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TEDx Habana visto desde el público

A la entrada de la Sala Covarrubias del teatro Nacional, para entrar al TEDx Habana (foto 14ymedio)
Pedro L. González Pineda

16 de noviembre 2014 - 07:15

La Habana/Cuando mis compañeros de aula me preguntaron “¿qué es esto?” y me pasaron el flyer de TEDxHabana, tuve la suerte de enterarme de que al día siguiente sería la realización de este evento. No podía perdérmelo. Entonces me puse a responder las preguntas de mis amigos.

TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño) es una organización sin fines de lucro, fundada en 1984, mundialmente conocida por sus charlas bajo el lema “ideas que vale la pena compartir”. Estas ideas cubren un amplio espectro de temas de interés, siempre ofrecidas por personas destacadas en su campo. A pesar de la exclusividad del evento principal, celebrado una vez al año, es fácil acceder a todas las charlas, disponibles de forma gratuita en la web. No obstante, desde 2009 existe TEDx, un programa en el que, dadas ciertas directrices, se lleva a cabo una conferencia en el mismo espíritu, pero de forma totalmente autónoma, permitiendo que esta experiencia llegue a audiencias cada vez más locales. Los eventos acompañados por la x indican la independencia en la organización, son de entrada gratis, y al igual que una TED regular, las conferencias pueden ser vistas sin costo alguno por internet.

Este 15 de noviembre con el subtítulo ¡inCUBAndo!, TEDxHabana ha sido nuestra primera incursión en este proyecto, con lo que nos convertimos en el país número 168 en acogerlo. A pesar de ser toda una novedad y de su importancia en la apertura de Cuba al mundo y la ideas que vale la pena compartir, es lamentable que la difusión fuera casi nula. En el lado positivo, la sala Covarrubias del Teatro Nacional fue justo lo suficiente para acoger a los cerca de 400 concurrentes. Hubo una dominante presencia de jóvenes, sobre todo veinteañeros; y extranjeros de paso por la ciudad, conocedores de la naturaleza del proyecto.

Esperando afuera, los grupos de conocidos intercambiaban impresiones y expectativas sobre el acontecimiento del que estaban a punto de formar parte. La impaciencia también se fue haciendo presente. Aunque el horario señalado era desde las 3 de la tarde y hasta las 8 de la noche; con 25 minutos de retraso se abrieron las puertas del vestíbulo, y tras 10 más de aclimatación, apareció en el escenario el conocido músico y compositor cubano Amaury Pérez, presentador del evento.

Amaury, –quizás con un cierto exceso de protagonismo que le alejara del mejor desempeño– explicó las particularidades del TEDxHabana, siendo llamativo que no se permitieran preguntas a los oradores al final de su presentación, y también la prohibición de tomar videos. En su lugar los interesados podrían acercarse a los conferencistas durante los dos descansos de 30 minutos a lo largo de la tarde. Prometía ser un agradable ambiente de intercambio de ideas y opiniones. Solo es lamentable que el auditorio nunca llegara a conocer el por qué del retraso en el inicio.

A la par que Amaury delineaba una tarde casi maratoniana, el folleto ofrecido recogía pequeñas reseñas sobre los organizadores, patrocinadores, equipo de TED, y los 16 conferencistas. En la selección destaca la heterogeneidad: hombres y mujeres; cubanos y extranjeros; artistas y científicos; diplomáticos y emprendedores de negocios; famosos y desconocidos. Únicamente se inclinó la balanza a la hora de categorizarlos por edades donde los jóvenes batieron a los no tan jóvenes. Con tal dispersión de acervos culturales la velada se vio enriquecida con historias desde de las más personales y autobiográficas hasta una clase magistral sobre religión afrocubana; alimentación y nutrición orgánicas; reflexiones sobre los cambios por los que ha atravesado el país y los que todavía le faltan; iniciativas sociales, culturales y de negocios de las más distinta índole; y hasta momentos musicales desde repentismo a NG la Banda; desde un coro hasta una canción a guitarra limpia.

La capacidad para conectar con el auditorio hizo que en general los oradores salieran del escenario más ovacionados que cuando entraron. Ni siquiera la barrera del idioma fue infranqueable: los audífonos traductores fueron una bendición para los que no entendían el inglés. Además por exigencia de TED, presentaron también videos de otros TEDx por el mundo. Tanto la charla de Chicago en junio de este año como la de Mar del Plata en octubre, fueron lo suficientemente buenas como para traspasar la pantalla y hacer sentir a los asistentes a la Covarrubias, la euforia de encontrarse frente a aquellos conferencistas.

Es curioso que cada uno con su propia anécdota (...) terminara rindiéndole algún tipo de homenaje a la ciudad de La Habana justo en vísperas de su 495 aniversario.

Desde el humor y la informalidad (e incluso desde la inexperiencia), las 16 personas se ganaron la simpatía de los espectadores por casi 5 horas. El éxito del evento, más que a la sinergia, se debió a las ganas de decir y lo mucho que tienen que decir las nuevas generaciones. Con simpleza y naturalidad, se robaron el show los arquitectos Claudia Castillo y Orlando Inclán recreando el “vintage” a que obligó el Período Especial; el proyecto Tú decides de la comunicadora social Heydi Hernández en la prevención del alcoholismo en la adolescencia; el cibernético Yudivián Almeida con su sitio recién lanzado isladata.com para tasar cosas; el abogado Manuel Vázquez defensor de la comunidad LGBT; y la corta pero intensa performance Los hijos del Director del coreógrafo George Céspedes. Es curioso que cada uno con su propia anécdota, quizás de manera inconsciente, terminara rindiéndole algún tipo de homenaje a la ciudad de La Habana justo en vísperas de su 495 aniversario.

También hay jóvenes empujando; revolucionando la actualidad. Tienen algo que decir y que promover; y otros están prestos a escuchar

Con la frescura y el atrevimiento de los jóvenes, la máxima de TED “ideas que vale la pena compartir” dejó entre los asistentes mucho en que pensar camino a casa. Para quienes no fueron tan afortunados de estar allí, queda la remota esperanza de cazar el video en una de esas raras veces en que uno puede conectarse a internet o encontrarlo pronto en el paquete semanal. Formar parte de un acontecimiento como este en la Cuba del 2014, me deja el buen sabor de que la juventud cubana es más que mal gusto y guapería; más que derroche y borracheras; más que marchas sin sentido y consignas vacías; más que Cristiano contra Messi. También hay jóvenes empujando; revolucionando la actualidad. Tienen algo que decir y que promover; y otros están prestos a escuchar.

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