Las tres prioridades de Marco Rubio en su viaje a Hispanoamérica

El cubanoamericano necesitaba enviar mensajes pronto y lo está haciendo, incluso al no incorporar en su agenda, por el momento, a tres países de la zona: México, Nicaragua y Honduras

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a su llegada a la Ciudad de Panamá (Panamá).
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a su llegada a la Ciudad de Panamá (Panamá). / EFE/ Carlos Lemos
Federico Hernández Aguilar

02 de febrero 2025 - 16:46

San Salvador/Esta semana, el recién investido secretario de Estado Marco Rubio realiza su primera gira internacional, escogiendo como destinos sucesivos cuatro países de América Central y uno caribeño: Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.

Siendo en teoría la persona encargada de manejar las relaciones exteriores del Gobierno estadounidense, ha sido tradición ver en el secretario de Estado al funcionario de mayor rango dentro del gabinete, desde que Thomas Jefferson ocupara el cargo justo el año de su creación, 1789, bajo la Administración del mismísimo George Washington. (Antes de esta disposición presidencial, por cierto, la persona que había llevado las riendas de la política internacional, incluso negociando el fin de la Guerra de Independencia, había sido John Jay —1745-1829—, otro padre fundador y uno de los geniales redactores de El Federalista junto a Hamilton y Madison).

Como primer ciudadano de ascendencia hispana en ejercerlo, Marco Rubio habla fluido español y es un conocedor de la realidad política de nuestros países, si bien tiene todavía mucho que aprender sobre ciertos taimados personajes. Cuenta, eso sí, con el respaldo no solo de Donald Trump, su jefe directo, sino también de republicanos y demócratas, que ratificaron su nombramiento por unanimidad tanto en el Comité de Relaciones Exteriores como en el pleno del Senado.

Marco Rubio habla fluido español y es un conocedor de la realidad política de nuestros países, si bien tiene todavía mucho que aprender sobre ciertos taimados personajes

Esta temprana gira por la cintura del continente tiene lógica. Rubio necesitaba enviar mensajes pronto y lo está haciendo, incluso al no incorporar en su agenda, por el momento, a tres países de la zona: México, Nicaragua y Honduras. Lo de México admite varias lecturas, más allá de la reciente tensión generada por los temas migratorios y la fanfarronada sobre el nombre del Golfo. Para Estados Unidos, su inmediato vecino del sur será una prioridad siempre, y un viaje por allá merece, aparte del mejor clima posible para el diálogo, una preparación concentrada.

Daniel Ortega y Rosario Murillo apestan a naftalina. La dictadura sandinista ha dejado por propia voluntad de ser un interlocutor válido y ahora dependerá de cuánto quiera aislarse del resto del vecindario. Por el camino que ha tomado Nicaragua ya solo hay dos posibilidades: o busca la forma de suavizar su creciente radicalismo (incluso a lo interno) o se convierte en una amenaza para la seguridad de EE UU. De acuerdo a la opción que elija el orteguismo, así serán las consecuencias.

Se puede adivinar que Honduras, para Washington, es un caso todavía en observación. Si bien se trata de la primera mujer en ejercer la presidencia en su país y la persona que consiguió romper el longevo predominio de los partidos Liberal y Nacional —que llevaban más de un siglo intercalándose en el poder—, Xiomara Castro pareciera una interrogante con promesa de caducidad. Tras el abusivo periodo de Juan Orlando Hernández (2014-2022), hoy preso en Estados Unidos por narcotraficante, la gestión de Castro ha tenido resultados más bien desiguales, sin que hasta el momento se tenga claro qué esperar de ella o de quienes la influencian.

La visita a Panamá reviste importancia capital para ambas naciones. Los actuales y legítimos dueños del canal deben hacer caso omiso de la palabrería de Trump y ofrecer garantías de independencia con relación a China, cuyos intereses geoestratégicos son evidentes en el istmo desde hace décadas. Rubio no llega con el objetivo de profundizar el altercado verbal, y Panamá ha tenido en el presidente José Raúl Mulino a un tipo bastante más inteligente que sus homólogos regionales (incluidos Gustavo Petro, de Colombia, y Claudia Sheinbaum, de México) en la administración de sus propias emociones. De seguir así, Mulino no solo conservará en manos panameñas el Canal —algo que Trump puede desafiar con palabras, pero debería evitar con acciones de hecho— sino que se convertiría en un aliado imprescindible del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

La dictadura sandinista ha dejado por propia voluntad de ser un interlocutor válido y ahora dependerá de cuánto quiera aislarse del resto del vecindario

Nayib Bukele, en El Salvador, gobernando a espaldas de la Constitución, carece de espacio para maniobrar. Tendrá que abandonar sus acuerdos con China —que le había prometido la construcción de un estadio, como en su día hizo con Costa Rica— y tendrá que recibir a todos los delincuentes que Estados Unidos le envíe, salvadoreños o no. La millonaria propaganda de Bukele, vendiéndose a sí mismo como gran azote del crimen, hoy ha servido para que su país se “luzca” como el lugar donde se puede depositar toda la basura continental.

Guatemala y Costa Rica son naciones con una larga tradición de respeto y buenas maneras con Washington. Ni Bernardo Arévalo ni Rodrigo Chaves, respectivamente, pondrán eso en riesgo. Ambos mandatarios se atendrán a colaborar en lo que esté a su alcance para reducir la migración hacia el norte y buscarán mantener a raya a sus partidarios extremistas, virados a la izquierda en el caso del guatemalteco y tentados por el ejercicio de un autoritarismo personalista (a lo Bukele) en el caso del costarricense. Ninguno de los dos, en fin, protagonizará rebeldías aventureras contra Trump.

En cuanto a República Dominicana, la parada de Marco Rubio parece tener el mismo objetivo que tuvo la de su antecesor, Anthony Blinken, hace menos de seis meses: buscar soluciones al problema de Haití. Luis Abinader, además, será anfitrión de la Décima Cumbre de las Américas, en Punta Cana, a finales de este año. Ese escenario, destinado a hacer brillar a Donald Trump, merece desde ya una muy especial atención por parte de su Secretario de Estado.

No creo que deban esperarse demasiadas sorpresas de esta gira de Marco Rubio por Centroamérica y el Caribe. Migración controlada, advertencias sobre China y combate al narcotráfico serán los temas principales, digan lo que digan las noticias.

También te puede interesar

Lo último

stats