Yumi, los veinte CUC y la tía de la ‘Yuma’
La Habana/El monto de un salario no dice nada si no se agrega qué puede comprar dicho salario. En Cuba podemos considerar salario medio uno que ronde los 500 pesos CUP, digamos para redondear, 480, el equivalente a 20 CUC.
Lo que compra el salario medio en cualquier otra parte del mundo, aquí solo alcanza para sobrevivir una parte del mes, subvirtiendo la esencia de la remuneración justa del trabajo recogida en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que establece condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que le aseguren a cualquier trabajador un salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, además de condiciones de existencia dignas como individuo y como familia, seguridad e higiene en el trabajo; oportunidad para ser promovido sin más consideraciones que el tiempo de servicio y la capacidad; la limitación de las horas laborables, así como vacaciones periódicas pagadas y el derecho al descanso y disfrute del tiempo libre más la remuneración de los días festivos.
Ante el empobrecimiento generalizado que se percibe en la sociedad, se debilita drásticamente la imagen del Estado protector que garantiza educación, salud y seguridad social. El empobrecimiento también alcanza los sectores modélicos señalados, una tendencia creciente a pesar de erogarse recursos para tratar de mantener a flote lo que los cubanos conocemos como "las conquistas de la Revolución". Es incontestable que cualquier entidad educacional o de salud vive breves períodos de bonanza luego de reparaciones urgentes y masivas, para volver de nuevo al deterioro que se ha hecho parte de su paisaje.
Las antedichas conquistas pelean en desventaja con la corrupción y el tráfico de influencias. Ahí se pone de manifiesto como en pocas partes la desigualdad social por la que se dijo luchar y que hoy es tan palpable como debe haber sido antes de 1959, solo que en aquel entonces esas desigualdades no se veían la cara en los mismos centros de salud ni de docencia, ni en la misma barriada. Ahora quien llega con dinero y/o regalos siempre recibirá una atención preferencial. No es culpa de médicos, maestros o trabajadores sociales, es el resultado de la ineficiencia sistémica. Esos profesionales también son remunerados por debajo de su calificación.
Con la crisis económica, en la que se ha pospuesto por el impacto social el despido de un considerable número de trabajadores estatales, y sumado a los salarios poco estimulantes, los jóvenes encuentran un futuro más atractivo en iniciativas privadas, pero sobre todo, en probar suerte en el mercado internacional. Ya no es raro encontrar en los clasificados de Internet como Revolico o en redes sociales como Linkedin, anuncios de ofertas de mano de obra calificada proveniente de la Isla.
Ante el empobrecimiento generalizado que se percibe en la sociedad, se debilita drásticamente la imagen del Estado protector que garantiza educación, salud y seguridad social
A Yumisley, nacido entre apagones y bicicletas, criado con frankensteines alimenticios como el fricandel o la masa cárnica deshuesada, el discurso ideológico oficial le dice poco o nada. Los héroes y mártires de la lucha contra Batista están tan distantes en su imaginario como los de las guerras por la independencia de España. Con eso y 2 CUC puede entrar en la matinée de una discoteca, o, si le adiciona 30 CUC, podrá comprarse un jeans o un par de tennis de calidad discreta. Por otra parte, no es fácil convencer a Yumisley de que sus estudios son gratuitos, acaba de terminar el servicio social de dos años en una empresa estatal donde fue mandado por asignación y donde no hacía falta su competencia, percibiendo por ello una remuneración mínima que se acababa invariablemente en la salida del fin de semana.
Entonces, ¿qué pasó cuando la tía de la Yuma llamó a Yumisley para decirle que allá puede ganar también el equivalente a los 20 CUC, pero en una hora de trabajo? Alguien más sosegado repararía de inmediato en que ese salario no es para un recién llegado sin currículo ni idioma, pero, puesto a sacar cuentas, Yumisley no llega a la conclusión de que el bloqueo y la amenaza imperialista son responsables de la crisis económica y de valores que padece el proyecto social que daría hombres nuevos como se darían la carne, la leche y las viandas; ni siquiera para ponerlo en contexto actual, como se daría el exitoso proyecto del marabú. El Yumi elige no trabarse en ideologías o diferendos, que "a él no le interesa la política"; y con el título ya enmarcado, (pues solo es válido si se completa el servicio social) tampoco hace la dudosa elección de manejar un auto de alquiler o ser camarero en una exitosa paladar: ha elegido probar suerte con la sugerencia de la tía.