Diálogo… si nos dejan
La Habana/Hace varios meses, cuando los jóvenes estudiantes del Centro Cultural Padre Félix Varela conocimos de la visita del papa Francisco a Cuba, la alegría se extendió entre nosotros. Más aún cuando supimos que la agenda del pontífice incluía también un encuentro privado con todos los alumnos. Sin embargo, la alegría duró poco y el concepto que teníamos de aquel momento se transformó por completo.
Pasó a ser un evento público, donde los jóvenes que estudian en el Centro no tendrían ninguna deferencia especial en comparación con el resto de los invitados. Pero aún así la emoción de conocer en persona al obispo de Roma y escucharlo, hizo que desde las dos de la tarde del domingo cientos de nosotros nos aglomerásemos en las cercanías del lugar por la calle Malecón, a la espera de que nos permitieran entrar.
Vallas metálicas impedían el paso y guardias de seguridad repetían ante cada pregunta: "Hasta que no avisen, nadie puede entrar". Después de un largo tiempo afuera, los estudiantes del Centro nos reunimos y decidimos comunicarnos con el rector, el padre Yosvany Carvajal. Así se concretó, al menos, el pequeño beneficio de que fuéramos los alumnos del Centro los primeros que pasáramos para poder colocarnos lo más cerca posible del papa Francisco.
"Conceptos como reconciliación, esperanza y diálogo con el contrario me hicieron sentir libre como hacía mucho tiempo que no me sentía"
Nos quedaban aún largas horas de calor, parados y sedientos, pero que fueron sobrellevadas con mucha alegría. Los obispos, provenientes de Haití, México, España, Estados Unidos y Cuba, subieron al podio para agradecer la presencia de todos y, además de presentarse, expresaron sus deseos para con el pueblo y los jóvenes cubanos.
Un excelente concierto de Martín Valverde hizo que las horas pasaran rápido y nos hicieron sobrellevar también una llovizna de último momento que retrasó el encuentro con el papa Francisco.
Finalmente allí estaba él. Confieso que esperaba un papa más alegre y un intercambio más prolongado e intenso con los presentes, pero lo vivido esa tarde me llenó de satisfacción. Conceptos como reconciliación, esperanza y diálogo con el contrario me hicieron sentir libre como hacía mucho tiempo que no me sentía. Su mensaje principal de entender y conversar con el que piensa distinto me hizo llorar. En especial porque, cuando el papa Francisco pronunció aquella frase, un coro salió de la multitud y apuntó "si nos dejan".