Alfarería de cemento

La demanda de adornos para añadir a las fachadas ha hecho florecer la industria de los "alfareros del cemento", una ocupación por cuenta propia que va en ascenso

La alfarería de cemento es un trabajo fuerte, pero deja ganancias, según sus artesanos. (14ymedio)
La alfarería de cemento es un trabajo fuerte, pero deja ganancias, según sus artesanos. (14ymedio)
Ricardo Fernández

14 de marzo 2017 - 10:45

Pinar del Río/Lo llaman el oro gris porque repara el deterioro, evita divorcios y erige casas. El cemento es uno de los productos más demandados en la Cuba de hoy, donde el 39% del fondo habitacional se encuentra en deficiente o mal estado, según un informe de las autoridades de la Vivienda.

En medio de las acuciantes necesidades constructivas, el gusto por lo ornamental también se abre paso. Una nueva clase emergente decora sus viviendas con simpáticos enanos de jardín, pelícanos con delgadas patas que asoman en los portales y balaustres con forma de sensuales mujeres.

Tras una larga etapa de construcciones con forma de bloque, hechas de piezas prefabricadas y sin decoración, muchos cubanos parecen dispuestos a recuperar el tiempo perdido. La demanda de adornos para añadir a las fachadas ha hecho florecer la industria de los "alfareros del cemento", una ocupación por cuenta propia que va en ascenso.

Víctor Rodríguez vive en Pinar del Río y se considera un artista del concreto. Su jornada de trabajo comienza temprano, cuando saca de los moldes las piezas que montó 12 horas atrás. Sus manos van revelando los plafones, jarrones con pedestal, hongos, leones, flores, piñas, pirámides, cenefas de pared y esquineros para columnas.

El país cuenta con seis fábricas que producen oro gris y en el año 2016 lograron 1.494.000 toneladas del producto, de las cuales unas 400.000 se distribuyeron en la red de mercado minorista

El alfarero pasa entonces a la etapa de raspar, pulir y pintar con una solución de cemento y agua cada pieza. Lo hace como quien baña y retoca a un delicado bebé. En su reducido patio asoman por todos lados las esculturas que después engalanarán las casas de la provincia o algún pueblo lejano.

Víctor tiene una clientela fiel, aunque la competencia es fuerte en la zona y crece el número de trabajadores por cuenta propia dedicado a estos menesteres. El artesano destaca porque diseña sus propias piezas en vez de comprar los moldes hechos, un detalle que muchos agradecen en una industria que vive del calco y la repetición de motivos.

Cada día, cuando termina su jornada laboral cerca de las siete de la noche, el Víctor se baña para dejar atrás ese polvillo gris que lo cubre de pies a cabeza. Después de comer se dedica a dar forma al barro que servirá de muestra para fundir los moldes de cemento. Tras pulir y pintar, los prototipos quedan listos para producir nuevas figuras en serie.

"Es más trabajo, pero nunca me gustó ser eco de nadie", explica Víctor orgulloso de su originalidad. "Nunca he podido promocionar mi negocio y vivo apartado de la ciudad, pero los propios clientes se han encargado de correr la voz y los pedidos llegan hasta de otros municipios", explica a 14ymedio.

Al crecer la demanda, la familia de Víctor se involucró en las labores. Su esposa pule, retoca y pinta, mientras el hijo lo ayuda a preparar el concreto y fundir las piezas. "Es un trabajo fuerte", dice el joven, que decidió hacerse alfarero junto a su padre. "Pero deja ganancias y me gusta", concluye.

"La adquisición de los materiales es lo más difícil, porque no existe un mercado mayorista", se queja el cuentapropista. La mayoría de las veces debe encargar el cemento a los revendedores que se dedican a comprarlo en los rastros y traerlo hasta la casa.

"Eso sí, les exijo los comprobantes y la calidad de los productos. Para mantener mis estándares uso solamente cemento pp350, más caro pero también más resistente". La mezcla incluye también "arena artificial", puntualiza.

La industria cementera cubana sufrió duramente con la caída del campo socialista. En la actualidad, el país cuenta con seis fábricas que producen oro gris y en el año 2016 lograron 1.494.000 toneladas del producto, de las cuales unas 400.000 se distribuyeron en la red de mercado minorista.

Sin embargo, todavía no se producen "los volúmenes necesarios para satisfacer una demanda cada vez más creciente", según César Revuelta, vicepresidente del Grupo de Materiales de la Construcción. Entre 2014 y 2015, la cifra de cemento que el país tuvo que importar experimentó un significativo ascenso al pasar de 2.677 toneladas a 4.349.

A finales de 2015, la empresa mexicana Cemex, una de las cementeras líderes a nivel mundial, mostró su interés por regresar a la Isla, ya fuera a través de la venta de cemento o de la instalación de una planta. Sin embargo, el establecimiento de una industria en suelo cubano aún no se ha concretado.

Pero no solo el desabastecimiento de materiales puede perjudicar el trabajo de estos artesanos. "En ocasiones las esculturas se estropean porque se montan mal los moldes", explica Víctor. "Me ha pasado cuando estoy estresado, por eso trato de mantenerme enfocado en el trabajo".

Las piezas que salen de las manos de este pinareño han tenido gran aceptación no solo por la singularidad de los diseños, sino también por la calidad y durabilidad. Pero el negocio de los ornamentos hechos con cemento también está lleno de timos y chapuzas.

"No existen controles de calidad para los materiales de construcción elaborados a partir del concreto, generalmente la única inspección que se realiza a los particulares del renglón es de carácter fiscal", explica Alexander Morejón, funcionario de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (Onat), en Pinar del Río.

"No existen controles de calidad para los materiales de construcción elaborados a partir del concreto, generalmente la única inspección que se realiza a los particulares del renglón es de carácter fiscal"

Se han dado casos de balaustres manufacturados incapaces de soportar el peso que tienen encima o o piezas erosionadas por la humedad y el salitre. "Mandé a hacer unos jarrones para colocar en el balcón pero se han ido cayendo a pedazos", cuenta Mónica, propietaria de una vivienda recién remodelada en San José de las Lajas.

La mujer cree que en su caso el artesano usó "una mezcla con arena de mar y el cemento estaba vencido". Al colocar los ornamentos en la planta superior de su casa ha tenido problemas y "es peligroso porque se caen los pedazos y los niños juegan justo debajo".

Sin embargo, los clientes de Víctor certifican la calidad de sus productos. "Mis balaustres en forma de estatuillas llevan más de siete años en el portal y siguen como el primer día", cuenta a este diario Ángel Izquierdo, del poblado de Briones Montoto y presente en casa del alfarero para la compra de losas de patio, otro de los productos que oferta.

"Estoy en proceso de terminar una máquina para hacer baldosas de piso con diferentes diseños de mosaicos", cuenta Víctor mientras muestra las piezas de una rústica prensa con la que espera aumentar sus ganancias.

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