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La reunión ‘comunista’ de Perú sigue con los viejos tiempos

Cartel de la Reunión de Partidos Comunistas y Revo­lucionarios de América Latina celebrado en Lima.
Pedro Campos

30 de agosto 2016 - 09:06

La Habana/El pasado fin de semana se celebró en Perú una reunión de partidos comunistas y de izquierda de América Latina. Su objetivo: estructurar la "lucha contra el neoliberalismo" en la región. ¿Es ese el fin que persigue el socialismo?

Los primeros socialistas (nada que ver con esas versiones estatalistas, autoritarias, policíacas y totalitarias) entendieron siempre la sociedad a la que aspiraban como el reino de la libertad de los seres humanos y especialmente de su forma de trabajo, labor que se realizaría por satisfacción no por obligación, base general sobre la que descansaría todo el entramado de la nueva sociedad.

El gran desarrollo traído al mundo por las fuerzas productivas del capitalismo y sus propias necesidades de liberación del mercado y expansión de la educación y las nuevas técnicas de producción, especialmente el progreso indetenible de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones, han creado las bases para el despliegue de todas las posibilidades del trabajo libre, privado o asociado.

Y esto es lo que no entienden los "anticapitalistas" de esa llamada izquierda latinoamericana que sigue aferrada a los viejos y absurdos esquemas "comunistas" del siglo XX, empeñados en combatir el capitalismo y el neoliberalismo imponiendo modelos económicos y políticos estadocéntricos, como el fidelismo en Cuba o sus variantes venezolana o nicaragüense, o el peronismo en Argentina, primero que el fidelismo, pero de igual marca totalitaria, todos fracasados.

No se trataría de disminuir el nivel de vida de los que más tienen, sino elevar el de los de abajo a partir de su propio esfuerzo

Otras caricaturas de socialismo en la región no se apartan de la concepción socialdemócrata del Estado protector, recaudador y distribuidor que a través de impuestos pretende acabar con la desigualdad, quitando a los que más tienen para darle a los que menos poseen.

No se trataría de disminuir el nivel de vida de los que más tienen, sino elevar el de los de abajo a partir de su propio esfuerzo, aunque con ayudas crediticias y fiscales para aumentar su calificación técnica y ayudarlos a construir sus propias microempresas privadas o asociadas.

Y serían esas políticas, de "enseñar al hambriento a pescar en lugar de darle pescado", las que sí liberarían al ser humano de la explotación y los convertirían en libreproductores y librepensadores.

Los llamados países socialistas surgidos a partir de los procesos estalinistas que tuvieron lugar en Rusia en el siglo pasado entendieron la nueva sociedad como una obra del "Estado proletario" que por medio de la ley y la violencia despojarían a la pequeña, mediana y gran burguesía de sus propiedades y las administraría central y verticalmente, explotándolas sin cambiar el trabajo asalariado para beneficio común de la sociedad. Era una versión idealizada de la comunidad primitiva. Gran disparate.

Lógicamente, ese estatal-socialismo vertical desde un poder "comunista" director y regulador no podría nunca superar el capitalismo libre en expansión, más horizontal, más democrático, precisamente por el grado de liberación de las fuerzas productivas, del mercado, del desarrollo humano y de los medios de producción.

La nueva sociedad postcapitalista, más libre, justa, humana, democrática, protectora de la naturaleza y el medio ambiente, será posible a partir del progreso mismo que posibilita el capitalismo en su desarrollo, de la utilización por los trabajadores libres de las propias fuerzas, mecanismos y libertades alcanzados por el capitalismo y no por medio de la supresión del capitalismo por vía de la violencia, de la restricción de libertades y de lucha fratricida de clases.

Serían las políticas de "enseñar al hambriento a pescar en lugar de darle pescado" las que sí liberarían al ser humano de la explotación y les convertirían en libreproductores y librepensadores

Los trabajadores libres, una clase que no es propia del modo de producción del capitalismo (no son capitalistas ni obreros asalariados), desarrollada a partir de los mecanismos del mismo capitalismo es la nueva clase revolucionaria, no el "proletariado" que no trae consigo ningún nuevo modo de producción.

Por tanto no se trata de luchar "contra el capitalismo o su variante neoliberal, alzando al proletariado" sino de luchar por el desarrollo del trabajo libre privado o asociado.

El papel de los socialistas sería más bien respaldar, impulsar y aprovechar todos los mecanismos del capitalismo que favorecen el progreso del trabajo libre privado o asociado, especialmente la libertad en todo sentido, el mercado, la formación técnica y profesional para todos, las políticas crediticias de bajo interés y las fiscales que estimulen las pequeñas y medianas empresas privadas o asociadas y que limiten los monopolios privados o estatales y sobre todo, la democracia más plena y cada vez más directa ejercida transparente y horizontalmente por los ciudadanos sobre, impuestos, presupuestos y gastos a todos los niveles.

Los "comunistas y las izquierdas" que participaron en el evento no entienden esto y continúan con su voluntarismo estatalista, según los enfoques de los viejos tiempos. Si no cambian, los del foro peruano estarán condenados a repetir los fracasos de sus antecesores.

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