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Los vecinos de un edificio en ruinas esperan respuesta oficial

El 40% de las más de 7.800 viviendas afectadas por el tornado que azotó La Habana no han sido reparadas

Yuderkis Pupo García intenta contener el techo de su edificio desde hace más de un mes, cuando el inmueble empeoró tras el paso del tornado. (14ymedio)
Luz Escobar

12 de marzo 2019 - 14:19

La Habana/Yuderkis Pupo García todavía pasa los días entre el susto del primer impacto por el tornado y la angustia que le provoca el ansia por volver a la normalidad. Vecina del edificio 560 de la calle Juan Alonso, entre Infanzón y Juan Abreu, ha visto desfilar hasta hoy por su casa a más de cinco comisiones de distintas instancias del Gobierno pero cuando ella y el resto de afectados preguntan por su situación los funcionarios se cruzan de brazos y piden paciencia y calma.

El edificio que habitan desde hace más de treinta años se cae a pedazos y está en peligro de derrumbe. Según los especialistas que han visitado el inmueble durante el último mes el mayor riesgo está en la gran cantidad de filtraciones en techos y paredes y en las columnas, que están muy agrietadas. La situación ya venía de atrás pero llegó a un punto crítico tras el azote de los fuertes vientos del pasado 27 de enero en la capital. Un dictamen técnico del año 2015 asegura que este edificio, construido en 1926, está en "mal estado" y recomienda un "albergue provisional" para la familia de Pupo García pero la falta de espacio en esas instalaciones ha impedido que puedan cambiar de vivienda.

"Ahora el edificio está peor. Con el paso del tornado se terminó de remover todo, las personas de la Oficina de la Vivienda que vinieron el otro día dijeron que esto ya no tiene remedio y que lo que necesita es una demolición hasta los cimientos pero no nos dicen si nos van a llevar a un albergue u otra vivienda. No se sabe nada, mientras tanto lo que nos toca es el peligro", denuncia a 14ymedio esta mujer, madre de dos hijas, una de ellas menor de edad y la otra con serios problemas de salud.

Los vecinos abren las puertas de sus apartamentos a todo el que llega con interés de ayudar y muestran el deterioro de paredes, columnas y arquitrabes. Las rajaduras, en su mayoría verticales, son visibles también en el exterior del edificio.

"Es una falta de respeto. Primero vinieron dos arquitectas que tomaron nota y se fueron, a los cinco días llegaron tres arquitectos que también tomaron nota y se fueron. Luego de esos llegaron dos personas que dijeron que eran de demolición y advirtieron que el edificio había que demolerlo urgentemente antes de que ocurriera una desgracia. Se fueron y más nunca supimos de ellos", explica.

Pupo García no tiene paz pensando en la posibilidad de que el techo se le caiga encima una noche cualquiera con su familia durmiendo y ha colocado algunas vigas para evitar el colapso pero sabe que si se desploma todo su esfuerzo habrá sido en vano.

Después del desfile de las distintas comitivas llegó el delegado y diputado, Alberto Osorio, una persona a la reprocha la falta de preocupación que ha mostrado por la situación de su comunidad de vecinos. Según Pupo García, el dirigente ha visitado el lugar y es consciente desde hace años de la gravedad y el peligro que corren las vidas de todas las personas que viven en el edificio pero "nunca ha movido un dedo" para agilizar una solución.

Al delegado y diputado Alberto Osorio le reprocha la falta de preocupación que ha mostrado por la situación de su comunidad de vecinos

En el edificio, en el que conviven en la actualidad unas 50 personas, tiene 21 cuartos, cada uno de cinco metros y medio de largo por tres y medio de ancho. Los vecinos se han quejado ante el Gobierno Provincial, Planificación Física de la Vivienda y el Poder Popular pero en ningún caso han obtenido una respuesta que les dé garantía a su seguridad.

Ante la falta de una solución, Pupo García decidió escribir a Miguel Díaz-Canel a traves de la cuenta de Twitter de su hija mayor.

"Necesitamos su ayuda y su apoyo, sabemos en la situación que se encuentran muchas personas en estos momentos pero si usted no nos tiende su mano urgentemente nosotros vamos a ser los próximos muertos o los próximos heridos", escribió en la red social. Su mayor preocupación es que se acercan los días de intensas lluvias y después la temporada ciclónica. "Por eso le pedimos, le suplicamos y le imploramos nos ayude a salir de aquí con nuestras familias y nuestros hijos vivos, por favor le pedimos señor presidente", añadió sin obtener respuesta.

Cada vez que se anuncia la cercanía de un ciclón los vecinos del 560 son albergados en la escuela primaria Abel Santamaría para evitar heridos a causa de los posibles derrumbes pero ellos creen que ahora el peligro está en cada minuto que pasa en sus relojes.

Yuderkis Pupo García es una mujer que no se da por vencida, esta semana tiene pensado ir a las Oficinas de Atención a la Población del Consejo de Estado para dejar ahí su queja por escrito. "Estamos cansados de la burocracia y del peloteo de siempre" dice. Argumenta además que la mayoría de los vecinos "son personas enfermas" que reciben jubilación o ayuda de bienestar social y no cuentan con los recursos para buscarse otra alternativa.

Al doblar del edificio 560, por la calle Juan Abreu, muchos levantan sus casas desde los cimientos o reparan lo que ha quedado. En cada esquina lomas de arena y montañas de bloques todavía se mezclan entre los niños juguetones y los escombros mientras está en peligro la vida de más de cincuenta personas entre niños, ancianos, personas adultas.

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