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Las protestas y la declaración de la sociedad civil

Todas las manifestaciones han sido pacíficas, pero no puede pedírsele a la población que ponga la otra mejilla ante una brutal represión que no distingue ni edad ni género

La noche del pasado jueves, el poblado de Nuevitas salió a las calles en protesta por los apagones de más de 10 horas. (Captura)
Ariel Hidalgo

24 de agosto 2022 - 17:38

Miami/A los que preguntaban cuándo volvería la población cubana a lanzarse a las calles, cuándo se repetiría otro 11 de julio, hay que decirles: el pueblo ya ha salido a las calles en muchas ciudades todos los días. Todos los días es 11 de julio. Y esto apenas empieza, porque, curiosamente, son las propias autoridades las que dan la señal para que las protestas comiencen. Esa "señal" se llama apagón. Y al parecer se van a dar cada vez más frecuentemente. Pensaban que habían encontrado la fórmula para evitar que cualquier protesta multitudinaria en una ciudad se extendiera a todo el país, cortando internet, pero ellos mismos están poniendo en práctica, sin quererlo, otra fórmula para convocarlas: cortando la luz. La diferencia con el 11 de julio es que entonces fue a cara descubierta y sostenida al mismo tiempo en muchos lugares a la vez, como una guerra frontal desventajosa ante un enemigo poderoso, y ahora, de lo que se trata es de algo más parecido a una guerra de guerrillas, donde, incluso, la oscuridad es el mejor aliado.

Sin embargo, la semana pasada, el pueblo de Nuevitas no sólo protestó en las calles, sino que se enfrentó a la arremetida de la dictadura y hubo heridos de ambas partes. Todas las manifestaciones han sido pacíficas, pero no puede pedírsele a la población que ponga la otra mejilla ante una brutal represión que no distingue ni edad ni género.

¿A dónde va a llegar todo esto? Porque ya no les funciona el corte de internet, cuando hoy ninguna ciudad o pueblo espera por un San Antonio de los Baños para imitarlo

¿A dónde va a llegar todo esto? Porque ya no les funciona el corte de internet, cuando hoy ninguna ciudad o pueblo espera por un San Antonio de los Baños para imitarlo. Va a llegar un momento en que todo pueblo o ciudad esté protestando en las calles, y el país entero se estremezca con otra explosión social esta vez más contundente, y entonces nadie la va a poder parar. Lo único que faltaría hoy es la toma de posición común de esa sociedad civil en rebelión, algo a lo que se refería Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Comité para la Transición Democrática, cuando proponía un mes después de aquellas gloriosas protestas del pasado año: "Creo que lo que debería ocurrir ahora es traducir el estallido social en una propuesta política". Y añadía: "Esto tiene que ser liderado, coordinado y activado por la sociedad civil".

Prominentes filósofos como Spinoza y Kant coincidieron en definir la sociedad civil como "un cuerpo colectivo constituido por los individuos de una sociedad, que se posiciona fuera de los límites del Estado". La sociedad civil, al estar compuesta por todos los que participan en esa comunidad, cuenta con una fuerza moral superior al Estado, por lo que este es quien debe someterse a ella, y no la sociedad civil al Estado, máxime cuando la cúpula partidista que lo controla no fue elegida por la ciudadanía. Jean Jacques Rousseau fue mucho más lejos cuando expresara: "La voz del pueblo es la voz de Dios".

Si se trata de sociedad civil, una declaración que refleje su posición común no puede ser ideologizada, porque en ella está toda la diversidad del diapasón político, sino ir a los problemas concretos que nos están afectando a todos. Y esto es, justamente, lo que plasmó, en solo dos páginas, un grupo de cubanos: Manifiesto de la Sociedad Civil Cubana. En pocos días recabó más de 80 firmas de dentro y fuera de Cuba, "ya que la nación cubana se extiende más allá del archipiélago cubano a cualquier parte del mundo donde haya un cubano identificado con las aspiraciones colectivas de sus compatriotas". El manifiesto, que aspira a reunir miles de firmas, no pide nada a nadie, sino que exige el respeto de todos nuestros legítimos derechos y la liberación de todos los encarcelados por practicarlos o defenderlos. Cada firmante debe dar los datos de su nombre, profesión o actividad que realiza u organización a que pertenece si la hubiera, ciudad y país donde reside, y enviarlos a concordiaencuba@outlook.com, para proclamar ante el mundo y ante los opresores, que el pueblo cubano ya está en marcha y que nada ni nadie podrá detenerlo hacia su destino: una patria de libertad y vida.

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