Popular. La funcionaria remarcó que se trata de un “beneficio de excarcelación anticipada”. Es decir, no estamos hablando de una amnistía ni de un indulto. Los excarcelados seguirán bajo estricto control de los aparatos represivos y podrían volver a prisión en cualquier momento, si así lo determinan los que desgobiernan el país.

Que salgan de sus celdas no significa que sean libres. El propio régimen se encargó de aclararlo a través de su vocero Humberto López

En su alocución, la funcionaria y el propagandista demostraron la incoherencia de un régimen que ni siquiera sabe fingir ser un Estado de Derecho. La señora Sosa sabe perfectamente que el papel de los tribunales en Cuba, cuando se trata de delitos políticos, se reduce al papeleo y el paripé. La decisión depende única y exclusivamente del César que dirige su pulgar hacia arriba o hacia abajo. Por otra parte, ¿en qué quedamos? ¿Es un gesto con el Papa, debido al Jubileo? ¿Cuál es el tamaño de tal gesto, si ellos mismos aseguran haber excarcelado a más de 10 mil en los últimos dos años? ¿Es que Díaz-Canel se convirtió de pronto al catolicismo y el Jubileo le provoca éxtasis? ¿Es el pago en especie de una deuda, por mediar con la Casa Blanca? ¿Será un beso de despedida al señor Biden? ¿O es algo que ya tocaba hacer, de acuerdo a la propia legislación vigente, desde hace muchísimo rato? El lodazal en el que se metieron Humberto y Maricela es digno de una pésima tragicomedia.

Obviamente más incertidumbres que opiniones sólidas. Habrá que esperar a saber los nombres de los 553 excarcelados. Habrá que esperar a ver qué hace la Administración de Trump con la exclusión de Cuba de la famosa lista. Y más que en Trump, las expectativas están puestas sobre Marco Rubio, que es quién seguramente conducirá las decisiones que se tomen con respecto a la Isla. Una de las pocas certezas que me acompañan es percatarme, una vez más, de cómo la sociedad civil cubana está completamente fuera del juego.  

Hay varios motivos para que las decisiones que nos afectan se tomen siempre a espaldas nuestras

Hay varios motivos para que las decisiones que nos afectan se tomen siempre a espaldas nuestras. Por una parte, dentro del país se vuelve cada vez más difícil hacer, no digo ya oposición frontal, sino casi cualquier tipo de activismo. La feroz persecución a la que son sometidos los líderes independientes de opinión dentro de Cuba, impide no solo la necesaria articulación, sino incluso la simple expresión en espacios públicos o en redes sociales. ¿Cómo puede empoderarse una sociedad civil amordazada, extremadamente pobre, vigilada rigurosamente y bajo amenaza constante?

En el exilio, por otra parte, siguen reinando las divisiones, las sospechas infundadas por los propios órganos de la Seguridad del Estado y las luchas de egos. En Miami, que continúa siendo la capital del exilio, la polarización política ha disminuido el interés de los dos grandes partidos por conquistar el voto. Cuando se vuelven tan evidentes las preferencias partidistas, se pierde de golpe la capacidad de atraer el interés o de influir en las decisiones. Y algunos creerán que hablo de esto como si se tratara de amoríos adolescentes, pero la política no se diferencia demasiado de las pasiones juveniles. Mucho menos en tiempos donde la emoción vuelve a ser un arma fundamental.

En cuanto al resto de la diáspora, es evidente que estamos fragmentados, dispersos, desconectados y sin el poder necesario para incidir en los Gobiernos de los países donde hemos terminado viviendo.

Cuando el cardenal Beniamino Stella visitó La Habana en 2023, enviado por el Papa, y expresó su intención de negociar la liberación de los presos políticos, llamó a “que los que tienen poder se puedan hablar, se puedan escuchar mutuamente”. Allí estaba el quid de la cuestión, en “los que tienen poder”. Y la triste realidad es que, hoy por hoy, ni la oposición ni la sociedad civil en general, tenemos el poder suficiente para ser escuchados, ni por los unos ni por los otros. Y eso es letal.

Estamos fragmentados, dispersos, desconectados y sin el poder necesario para incidir en los Gobiernos de los países donde hemos terminado viviendo

Pero no nos sirve echarnos a llorar o lamentarnos. Hay que subirse las mangas de la camisa. Nos toca, sí o sí, dejar a un lado nuestras absurdas diferencias y enfocarnos en lo urgente. Nos urge empoderarnos. Y eso significa alcanzar la capacidad de movilizar a la sociedad cubana, consolidar liderazgos, lograr que estos líderes sean escuchados en las altas esferas internacionales. Pero no para que sientan lástima de nosotros. La victimización es siempre una noticia pasajera e intrascendente. Necesitamos hacerles ver nuestro potencial para cambiar las cosas. Se trata de consolidar alianzas y trazar estrategias firmes con los decisores internacionales. Deberíamos ser lo suficientemente significativos como para que nadie se lance a tomar decisiones que nos incumban, sin antes consultarnos. Sin embargo, para lograr que las agendas internacionales nos tomen en serio, primero debe quedarles clara nuestra propia agenda. Y no una llena de consignas y gritos, sino una rigurosamente consensuada, con hoja de ruta clara y con estrategias concisas.

He dejado para el final las preguntas que más me inquietan en este momento: ¿qué pasará con la otra mitad de los presos políticos que no serán “beneficiados”? ¿Hasta cuándo seguirán en esa condición injusta e inhumana? ¿Hasta el próximo Jubileo? ¿Serán ellos la carta que el régimen se guarda para su pulso con Marco Rubio? ¿Volverá el régimen a encerrar a otro millar de cubanos el año próximo para volver a intercambiarlos? ¿Seguiremos dando vueltas en círculos de tiza?

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