La Biblia sale de la clandestinidad
La Habana/Biblias antiquísimas y modernas, incunables y ediciones de bolsillo, componen una exposición que hasta mediados de marzo estará abierta al público en la iglesia catedral de Santiago de Cuba. Cientos de visitantes se han acercado a la muestra para conocer más de cerca un libro que por décadas ha sido tabú en Cuba.
Desde 1969 existió una férrea prohibición sobre la distribución de biblias en la Isla y transcurrieron 45 años hasta que entró al país el primer cargamento legal del libro más vendido en la historia de la humanidad. En marzo de 2014, arribaron al puerto de La Habana tres contenedores con 83.723 biblias para ser distribuidas por las iglesias bautistas.
La Biblia, no obstante, nunca dejó de estar entre los creyentes cubanos, que echaron mano de su ingenio y de las redes informales de distribución para hacerse con el conflictivo libro.
Por años, quienes no tenían un ejemplar se conformaron con escuchar en los templos la lectura de los pasajes bíblicos, los aprendían de memoria o recurrían a las emisoras de onda corta, como Familia Radio, con sede en California. "Era una Biblia hablada, que se recordaba y se decía en voz alta", asegura María Delgado, una católica "romana y apostólica", según se define.
Por años, quienes no tenían un ejemplar se conformaron con escuchar en los templos la lectura de los pasajes bíblicos, los aprendían de memoria o recurrían a las emisoras de onda corta
La anciana se contaba entre los afortunados, pues heredó de su abuela el único ejemplar de la Biblia que poseía la familia. Hace solo unos meses pudo adquirir uno nuevo a las afueras de la iglesia de la Caridad del Cobre en Centro Habana por un precio de 15 pesos cubanos, la décima parte de su pensión mensual.
Ahora, la jubilada asegura que le ha venido "muy bien" la llegada de miles de biblias. "En los años noventa se perdieron los cigarros y un día descubrí que mi nieto le arrancaba las páginas a la Biblia para armar algo que fumar", cuenta. El joven decía que aquel "papel era ideal" y así se perdieron muchas páginas.
Antes de que se prohibiera la importación de biblias, la última edición que entró al país fue la revisión de 1960 de la versión conocida como Reina-Valera. Según Mario Félix Lleonart, pastor bautista del centro de la Isla, "estos ejemplares fueron los que suplieron durante años la escasez en iglesias y casas".
El religioso evoca que muchos "lograron memorizar capítulos enteros de la Biblia y el hecho de que lo hicieran con esa edición generó una resistencia a admitir las nuevas versiones". Entre la comunidad católica, sin embargo, la edición más popular es la llamada Biblia Latinoamericana con comentarios de la editorial San Pablo.
Incluso antes de permitirse de manera oficial la importación, lograron entrar a la Isla miles de ejemplares a través de la Nunciatura de La Habana alrededor de la visita del papa Juan Pablo II a Cuba en 1998. Con el viaje de Benedicto XVI ocurrió otro tanto, pero en esa ocasión los cargamentos solo incluyeron el Nuevo Testamento, precisó a este diario una fuente católica.
El protestante Consejo Nacional de Iglesias ha gozado del favor del Gobierno por décadas y el reverendo bautista Raúl Suárez es diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular
En la actualidad han surgido numerosas iniciativas para revertir esa situación. Un proyecto de la American Bible Society tiene como objetivo suministrar 400.000 biblias a los cubanos. Hasta el momento, ha traído a la Isla unos 60.000 ejemplares y esperan recaudar 5 millones de dólares para lograr su meta.
La llegada masiva de las Sagradas Escrituras ha sido bien recibida por los creyentes, pero también agrega tensión a la cruzada entre católicos y protestantes. Hasta el momento, las denominaciones más beneficiadas con los arribos son las evangélicas, que se encuentran en franca expansión en la Isla. Sin embargo, las neopentecostales, también en pleno auge, sí han sido víctimas de la represión del Gobierno, con la destrucción de algunos de sus templos, entre otros actos restrictivos.
Un religioso de la orden jesuita, que prefirió mantener el anonimato, considera importante resaltar que "de una mayoría de ediciones católicas que circulaban en el territorio nacional se ha pasado a una clara mayoría protestante". Según detalla, "las católicas suelen estar acompañadas por reflexiones del magisterio de la Iglesia, las protestantes son en su mayoría 'sola escritura' como quería Lutero".
El protestante Consejo Nacional de Iglesias ha gozado del favor del Gobierno por décadas y el reverendo bautista Raúl Suárez es diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Una cercanía que no se repite con la jerarquía católica a pesar de todos los acercamientos de los últimos años.
La diferencia también está en los costos. Mientras la Iglesia católica vende las biblias y utiliza ese dinero para arreglos en los templos y manutención de los sacerdotes, las Iglesias evangélicas las reparten de manera gratuita, una situación que atrae a muchos creyentes hacia el protestantismo. Al menos una decena de cubanos que han cambiado su fe católica por la práctica protestante afirmaron a este diario que, entre sus motivos estaban la necesidad de tener más cercanía con Dios, el deseo de sentirse parte de una comunidad muy solidaria en caso de necesidades físicas o materiales o la aceptación del matrimonio para los pastores. "Esto provoca mucha identificación entre nosotros los fieles y la familia del pastor", afirma Ahmel Ruíz, adventista del séptimo día en La Habana.
Los católicos no ven con buenos ojos el crecimiento que experimentan los evangélicos en la Isla
Los católicos no ven con buenos ojos el crecimiento que experimentan los evangélicos en la Isla. Un jesuita santiaguero aseguró a 14ymedio que los movimientos evangélicos "están haciendo una fuerte labor de captación" y "hay una sorda batalla de la que nadie quiere hablar".
En la jerarquía católica, un influyente párroco señala a esa situación entre los motivos de la visita del papa Francisco a Cuba y su reciente encuentro con el patriarca ruso Kiril. Si durante la mayor parte del siglo XX América Latina fue una región donde más del 90% de la población se consideraba católica, según datos del Pew Research Center, en noviembre de 2014 esa cifra había caído al 69%.
Las iglesias evangélicas son congregaciones protestantes que se diferencian entre sí por divergencias administrativas, sobre la liturgia o determinados puntos doctrinales y aplicación de los textos bíblicos, mientras que las denominadas iglesias independientes son grupos locales que no poseen vínculo formal con denominaciones instituidas.
En los últimos años, han surgido miles de iglesias evangélicas por todo el país. Según Kurt Urbanek de la International Mission Board (IBM), la organización bautista internacional, el aumento de fieles de la Iglesia bautista en Cuba ha sido muy elevado y solo en la delegación del este, Santiago de Cuba, se han añadido 13.000 nuevas iglesias en los últimos años.
"Ahora tenemos la Biblia pero nos falta el techo", comenta Marcela, miembro de la congregación Fuego y Dinámica, cuyo salón de culto fue demolido en enero pasado en Camagüey
El CIC, principal organismo ecuménico del país, cuenta con 27 iglesias como miembros plenos, 12 organizaciones ecuménicas, ocho miembros fraternales y tres miembros observadores. En el registro nacional de asociaciones aparecen recogidas al menos 52 denominaciones protestantes y evangélicas, con más de 1.500 pastores y diez seminarios.
El grupo de iglesias comprende desde la presbiteriana, episcopal o anglicana, pasando por la metodista, cuáqueros, discípulos y bautistas, hasta adventistas del séptimo día, el ejército de la salvación y la Iglesia luterana, entre otras.
Ante ese crecimiento, las biblias llegadas al país no alcanzan para satisfacer las necesidades. Mario Félix Lleonart, quien pastorea una iglesia en el poblado de Taguayabón y otra en Rosalía, detalla que "el mayor hito de distribución bíblica" ocurrió el verano pasado por un donativo de 80 ejemplares "de la Convención bautista del sur de Estados Unidos".
Por otro lado, el movimiento apostólico ha vivido en los últimos meses fuertes tensiones con las autoridades de la Isla que ha desmantelado varios templos en el centro y oriente de la Isla. "Ahora tenemos la Biblia pero nos falta el techo", comenta Marcela, miembro de la congregación Fuego y Dinámica, cuyo salón de culto fue demolido en enero pasado en Camagüey.