Fascinación por las vitaminas

La ingesta de los suplementos ha pasado de ser un apoyo nutricional a uno de los símbolos de estatus visibles en la sociedad cubana

Polivit ha pasado los últimos 20 años acompañando la malnutrición de los residentes en la Isla. (Facebook)
Polivit ha pasado los últimos 20 años acompañando la malnutrición de los residentes en la Isla. (Facebook)
Marcelo Hernández

05 de enero 2018 - 17:10

La Habana/La fila frente al mostrador de la Aduana se extiende varios metros. Hace calor y algunas moscas se posan sobre los pasajeros que acaban de llegar al aeropuerto de La Habana. Alrededor de ellos hay aparatos de climatización, bolsas enormes y algunas cajas con la etiqueta "medicinas" que, con toda probabilidad, incluyen frascos de multivitaminas y suplementos alimenticios, un producto cuya demanda ha crecido en los últimos años.

Los suplementos que inicialmente fueron introducidos en la Isla como un apoyo para la alimentación de niños, ancianos o personas convalecientes, ahora son consumidos ampliamente por adultos jóvenes, personas que practican frecuentemente deporte o quieren evitar una enfermedad.

"Se trata de un consumo que está fuera del control médico y que las personas mantienen por largos períodos de tiempo sin realmente necesitarlo", asegura Caridad Herrera, quien por más de dos décadas se desempeñó en la especialidad de medicina general integral en un policlínico habanero.

"He tenido pacientes que hacen uso y abuso de estas pastillas como si estuvieran comiendo caramelos, solo porque creen que necesitan más vitaminas o porque un hijo le mandó unas píldoras 'bonitas' de allá afuera", se queja la doctora. "La gente piensa que puede ponerse saludable con solo tomar esto cada día, pero es el estilo de vida que mantengan el que realmente influye".

"He tenido pacientes que hacen uso y abuso de estas pastillas como si estuvieran comiendo caramelos, solo porque creen que necesitan más vitaminas o porque un hijo le mandó unas píldoras 'bonitas' de allá afuera"

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de una cantidad muy estricta de complementos nutricionales y vitaminas. Además advierte que elevar esas dosis puede causar serios problemas, entre los que se incluyen defectos de nacimiento y un aumento de la mortalidad entre los adultos.

Sin embargo, la mayoría de los cubanos de la Isla parecen no haberse dado por enterados de esas advertencias y el consumo de vitaminas va en aumento según la opinión de varios especialistas consultados por este diario. La ingesta de estos suplementos se ha convertido en uno de los símbolos de estatus que son visibles hoy en la sociedad cubana.

"Te vas a sentir como nuevo, más feliz y con más vigor", reza un anuncio clasificado en una de las numerosas páginas digitales a las que acuden miles de cubanos para comprar tanto aspirinas como automóviles. "Si quieres estar cada día más activo y lleno de vida llámame", invita el texto en el que se ofertan desde "vitamina C de gomitas para niños" hasta "tabletas saborizadas para adultos", todo "muy colorido y de calidad".

El mercado informal tiene una extensa variedad de vitaminas y complejos nutricionales que contrasta con los estantes vacíos de las farmacias estatales a las que muchos siguen acudiendo en busca del ajado Polivit que ha pasado casi 25 años acompañando la malnutrición de la población.

Varios estudios médicos realizados a partir de la gran recesión que supuso la caída del bloque soviético revelaron que los cubanos tenían un grave déficit de vitamina A, tiamina y niacina, además de todo el grupo constituido por las vitaminas B. Esas carencias se dieron a conocer a través de la prensa independiente y extranjera, a pesar de los intentos del Gobierno por silenciar el problema.

Varios estudios médicos realizados a partir de la caída del bloque soviético revelaron que los cubanos tenían un grave déficit de vitamina A, tiamina y niacina, además de todo el grupo constituido por las vitaminas B

El Ministerio de Salud Pública comenzó a distribuir unas tabletas de multivitaminas que durante el primer año se entregaron gratuitamente a través de los consultorios del médico de la familia pero después pasaron al inventario regular de las farmacias a precios subsidiados. Su nombre -Polivit o Multivit- se convirtió en un símbolo de la escasez de aquellos duros años.

El complejo de nutrientes incluye ácido fólico, además de vitaminas A y B y tiene un intenso color amarillo, hasta el punto de que algunos lo utilizaron para teñir el arroz en la época en que los colorantes alimenticios desaparecieron de los anaqueles de las tiendas. Tampoco faltaron las bromas sobre el Polivit y hasta la suspicacia de algunos que rebautizaron las píldoras como "las quita alma" en medio de la paranoia social por los excesivos controles del Gobierno.

En 2003, un estudio del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA) reveló que el 26,4% de la población consumía suplementos vitamínicos. De una muestra de casi 50.000 personas entrevistadas, casi tres cuartas partes alegaron que no tomaban estos nutrientes por "falta de hábito" o porque sentían que les provocaba más hambre.

En las familias que sí los consumían, el INHA detectó que casi siempre se prioriza a los niños y los ancianos. El estudio también recogió la inconformidad de los consumidores de Polivit por las oscilaciones en su abastecimiento que impide a muchos de ellos mantener un consumo regular.

"Lo tomo desde hace casi 20 años porque he tenido muchos problemas de salud y necesito reforzar mi dieta, que tampoco es muy variada", cuenta Azucena, de 68 años, quien este sábado aguardaba a las afueras de la farmacia de la calle Carlos III para preguntar si había llegado Polivit.

En diciembre pasado el Ministerio de Salud Pública y el estatal Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica (BioCubaFarma) admitieron la "inestabilidad" en el suministro de medicamentos y suplementos. Los impagos a los suministradores de materia prima afectaron a la producción, para la que se necesita importar más del 85% de los compuestos.

Azucena lamenta también que el Polivit tiene "una presentación poco atractiva" y con unas tabletas duras. "Para convencer a un niño de que se la tome hace falta un poco de gracia".

La Aduana permite la importación de hasta 10 kilos de medicamentos, que "están exentos del pago de los derechos de aduana, siempre que los mismos vengan en sus envases originales y separados del resto de los artículos"

Para aliviar el desabastecimiento y la "grisura" del Polivit muchas familias recurren a sus familiares en el extranjero o compran los suplementos en el mercado informal.

La Aduana permite la importación de hasta 10 kilos de medicamentos, que "están exentos del pago de los derechos de aduana, siempre que los mismos vengan en sus envases originales y separados del resto de los artículos", de manera que buena parte del "negocio de la vitalidad" se nutre de las importaciones personales que hacen los viajeros.

"Cada vez que vengo traigo mis 10 kilogramos de medicinas y la mayor parte son vitaminas para mi familia", cuenta Rebeca Orizondo, una cubana que reside en Miami desde que abandonó la Isla durante la Crisis de los Balseros en 1994. "A mi madre, que ya está muy mayor, no le puede faltar el Omega 3, ni el calcio, así que la mantengo abastecida".

En estas pequeñas píldoras también se expresan las crecientes diferencias sociales que atraviesan el país y que se basan, muchas veces, en el acceso a la moneda convertible o en el simple contacto con el extranjero.

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