Los estudiantes se rebelan contra la uniformidad de las aulas
Las escuelas emprenden una cruzada contra el pelo y las uñas pintadas de colores llamativos
La Habana/El regreso a clases significa para miles de niños y jóvenes volver a la disciplina escolar después de dos meses de vacaciones. Este septiembre, las direcciones de los centros docentes han centrado su cruzada contra las uñas y los cabellos pintados con colores llamativos, y los estudiantes se ven forzados a pelarse o a quitarse el esmalte para ajustarse a los reglamentos.
Estos meses de julio y agosto, lejos de las aulas, muchos adolescentes eligieron los estridentes tonos de moda veraniega. El rojo, verde, azul y morado han sido tendencia en el cabello y los colores fosforescentes fueron los favoritos para las uñas, un arcoíris que los centros no están dispuestos a aceptar.
"No quiero ver a nadie aquí con las uñas fosforescentes ni con los pelos teñidos de colores", advertía este lunes una maestra de quinto grado a la entrada de su aula en una escuela del municipio Plaza de Revolución. La escena se ha extendido por los colegios de toda la Isla, que se aferran al reglamento para limitar la creatividad de los alumnos.
Julio Mojena, padre de dos mellizos residentes en la habanera barriada del Cerro, considera arbitrarias las restricciones puesto que no hay ninguna norma escrita que las indique textualmente
Julio Mojena, padre de dos mellizos residentes en la habanera barriada del Cerro, considera arbitrarias las restricciones puesto que no hay ninguna norma escrita que las indique textualmente. Sus hijos se decoloraron el cabello en agosto y ahora, lamenta, "no pueden entrar a clases hasta que se pelen". "En mi tiempo era el largo del pelo y los aretes, ahora es el color. ¿Qué será mañana?", cuestiona.
"Cada escuela puede hacer adecuaciones al reglamento escolar" en dependencia "a las características de su comunidad", afirma a 14ymedio, vía telefónica, un funcionario del Ministerio de Educación que prefiere el anonimato.
Aunque no existe normativa específica sobre el color del cabello, las uñas o cualquier otro detalle, el trabajador sostiene que "en las escuelas se exige uniformidad" en el aspecto físico del estudiantado y que ese detalle está avalado por el reglamento general.
El funcionario reconoce que hubo una época en que se era muy estricto respecto a la longitud del cabello de los varones, pero que hace tiempo que está permitido llevar "la melena hasta el cuello de la camisa". Antiguamente se exigía a los varones llevar el pelo con un máximo de tres centímetros de largo.
En los años ochenta la cruzada contra el largo del cabello y por mantener la uniformidad estética entre los estudiantes saltó incluso a las páginas de los periódicos oficiales. Sin embargo, la Organización de Pioneros José Martí y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media no terciaron a favor de sus representados y los alumnos no ganaron aquella simbólica batalla por la diferenciación.
En los años ochenta la cruzada contra el largo del cabello y por mantener la uniformidad estética entre los estudiantes saltó incluso a las páginas de los periódicos oficiales
Pese a todo, los controles se han suavizado con los años, especialmente desde que la crisis económica obligó a las familias a sustituir partes del uniforme escolar por otras hechas en casa o a comprar el calzado de los estudiantes en el mercado en pesos convertibles a raíz del quiebre de las tiendas de productos industriales del racionamiento.
Ahora es común ver a los estudiantes con las vestimentas reglamentarias pero modificadas con pinzas laterales, el dobladillo subido o las mangas ajustadas.
Las niñas y muchachas tampoco escapan a las restricciones. "En esta aula se viene a estudiar y esas uñas decoradas con figuritas o pintadas con colores fosforescentes distraen la atención de otros estudiantes", insiste ante sus alumnos una maestra de español en la secundaria básica Protesta de Baraguá, en Centro Habana.
En lo que va de curso, al menos unas diez estudiantes de ese centro manifiestan haber tenido problemas por la manicure que llevaban cuando comenzó el año escolar. En cambio, la presión para ellas es menor en cuanto al cabello y se hace caso omiso si lo llevan teñido de rubio o rojo, aunque no se toleran tanto otros tonos como el violeta, azul o verde.
"La realidad evoluciona más rápido que los reglamentos escolares", explica Zulema Vázquez, socióloga y con dos hijos en edad escolar. "Las autoridades docentes tienen una mentalidad del siglo pasado y no están preparadas para lidiar con las nuevas situaciones que se están dando", apunta.
La especialista considera que todo intento de uniformidad a partir de la apariencia física provoca al final que los niños y adolescentes encuentren maneras más sofisticadas de diferenciarse. "Puede ser el largo de la saya, un piercing, los ajustes que se le hacen a una blusa, el color o el largo del pelo, pero de una u otra forma hallarán la manera de romper la monotonía", argumenta Vázquez.
Todo intento de uniformidad a partir de la apariencia física provoca al final que los niños y adolescentes encuentren maneras más sofisticadas de diferenciarse
María Molina, madre de un adolescente de Cienfuegos, explicó a 14ymedio que su hijo de 14 años no ha podido comenzar el curso escolar en el instituto tecnológico José Gregorio, donde se forma como "profesor de agropecuaria", porque la maestra y la directora de su centro de enseñanza no le permitieron entrar por llevar el pelo decolorado.
Según Molina, la profesora y la directora le advirtieron que "si no se pela al rape o se pinta el pelo de negro" no será admitido. La madre intentó negociar una solución intermedia y propuso que el joven se corte el cabello un poco cada semana hasta que toda la parte clara desaparezca, pero su alternativa no fue aceptada.
"Como madre me siento frustrada, llamé al departamento de educación provincial y municipal y todos repiten que hay que respetar el reglamento escolar", concluye con irritación.