Decenas de estudiantes de Medicina cubanos abandonan la carrera para emigrar
En Artemisa, más de 20 estudiantes de Medicina de un mismo curso abandonaron los estudios, todos juntos
La Habana/Hace unas semanas se casó, traje blanco y corto, flores y muchas fotos. Pero la celebración fue para Kirenia, de 22 años, un simple trámite formal para lograr residir en Madrid junto a su esposo, un joven cubano nacionalizado español. Detrás quedará su carrera de medicina, casi a punto de concluir, que abandona por temor a que el servicio social entorpezca la salida.
"Ha sido la decisión más difícil de mi vida porque yo amo mi carrera", reconoce Kirenia, alumna sobresaliente no solo en su curso sino también en toda la Universidad de Ciencias Médicas de Ciego de Ávila. Sus padres la apoyaron desde el primer momento y la impulsaron a dejar los estudios antes de obtener el título. "Tengo varios compañeros de escuela que están haciendo lo mismo".
Kirenia no sabe si podrá algún día graduarse como doctora en España, pero tiene la firme voluntad de no hacerlo en Cuba. "Mi abuelo y mi abuela son médicos jubilados y están pasando muchísimo trabajo, porque las pensiones no les alcanzan para nada", cuenta a 14ymedio. "Lavando platos en un café de Madrid probablemente pueda vivir mejor que ellos".
"Mi abuelo y mi abuela son médicos jubilados y están pasando muchísimo trabajo, porque las pensiones no les alcanzan para nada"
Ganadora de cuanto concurso escolar se le cruzó en el camino en sus tiempos de adolescente, Kirenia ahora ya no tiene "cabeza para los libros y los estudios" porque solo piensa en el momento en que el avión despegue y ella pueda mirar desde la ventanilla cómo las luces de la Isla se alejan.
"Desde que tomé la decisión estoy que no puedo ni dormir. Tengo la sensación de que algo va a pasar que me va a impedir salir, pero mi familia me dice que tengo que calmarme y que todo va a salir bien". Kirenia ya anunció en la Facultad su decisión de dejar la carrera, pero achacó su salida a un embarazo y la necesidad de estar más tiempo con su esposo y el futuro bebé.
Sin embargo, la verdad es que no se imagina "trabajando más de doce horas diarias en un hospital donde no hay medicamentos, los baños están tan sucios que muchos doctores se pasan toda su jornada laboral sin siquiera orinar y cobrando un poco más de 4.000 pesos que no sirven de mucho".
Junto a otros colegas han creado un grupo de WhatsApp donde se intercambian cualquier oportunidad de beca para salir de Cuba. "Somos más de veinte, la mayoría son estudiantes de Medicina de tercer, cuarto y hasta quinto año. Si se les da el viaje están dispuestos a dejar la carrera" y sumarse a los casi 200.000 cubanos que han llegado a Estados Unidos desde octubre pasado o a la cifra, sin precisar, de los que han llegado a otros países.
La Facultad de Medicina ha sido una de las joyas de la corona educativa en Cuba en los últimos 60 años. La graduación masiva de sanitarios forma parte de la política oficial y es exhibida como uno de los grandes logros del proceso revolucionario, además de las de proveer de galenos a las misiones médicas en el extranjero, uno de los principales rubros de entrada de divisas a la Isla.
En seis décadas, entre 1959 y 2019, Cuba graduó a 376.608 personas en diferentes ramas de las Ciencias Médicas, de ellos 171.362 fueron médicos. El número de los que han abandonado su profesión para ejercer otras profesiones económicamente más gratificantes y de los que han emigrado se maneja con secretismo, pero en los hospitales frecuentemente escasea el personal calificado y los especialistas.
En Artemisa, hay un caso dramático: más de 20 estudiantes de Medicina de un mismo curso abandonaron los estudios, todos juntos
En Artemisa, hay un caso dramático: más de 20 estudiantes de Medicina de un mismo curso abandonaron los estudios, todos juntos. "No es sólo por aprovechar la brecha de Nicaragua", explica a este diario Inés, la amiga de uno de estos desertores. "También porque cada vez es más fuerte el rumor de que serán regulados una vez terminada la carrera, y tienen miedo", agrega en alusión a la prohibición de salir del país que el Gobierno aplica a los estudiantes que terminan carreras estratégicas, como Medicina.
Por otra parte, en el hospital provincial, "varios sanitarios han pedido permisos de salida y, una vez concedidos, han emigrado de manera definitiva", cuenta la misma fuente. "Algunos piden la baja, otros se van sin hacerlo porque pueden demorarla y otros han aprovechado brechas en el sistema, por ejemplo, que estén en el año terminal de especialidad y no hayan sido regulados".
En el caso de Yander, de 24 años, las razones para pedir la baja de la Facultad de Ciencias Médicas Victoria de Girón, en La Habana, fueron diferentes. Entró en el primer año de la carrera unos meses antes de que estallara la pandemia de covid-19. Todos los alumnos fueron, de una u otra manera, enviados a apoyar en los hospitales ante la gran avalancha de contagiados por el virus.
"No tenía apenas experiencia y tuve que enfrentarme a situaciones que no quiero volver a vivir", cuenta a 14ymedio. "El problema principal para mí no fue el miedo a enfermarme, y me contagié dos veces. Tampoco tomé esta decisión por ver morir a tanta gente sin poder hacer mucho para ayudarla, porque hasta el oxígeno escaseaba".
Yander se hartó de que las autoridades sanitarias usaran a los estudiantes y a los recién graduados "como si fueran muebles". "Nadie nos preguntaba nada. Nos movían de un lado para otro a apoyar aquí y allá pero las condiciones en las que trabajábamos eran pésimas. Hubo una semana que solo pude comer pan con algo y un jugo que ni sé de qué era porque solo sabía a agua con azúcar".
El joven decidió poner punto final a su carrera como médico el día que "un acompañante se alteró porque su madre con cáncer estaba agonizando y no teníamos ni un calmante para ponerle"
"La situación de los médicos es algo que hay que vivirlo para darse cuenta". El joven decidió poner punto final a su carrera como médico el día que "un acompañante se alteró porque su madre con cáncer estaba agonizando y no teníamos ni un calmante para ponerle. El hombre me agredió a mí y a una enfermera con una silla". Esa noche, cuando regresó a su casa, Yander colgó la bata blanca definitivamente.
Ahora tiene un negocio de venta de aves ornamentales en la calzada del Cerro. "Lo que aprendí en la Facultad lo uso mucho en el cuidado de estos animales y también vendo hámsters, jicoteas y conejos, además de la comida que necesitan". Los días en que el negocio va mal, Yander gana lo que un galeno logra en una semana. "No tengo ninguna nostalgia, más bien siento que me salvé del desastre".
Los problemas económicos también inclinaron la balanza para la hija de Nelson Sánchez Ramos. "Decidimos que lo mejor para nuestra hija es abandonar sus estudios", escribió este hombre en su cuenta de Facebook. "La disparidad entre lo que gana un profesional que debe estudiar seis años y su objeto social es salvar vidas y lo que reciben los testaferros del régimen, te hace reflexionar sobre tú futuro y el futuro de este país".
La esposa de Sánchez, graduada de Medicina, "se vio obligada a dejar de ejercer la profesión porque le es muy difícil acostumbrarse a vivir con un salario" que no garantiza ni un desayuno regular. "Mi niña perdió la motivación por sus estudios y ahora tiene que hacer un esfuerzo descomunal como hacen muchos universitarios de este país, para graduarse de una profesión que tal vez en el futuro abandonen para poder cumplir sus sueños o por algo tan básico como garantizar una alimentación adecuada para él y sus hijos".
Los contrastes salariales saltan a la vista entre lo que gana un médico y los miembros del Ministerio del Interior. "Los cubanos interesados en capacitarse como funcionarios de prisiones, recibirán 6.690 pesos de salario mensual, luego de un curso de cinco meses y medio, mientras un médico recién graduado gana 4.610 pesos; un residente de su especialidad recibe 5.060; y en el caso de los galenos con especialidades terminadas, el salario oscila entre 5.560 y 5.810", concluye Sánchez.
"Los cubanos interesados en capacitarse como funcionarios de prisiones, recibirán 6.690 pesos de salario mensual, luego de un curso de cinco meses y medio, mientras un médico recién graduado gana 4.610 pesos
Otros abandonan los estudios para usar todas sus energías en salir del país. "Mi hijo dejó Medicina en quinto año y vendió todo lo que tenía para pagarse el pasaje a Nicaragua. Ya lleva tres meses en Estados Unidos y trabaja en una brigada de constructores. Sus amigos de la Facultad lo ven como un héroe", detalla Frank Vilaú, padre de un joven de 26 años. "Ahora está reuniendo el dinero para sacar a su novia que también dejó la carrera".
Pero el éxodo no está ocurriendo solo en la enseñanza universitaria y, específicamente, en las facultades de Medicina, sino que recorre todos los niveles educativos. René, un padre habanero de 45 años y a punto de salir rumbo a Estados Unidos con sus hijos a través del programa de reunificación familiar, visitó la escuela secundaria del más pequeño para comunicar a la maestra que el niño ya no iba a seguir asistiendo a clases ante la inminencia de la partida.
"La profesora casi se echa a llorar y me dijo: 'Aquí no va a quedar nadie. Tengo varios estudiantes que están en la misma situación, también otros maestros me han contado que está pasando lo mismo en sus aulas'".
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