¿Cómo se devuelve un mercado?
Crecen los rumores de que el futuro de Cuatro Caminos pasa por rentar espacios a los trabajadores por cuenta propia
La Habana/El futuro del Mercado General de Abasto y Consumo vive entre rumores desde que hace aproximadamente un año se cerró para ser remodelado, según la versión oficial. La falta de información, habitual en estos casos, ha alimentado las especulaciones y muchos son los particulares que se acercan hasta allí preguntando si el enorme lugar será subdividido para rentar espacios a los trabajadores por cuenta propia. Esa fue precisamente la pregunta que le hice a unos custodios uniformados que no quisieron ser fotografiados.
- Eso dicen, pero no se sabe. De ser cierto, eso lo harán en la planta baja, porque para allá arriba hay otros planes, pero lo cierto es que todo está por definir. Para empezar todavía hay que hacer la inversión y remodelar.
- ¿Y no habrá aquí Inversiones extranjeras, ahora que se ha puesto de moda?
- Usted sabe cómo son los militares –dice el custodio con una sonrisa enigmática–. Ellos siempre están escondiendo la bola porque están acostumbrados a los secretos. Ahora mismo, por ejemplo, yo no debería estar hablando con usted. Me parten las patas si me cogen en esto.
En sus días de gloria el Mercado General de Abasto y Consumo era prácticamente un monopolio y se calcula que convirtió en millonario a su propietario, el cubano Alfredo Hornedo Suárez. Fue inaugurado en 1920 en la manzana delimitada por las calles Monte, Cristina, Arroyo y Matadero. Desde sus inicios se le conoció como el Mercado Único.
Tras su cierre, en febrero de 2014, se dijo que sería Eusebio Leal, el todopoderoso historiador de la ciudad de La Habana, quien se encargaría de remozarlo, pero ahora el asunto ha quedado en manos del Grupo de Administración Empresarial S.A, GAESA, una corporación controlada por los militares.
Desde que Paula Mercedes abrió los ojos al mundo, hace 82 años, vive en la esquina de este lugar y ha sido testigo de su esplendor y de su deterioro.
"Aquí antes vendían de todo. Había un restaurante en la planta alta y abajo no faltaba una fruta ni una vianda. Este de aquí era mejor que el otro, el de Carlos III. Pero, ¿quién se acuerda de eso? Los años que esto estuvo aquí abandonado hasta que empezaron a abrir poco a poco a los guajiros que comenzaron a traer sus cosas y otra vez hubo mameyes, nísperos y hasta tamarindo...".
Paula Mercedes prosigue con detalles su historia pasada. "Empezó a venir gente de toda La Habana y hasta del interior a comprar aquí. El barrio cambió mucho aunque se sigue cayendo a pedazos, pero mejoraron los negocios de todo tipo.. tú sabes, todos los negocios.... Ahora mira cómo está, le va a pasar lo mismo que a tantos lugares, que les sacan el pie y terminan siendo una ruina. ¡Ya es una ruina! Y nadie sabe lo que va a pasar, hasta dicen, dicen, dicen... que se lo van a devolver a los antiguos dueños, pero eso me parece muy difícil".
Los tabiques que han colocado alrededor de toda la instalación impiden ver el interior. Las cuatro puertas principales están cerradas y sale un olor nauseabundo desde dentro
Los tabiques que han colocado alrededor de toda la instalación impiden ver el interior. Las cuatro puertas principales están cerradas y sale un olor nauseabundo desde dentro. Por algunas pequeñas rendijas es posible asomar el lente de la cámara y captar imágenes desoladoras de techos desconchados y de columnas que parecen pedir a gritos que las usen para algo.
Alfredo Hornedo y Suárez, su antiguo dueño, falleció hace ya algunos años. Al salir de Cuba dejó atrás otras propiedades, entre ellas el teatro más grande de la Isla, que entonces se llamaba Blanquita y hoy se llama Karl Marx. Era un cubano, un hombre mestizo, inversionista atrevido y emprendedor. Puede asegurarse que en las actuales circunstancias no habrá devoluciones a su familia, pero para devolverle al Mercado Único su magnificencia original habrá que buscar a alguien que se le parezca en su empuje y energía.