Abanicos en lugar de aire acondicionado en las guaguas donadas a Cuba por Bélgica

La Habana/"Estas guaguas no son para aquí, estas guaguas no son para aquí". Los habaneros se abanicaban desesperados y apretujados en el interior de los nuevos vehículos, unos ómnibus donados por Bélgica que llegaron el pasado 24 de junio a la capital cubana y empezaron a funcionar este lunes.

Con una temperatura de 32 grados que se convertían en 38 de sensación térmica por la elevada humedad de la Isla, los viajeros observaban perplejos la falta de ventanas de las guaguas.

"Me paré abajo del hueco para ver si sentía algún alivio, de la única manera que puedes sentir una brisa es ahí", decía uno de los pasajeros de la ruta P12 esta mañana. El transporte, como ya es habitual, estaba colapsado y, aunque desde primera hora de la mañana circulaban rumores del calor que se pasaba en el interior de las nuevas guaguas, muchos se vieron empujados a subir en una de ellas.

"Ya yo sabía que esto iba a ser así", se abanicaba temblorosa una mujer que, pese a todo, se montó en el vehículo porque su viaje era "solo" de dos paradas.

En el techo de los ómnibus se puede ver una amplia rejilla por la que, aparentemente, debería circular el aire, pero los pasajeros aseguran que por ahí solo se escuchaba el sonido de lo que identificaban como una turbina y por el que salía un breve soplo de aire.

Luis Carlos Góngora, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial de La Habana, y el embajador belga, Jean-Jaques Bastien, dieron la bienvenida hace dos semanas a los 29 vehículos y se fotografiaron junto a la bandera del país europeo.

"Recibimos en el puerto de la Habana el cargamento solidario de Bruselas Capital de 29 ómnibus que fueron donados a La Habana por esa ciudad belga. Gesto solidario que nos acerca", escribió en Twitter el funcionario cubano.

En aquel momento, las autoridades de la capital afirmaron que la intención era adecuar las guaguas a las condiciones climáticas del país, pero todo lo que describían hoy los viajeros era algo similar a un suave ventilador. "A lo mejor le quitaron el aire acondicionado para no consumir combustible", ironizaba uno, medio en broma, medio en serio.

Entre quejas y sudores, los pasajeros aún tuvieron tiempo para toparse con un disgusto. Un carro arrastró una motorina eléctrica que transportaba a un hombre y una muchacha que quedó malherida, con un pie visiblemente dañado. La joven fue trasladada en un vehículo que pasaba por el lugar hasta el hospital Calixto García dejando a los viajeros con un mal sabor de boca.

El rodaje, en todo caso, ha tardado menos que el de las guaguas japonesas que llegaron en enero a la Isla y tardaron tres semanas en sumarse a la flota de ómnibus de la capital después de muchos aplazamientos y quejas de una población que ya no sabe cómo desplazarse en su ciudad.

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