Azoteas que miran al cielo
La ciudad de La Habana crece hacia arriba y no con nuevos rascacielos
La Habana/Azoteas con casas de madera y techos ligeros para la familia que ha crecido. Azoteas con improvisados palomares en que el aleteo suena todo el día. Azoteas en litigio donde los vecinos se pelean por un tramo para colocar su tendedera. Azoteas con tanques donde el agua se bota a raudales cuando llega y el musgo crece en las esquinas. Azoteas que prolongan La Habana hacia el cielo y que vistas desde Google Earth revelan más de lo que esconden.
La ciudad crece hacia arriba y no con nuevos rascacielos. Construir en los techos, prolongar las viviendas sobre las cabezas ha evitado más de un divorcio en esta capital donde los problemas habitacionales empujan a la creatividad y a usar cualquier espacio donde instalar una cama, conectar una cocina o poner la cuna del recién nacido. Las azoteas están, además, lejos de las indiscretas miradas que rondan a ras de calle.
Privadas y discretas, pueden convertirse en solario para turistas de ropa ligera sobre las casas que rentan habitaciones a extranjeros, en local para el amor adolescente con las estrellas como cubierta o en territorio donde dar "una cachada" a ciertos cigarros prohibidos. Si las azoteas habaneras hablaran contarían historias de sobrevivencia y erotismo, de broncas colosales y mirahuecos (voyeristas) que atisban desde arriba. Delatarían la vida oculta de esta ciudad.
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