La BBC recuerda la epidemia de ceguera que afectó a unos 50.000 cubanos
El oficialismo nunca explicó suficientemente que el ron casero estaba detrás de las pérdidas de vista de los 90
Madrid/La resurrección del negocio del ron casero, que durante la pandemia está recuperando una marcha que no tenía desde el Período Especial, ha venido acompañada en el tiempo con la de un tema casi olvidado en Cuba por las urgencias del día a día, las neuropatías ópticas que provocaron oficialmente la pérdida de visión de unos 50.000 cubanos a principios de los 90.
El canal de historia de la británica BBCconversó con Alfredo Sadun, uno de los médicos que viajaron a la Isla para investigar la enfermedad, y ha publicado un reportaje en el que recuerda las verdaderas razones que explican la enfermedad, poco o nada difundidas por el Gobierno, que se expone así a repetir la historia.
Sadun, oftalmólogo del Doheny Eye Institute, en California, formó parte del equipo de 11 médicos que coordinó el epidemiólogo Guillermo Llanos en nombre de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), junto a otros prestigiosos especialistas, como el oftalmólogo venezolano Rafael Muci, el nutriólogo argentino Benjamín Caballero e incluso un premio Nobel, el virólogo Carleton Gajdusek, para investigar la causa de esta inexplicable epidemia que azotaba a la Isla en el año 1993.
La Organización Mundial de la Salud tenía informes que indicaban que el fenómeno podía ser, probablemente, un virus que afectaba al nervio óptico, pero necesitaba saber qué ocurría
La Organización Mundial de la Salud tenía informes que indicaban que el fenómeno podía ser, probablemente, un virus que afectaba al nervio óptico, pero necesitaba saber qué ocurría. Tras dos años silenciando la enfermedad, Fidel Castro acudió a las instancias médicas extranjeras para buscar una solución.
"Yo era especialista y una especie de referencia mundial en enfermedades del nervio óptico, por lo que la solicitud era que me fuera a Cuba lo antes posible", dijo Sadun a la BBC. El doctor, que entonces estaba en Miami, explica que necesitó tomarse un tiempo para tener clara la situación y contar a su familia la importancia que tenía ir a un lugar en que se producía un fenómeno como ese, aunque a priori pareciera peligroso por su supuesta condición viral.
El Gobierno de EE UU dio la autorización para ese viaje y el grupo viajó a la Isla, donde se encontró con científicos cubanos y el propio Fidel Castro. Sadun relata las intromisiones constantes del expresidente en la conversación, dando cuenta una vez más del conocido rasgo personal de Castro de considerarse experto en todo y aparentar llevar un control de cada situación que ocurría en la Isla.
"Castro interrumpía regularmente. Algunas interrupciones parecían poco importantes. Alguien decía '80%' y él decía: 'No exageremos, fue 78%'. Lo interpreté como una demostración para todos de que él tenía el control, que sabía lo que estaba pasando y que no era solo supervisión general", opina.
El oftalmólogo también revela que el dirigente cubano lo presentaba como médico y científico italiano durante su estancia en la Isla.
El responsable de la ceguera era el metanol. El equipo lo descubrió analizando los patrones vitales de los afectados. Comenzaron revisando muestras de líquido cefalorraquídeo y no había glóbulos blancos o proteínas, lo que indicaría una infección viral. Además, los especialistas consideraban extraño que no hubiera brotes en instituciones, más proclives al contagio como entornos cerrados. Por eso comenzaron a buscar conexiones entre las costumbres de los pacientes, como el uso de algún producto común.
Entre los hallazgos encontraron pérdidas de peso descomunales, de entre 9 y 13 kilos, aunque la pérdida de peso no lo explicaba todo, ya que había personas que habían adelgazado muchísimo por los problemas nutricionales de la época que no habían experimentado problemas de visión.
La respuesta la hallaron, finalmente, en el alcohol casero. Una paciente, cuyo hermano también había sufrido ceguera aunque no vivían juntos, contó que a veces se veían y encontraban con una persona que les vendía ron hecho en casa.
El producto contiene trazas de metanol, una toxina nefasta cuando se combina con falta de ácido fólico, como ocurría en estos pacientes, todos ellos mal alimentados. Esta deficiencia fue la que causó estragos. Conocida la causa, comenzó la distribución masiva, en septiembre de 1993, de Polivit, un compuesto de ácido fólico y vitamina B para suplir las carencias nutritivas y lo que parecía una epidemia vírica de ceguera quedó bajo control, formalmente.
El producto contiene trazas de metanol, una toxina nefasta cuando se combina con falta de ácido fólico, como ocurría en estos pacientes, todos ellos mal alimentados
Aunque Sadun y el equipo recibieron en 2002 la Medalla de Honor de la Academia Nacional de Ciencias de Cuba, su historia no ha encontrado el mismo reconocimiento en la ciudadanía en general, que ignora todos los pormenores, con el riesgo que podría conllevar.
En los años 90, los robos de ron al Estado para elaborar este tipo de alcohol para sustituir la falta del producto fueron muy numerosos, y muchos cubanos se hicieron millonarios con esta peligrosa industria a la que, derrochando picaresca, añadían cualquier detalle que mejorase su elaboración.
Uno de los trucos más habituales fue el uso de trozos de madera de las barricas del Estado para que el ron casero que fabricaban tuviera más color o un lejanísimo olor que remitiera al producto real.
El Polivit, que se empezó a distribuir por recomendación del equipo de la OPS, tampoco escapó al ingenio cubano, que no dudó en emplearlo como colorante para el arroz –por el tono amarillo que dejaba– a falta del azafrán y el bijol. Sin embargo, muchos rechazaron el producto, que consideraban un intento del Gobierno por calmar y controlar a una población hambrienta y molesta a punto de estallar. Una situación muy parecida a la de este final de 2021.
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