Para los científicos el paraíso está fuera
La Habana/Llegó a Berlín sin un euro en el bolsillo y con una libra de frijoles en la maleta. Ariel Urquiola recuerda así su arribo a Alemania para cursar una beca posdoctoral en el Instituto Leibniz de la Universidad Humboldt. Su salida de Cuba, como la de tantos jóvenes especialistas, estuvo motivada por el deseo de hacer ciencia con mayúsculas.
Después de graduarse y doctorarse en biología celular y molecular, Urquiola sintió que llegaba a su techo de vuelo dentro de la Isla. Se fue en busca de un laboratorio donde poder examinar las muestras zoológicas que la falta de disponibilidad tecnológica no le permitía estudiar en su propio país.
"Aquí hubiera podido trabajar a lo sumo con una sola especie y en un año tener determinados resultados", cuenta durante un estancia en Cuba. "En cambio, en Alemania, en solo un mes y medio pude procesar 503 muestras", que habían llegado a Berlín a través de los canales institucionales, relata con satisfacción.
Su trabajo consiste en analizar muestra de la zoología en los mogotes de la Sierra de los Órganos en Pinar del Río, una investigación que continuó en el Instituto Leibniz. Al joven científico le brillan los ojos cuando explica que los resultados de su estudio podrían concluir que el poblamiento de la zona por especies salvajes "es mucho más antiguo de lo que se cree". Como muchos otros universitarios cubanos emigrados, siente que en el extranjero su trabajo se ha potenciado.
Muchos universitarios cubanos deciden no volver a la Isla después de haber disfrutado de alguna de las más de 300 becas de doctorado ofrecidas por Gobiernos extranjeros
En comparación con los doctorados que se realizan dentro del país, las opciones en el extranjero tienen un perfil más profesional, subraya la mayoría de los encuestados. Una joven bioquímica cubana, doctorada en la Universidad Católica de Chile, destaca "la calidad y el renombre de las publicaciones científicas donde se divulgan los resultados de la investigación".
Los universitarios cubanos pueden escoger entre más de 300 becas de apoyo a los doctorados ofrecidas por Gobiernos extranjeros. Muchos deciden no volver a la Isla después de haberse beneficiado de una de ellas.
La doctora Ileana Sorolla, directora del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales de la Universidad de La Habana, decía en la revista Alma Mater: "Los centros empleadores cubanos deben reajustarse (...) en pos de la recuperación de talentos, para que volver al país sea una alternativa prioritaria. Ya no solo por un compromiso ético, moral, político ideológico, sino también por ventajas laborales".
Según la funcionaria, en el patrón migratorio externo cubano hoy, "un 23,9% corresponde a personas con nivel universitario" y "alrededor del 86% de los profesionales que emigran lo hace antes de los 40 años".
Alrededor del 86% de los profesionales cubanos que emigran lo hace antes de los 40 años
El subsidio que acompaña a estas becas en el extranjero también es una motivación para solicitarlas. En el caso del Servicio Alemán de Intercambio Académico, el investigador recibe una mensualidad de 1.000 euros para cubrir los costos de vida, además de una ayuda para gastos de viaje, seguro médico y una suma global para fines de estudio e investigación, entre otros beneficios secundarios.
Aunque el costo de la vida sea mucho más alto en esos países, las condiciones son incomparablemente mejores para esos universitarios de alto nivel, acostumbrados a vivir en Cuba bajo el mismo techo que sus padres y abuelos, sin poder ni siquiera pagarse una cena en un restaurante.
A las afueras de la embajada de Canadá en La Habana, varios jóvenes esperaban este lunes para comenzar los trámites consulares. Una pareja repasaba todos los documentos a presentar en la entrevista para el programa de entrada expedita a profesionales calificados que quieran instalarse en el país norteño. Cada año, se otorgan 25.000 plazas en todo el mundo.
"Cuando un profesional se ha acostumbrado a vivir con ingresos por debajo de los 40 pesos convertibles al mes, salir de ese umbral de miseria le permite sobre todo dedicarse a cosas que le interesan más"
Los candidatos deben superar exámenes de inglés o francés, depositar un monto de 5.000 dólares canadienses en una cuenta bancaria en Canadá y confirmar que su profesión se encuentra en la Clasificación Nacional de Ocupaciones. La edad, el nivel de educación del solicitante y de su cónyuge también son valorados para otorgar la visa de residencia. Este camino es ampliamente usado por graduados de especialidades científicas en universidades cubanas.
El más demandado es el programa para radicarse en Quebec, que no exige tener una cuenta bancaria en Canadá, aunque hay que dar pruebas de solvencia económica para cubrir desplazamiento y estancia. En la página web del consulado, se explican todos los detalles, pero dada la poca conectividad de la Isla, la información se esparce de boca en boca.
Camino de radicarse en Quebec se halla Maikel Ruiz, licenciado en matemática por la Universidad de La Habana, que considera que los beneficios financieros no son tan importante como la pasión por el descubrimiento científico. "Cuando un profesional se ha acostumbrado a vivir con ingresos por debajo de los 40 pesos convertibles al mes, salir de ese umbral de miseria le permite sobre todo dedicarse a cosas que le interesan más". No se trata "del mero hecho de ganar dinero, comer o vestir mejor", puntualiza.
Ruiz es el único graduado de su año que permanece en Cuba y en la actualidad imparte clases privadas de matemáticas a adolescentes del preuniversitario para costearse la legalización de su título universitario, el pasaje en avión y los trámites migratorios que lo lleven hacia "la tierra de las nieves y las oportunidades", como él la llama. Solo la visa le costará 445 pesos convertibles.
Para los matemáticos cubanos, como para otros científicos, el mundo allá afuera parece un universo infinito de oportunidades
"Si alguien quiere hacer probabilidades matemáticas a nivel teórico, considerará irse como becario a París o a Toulouse", explica Ruiz. "Si se trata de geometría, pensará en Estados Unidos o Alemania", apunta, aunque también cree que "para estar actualizado en sistema dinámico, mejor será Brasil o Francia, y a los interesados en la teoría de números, les vendría bien Hungría". Mientras habla es como si colocara tachuelas de colores en un mapa imaginario, pero ninguna se clava sobre Cuba.
Para los matemáticos cubanos, como para otros científicos, el mundo allá afuera parece un universo infinito de oportunidades. "La matemática necesita actualizarse con los nuevos requerimientos de la tecnología", reflexiona Ruiz, seguro de que un especialista de su ramo tendrá muchas oportunidades de trabajo.
El doctor Urquiola es de esos pocos profesionales que emprendió la ruta de la emigración y actualmente regresa con frecuencia. Lleva a cabo varios proyectos en Pinar del Río, entre ellos el desarrollo de una finca agroforestal en Viñales donde crear un vivero para preservar especies maderables cubanas. "Estoy trabajando muy duro con autoridades locales para que me permitan llevar a vías de hecho este trabajo", cuenta, con ese aire de tenacidad que se logra cuando se está "de ida y de vuelta".