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EE UU debe ayudar a los cubanos como lo hizo al final del siglo XIX

La puesta en práctica de la denominada "política del Reordenamiento" recuerda aquella otra política de la "Reconcentración"

La mayoría de los cubanos, incluso los que hasta hace poco tiempo guardaban todavía algún tipo de simpatía por el sistema, se encuentran desesperados. (14ymedio)
Mario Félix Lleonart Barroso

01 de abril 2021 - 12:12

Waldorf, Maryland/Por los días que se viven en Cuba desde el 1 de enero de 2021, con la puesta en práctica de la denominada "política del Reordenamiento", no es difícil recordar, por asociación, aquella otra política de la "Reconcentración" que también se llevó a cabo en la Isla hace más de un siglo, entre 1896 y 1897.

En aquel terrible período de fines del siglo XIX, durante un año y ocho meses, entre el 10 de febrero de 1896 y el 9 de octubre de 1897, Valeriano Weyler fue capitán general en Cuba "puesto a dedo" por la Corona española, que de esta manera intentaba mantenerse en posesión de sus privilegios.

Sin dudas, el mismo objetivo por el cual el 10 de octubre de 2019 Miguel Díaz-Canel fue nombrado por el general Raúl Castro Ruz como presidente del Consejo de Estado y de Ministros. De él también se espera que ocupe, tan "puesto a dedo" como antes, el máximo rango de primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), anuncio que se realizará entre el 16 y el 19 de abril próximos, en el Octavo Congreso de esa organización, definido como el "congreso de la continuidad histórica de la Revolución", eslogan divulgado por el propio statu quo cubano para reafirmar su posición intransigente, obstinada y endurecida, similar a la de la colonia española a fines del siglo XIX.

Si bien a la Reconcentración, hecha pública mediante un draconiano "ordeno y mando" firmado por Weyler el 21 de octubre de 1896, se achaca el genocidio de 300.000 vidas, y los nefastos resultados de la política del Reordenamiento puesta en marcha el 1 de enero de 2021 apenas comienzan, a solo tres meses de implementación, de continuar, los índices no quedarán muy por debajo.

Mientras la Reconcentración se caracterizó por arrancar a la población de las zonas rurales y desplazarlas por la fuerza a zonas urbanas, en el Reordenamiento no ha sido necesario, pues coincide que la población, con la justificación del covid, ha sido aislada

Mientras la Reconcentración se caracterizó por arrancar especialmente a la población de las zonas rurales y desplazarlas por la fuerza a zonas urbanas desabastecidas, donde la miseria, las enfermedades y el hambre se cebaron en la población cubana, en el Reordenamiento no han sido necesarios los desplazados, pues coincide que la población entera, con la justificación del covid, ha sido aislada estrictamente a sus lugares de residencia, impidiéndoles desplazarse incluso a las ciudades más cercanas.

Para realizar cualquier movimiento el cubano deberá solicitar permisos especiales a las sedes del Poder Popular de su localidad, y en las entradas y salidas municipales y provinciales existen tranques estrictamente vigilados a través de los cuales solo podrán pasar quienes posean un permiso.

El ejemplo claro se ve cuando las personas que tienen su dirección en una provincia son detectadas en otra haciendo las largas colas entre las multitudes hambrientas para conseguir algo que comer, son detenidas y multadas con cuotas impagables.

Las tarifas por los servicios de electricidad o agua y la carencia de alimentos y medicinas, incluyendo las más básicas, asemejan el paisaje de los pueblos y ciudades de Cuba a aquellos sitios de la reconcentración del siglo XIX. A los hospitales, en condiciones totalmente antihigiénicas, será mejor no llegar, y más allá del covid, pululan las epidemias, desde el dengue hasta una sarna casi generalizada.

La mayoría de los cubanos, incluso los que hasta hace poco tiempo guardaban todavía algún tipo de simpatía por el sistema, se encuentran desesperados ante la desmesurada subida de los precios y por la persecución oficial a la economía informal que mantiene su precaria subsistencia diaria, excepto para la élite que desgobierna, encabezada por el "puesto a dedo" Díaz-Canel.

La mayoría de los cubanos, incluso los que hasta hace poco tiempo guardaban todavía algún tipo de simpatía por el sistema, se encuentran desesperados

Ni hablar de las cárceles, con una de las poblaciones penales más grandes del mundo, si para quienes se encuentran en "libertad" (los de la prisión grande), las condiciones resultan ser de extrema miseria, las de quienes pueblan las "prisiones chicas" resultan inimaginables, y respecto a posibles contagios masivos de covid (como en la Prisión Provincial de Guantánamo) se mantiene un excesivo secretismo.

Los crímenes de la Reconcentración fueron cubiertos vívidamente y con mucha solidaridad con el pueblo cubano por la prensa estadounidense. Fue tal la cobertura de los medios que generaron presión sobre el presidente William McKinley. Una nota de protesta fue dirigida a Dupuy de Lome, el embajador español en Washington, fechada el 26 de junio de 1897, a través del secretario de Estado, John Sherman. El mensaje de Estados Unidos fue calificado de calumnia por De Lome, quien además alegó que lo que tenían que hacer los americanos era perseguir en su propio territorio a los mercenarios, refiriéndose a los cubanos exiliados quienes como, en el caso destacado de los tabaqueros de Tampa, contribuían con fondos a la lucha por la liberación de Cuba.

Reconocidas personalidades como el gobernador Matthews, de Indiana, John Dos Passos, Clarence King, Charles Henry Butler, Amos S. Hershey, George Francis Train o Henry Lewis mostraron abiertamente su apoyo a la causa de Cuba. El senador por Nebraska John M. Thurston se atrevió incluso a viajar a Cuba para comprobar con sus propios ojos lo que se decía, y la impresión fue tal que provocó la muerte de su esposa que lo acompañaba.

A diferencia de la Reconcentración, el Reordenamiento no ha conseguido sensibilizar todavía la opinión pública en EE UU, a la que grupos al servicio del desgobierno de La Habana pretenden confundir intentando hacer creer que los males del pueblo cubano tienen su verdadero origen en la política de Washington hacia Cuba, y no en las propias políticas de quienes allí permanecen en el poder por más de seis décadas. No obstante, parece gestarse por fin un impacto que, a través de recientes fenómenos culturales tales como el éxito de la canción Patria y Vida o de la recién estrenada película Plantados, inciden ya en la sociedad estadounidense.

Los cubanos exiliados, concentrados en Norteamérica pero que son una fuerza de unos tres millones alrededor del mundo, han llamado la atención acerca del peligro de un nuevo genocidio provocado por los malos caminos del Reordenamiento

Por otro lado, los cubanos exiliados, concentrados en Norteamérica pero que son una fuerza de unos tres millones alrededor del mundo, han llamado la atención acerca del peligro de un nuevo genocidio provocado por los malos caminos del Reordenamiento, como más de un siglo antes provocó la Reconcentración.

Una muestra de la movilización de los cubanos en Estados Unidos en favor de su pueblo fue la manifestación convocada por el Movimiento Somos+ en Washington el sábado 20 de marzo en las inmediaciones de la Casa Blanca. Centenares de cubanos se juntaron para solicitar al Gobierno de EE UU que se pronunciara como lo hizo en los tiempos de la Reconcentración y expresara solidaridad con su pueblo de origen y no con los culpables de la situación paupérrima que reina en la Isla.

Las peticiones concretas realizadas a través de la plataforma Pasos de Cambio por 162 organizaciones llamaron a no realizar concesiones unilaterales al desgobierno de La Habana.

Entre las peticiones expresadas en Washington se mencionó también la anulación del Decreto Presidencial 6867, firmado el 1 de marzo de 1996 por el presidente William Clinton y ratificado desde entonces por todos sus sucesores, mediante el cual se prohíbe a los cubanos residentes en Estados Unidos dirigirse en embarcaciones a la Isla (lo cual en la época de la Reconcentración era precisamente parte de lo solicitado al Gobierno estadounidenses por Dupuy de Lome a nombre de la Corona española).

Crece entre los cubanos exiliados la idea de una invasión, no bélica, sino de solidaridad, mediante una flotilla cargada de ayuda humanitaria para la población desesperada en la Isla. Esta idea, especialmente impulsada durante años por el activista Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento Democracia, ha cobrado especial fuerza luego de que toneladas de ayuda humanitaria que cumplían con todas las disposiciones legales, enviadas a través de iglesias en Estados Unidos y de la iniciativa "Solidaridad entre hermanos" a iglesias en Cuba para que la repartieran directamente entre la población, fueron confiscadas por las autoridades en La Habana.

Tal vez el diferendo cubano de la época del Reordenamiento se resuelva, a diferencia del hispano-cubano-norteamericano de la Reconcentración, no con una nueva intervención de EE UU, como sucedió en 1898, sino con una de índole humanitaria protagonizada por los cubanos en Estados Unidos en favor de sus familiares en la Isla.

Pero esto habría de tener el apoyo de Washington. Bastaría con un plumazo que anule el Decreto 6768 que ata de pies y manos a los patriotas cubanos en el exilio.

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