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Las ruedas de Armandito

La policía se aproxima al puesto ambulante con ruedas ilegales. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

05 de enero 2015 - 10:00

La Habana/A partir de la autorización de la figura del vendedor ambulante entre las nuevas formas del trabajo por cuenta propia, apareció un inesperado problema: las ruedas. No voy a desgastarme aquí en demostrar la íntima relación que existe entre el movimiento de traslación y esa pieza mecánica circular que gira alrededor de un eje. Resulta tan obvio que sorprende la falta de previsión por parte de los burócratas que no se dieron cuenta de algo tan elemental. Si no hay un buen abastecimiento de ruedas adecuadas para mover ciertos volúmenes de mercancías, los que usan un carretón, chivichana o carretilla, las tomarán donde aparezcan.

Los contenedores de basura han sido las víctimas más frecuentes de esta depredación. La sustracción no siempre se hace de forma amable, o sea zafando los tornillos que unen el mecanismo rodante a la base del basurero, pues en muchas ocasiones lo más práctico es arrancarlas a golpes o llevarse el contenedor completo y de paso vender el resto de la estructura de plástico para materia prima a los fabricantes de palitos de tendedera.

A unos metros de Prado y Neptuno, la mítica esquina de la canción "la engañadora", la policía ha detenido a Armandito, un vendedor de vegetales. Empujaba sus coles, tomates y cebollas depositados sobre una estructura metálica que seguramente califica también como de dudosa procedencia. Los agentes del orden han examinado las ruedas y han determinado que son ilegales. Alrededor de la escena varios transeúntes interceden pidiendo clemencia. "Ese muchacho está trabajando...¿Por qué no lo dejan tranquilo?", le dice al oficial un señor que ya peina canas.

"Están acabando con los contenedores de basura" –replica el policía– y al carretillero no lo queda más remedio que dejarse conducir a prestar declaraciones en algunas estación de policía, donde quizás hasta termine por horas o días en un calabozo. En el interrogatorio querrán saber cómo adquirió las ruedas de su transporte, quién se las suministró y a qué precio. Una multa, un decomiso y si es reincidente la historia puede no terminar tampoco ahí.

No lejos del lugar donde atraparon al carretillero, alguien ha acomodado sobre un quicio la esquina mutilada de un container de basura. Aún así, agujereado y roto seguirá prestando su servicio hasta límites insospechados y puede ser víctima de otros ladrones, que le arrancarán las ruedas que le quedan. ¿Confesará Armandito de dónde sacó las suyas?

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