Las flores se imponen a otros cultivos en los campos cubanos

La posibilidad de eludir a la estatal Acopio y la existencia de días punta, como este 14 de febrero, hacen de la siembra de plantas un negocio apetecible

En celebraciones especiales, como el Día de los Enamorados o el Día de las Madres, la demanda de flores se dispara. (14ymedio)
En celebraciones especiales, como el Día de los Enamorados o el Día de las Madres, la demanda de flores se dispara. (14ymedio)
Zunilda Mata

14 de febrero 2018 - 14:49

La Habana/En el Hoyo de Monterrey, el lugar donde se siembra el mejor tabaco de Cuba, hace años tiene lugar una sorda batalla. Los vegueros de la zona, obligados a vender sus hojas a las empresas estatales, optan cada vez más por el cultivo de flores, una producción que pueden gestionar con mayor autonomía y beneficios ya que pueden eludir a la estatal Acopio y comerciar de manera independiente.

La brisa mueve los rosales de la finca de los hermanos Pérez en el municipio pinareño de San Juan y Martínez. Entre los arbustos, con sumo cuidado, se mueven varios miembros de la numerosa familia revisando los botones de rosas que deben estar listos para salir del campo la víspera del 14 de febrero.

Durante el Día de San Valentín, conocido en la Isla como Día de los Enamorados, se dispara una frenética compra de flores, chocolates, peluches y también se agotan las reservas en los restaurantes. Con la ampliación del sector privado, las ofertas de regalos por la jornada se han ampliado, pero las rosas siguen liderando las preferencias.

El Día de las Madres y la jornada dedicada a los maestros, el 22 de diciembre, son otros momentos de gran demanda

"Este cultivo tiene sus momentos picos y la maestría es aprovecharlos", cuenta Juan Pablo, uno de los productores que por años se dedicó al cultivo de tabaco y viandas, pero que poco a poco ha entrado también en la siembra de flores. El Día de las Madres y la jornada dedicada a los maestros, el 22 de diciembre, son otros momentos de gran demanda.

"Sembramos fundamentalmente rosas y, dentro de ellas, la variedad conocida como príncipes negros porque son los que más compra la gente", puntualiza el campesino. "En esta zona también hay quienes hacen sus propios cruces e injertos, pero nosotros preferimos ir al seguro".

El comercio de flores es una pelea contra el tiempo. La degradación del producto una vez que sale de los surcos se acelera debido a la falta de envases adecuados y de conservantes. "Nuestras flores tienen mucho aroma pero se deterioran muy rápido", agrega Carmelo, otro productor de Herradura en Consolación del Sur.

Entre 1955 y 1960 Cuba exportaba flores al sur de Estados Unidos pero la reducción de la producción nacional ha obligado a importar el producto desde Ecuador y Colombia para satisfacer la demanda interna especialmente de los centros turísticos, según datos aportados por Manuel García Caneiro, especialista en protección y conservación de la naturaleza.

Para García Caneiro, entre las necesidades urgentes para reflotar el sector está contar con más tecnología, introducir más clones "de las especies que tienen posibilidades y priorizar las flores tropicales que, a su juicio, "son más fuertes" y están más a tono con las nuevas tendencias de ambientación.

La meta final de la producción privada de flores en la zona de Pinar del Río y Artemisa son las ciudades más cercanas, especialmente La Habana. "Tienen que salir de aquí el día antes para que hagan el recorrido en la tarde o en la noche y estén a primera hora en los puntos de venta", detalla Carmelo.

El hijo del productor tiene una "araña", la carreta de dos ruedas tirada por un caballo típica de los campos cubanos. "Las colocamos en la araña separadas en cubos con agua y cubiertas con una fina tela húmeda para que el viento no las lastime y se mantengan frescas", cuenta Carmelo.

En sus campos, las frutabombas, las malangas, el tabaco y los pepinos van perdiendo la batalla por el espacio. "Ahora sembramos fundamentalmente flores porque es un mejor negocio y tenemos vendedores a los que suministramos directamente", asegura el productor.

"Tengo rosas, gladiolos, claveles chinos, azucenas y mariposas". Esta última se considera en la Isla la flor nacional y tiene un intenso perfume, pero en opinión del campesino "lleva mucho trabajo, porque es una planta que necesita bastante humedad y sus pétalos son muy frágiles".

Herradura se ha ido convirtiendo en el vivero de las flores del occidente del país. Las razones que han llevado a los agricultores a preferir ese cultivo van desde las cuestiones económicas hasta la autonomía a la hora de comercializar el producto final.

"Tuve tabaco y hasta papa pero todo era un enredo después para venderle al Estado la cosecha y sufrí mucho los impagos", asegura Carmelo. "Desde que me dedico a las flores es dinero en mano cada vez que hago un negocio". En la finca de este cultivador también se venden los arbustos de rosas sembrados en bolsas de polietileno para jardines.

El productor puede evadir a Acopio, la empresa estatal que sirve de intermediaria entre los agricultores y los consumidores en el caso de muchos productos

Con el cultivo y venta de flores, el productor puede evadir a Acopio, la empresa estatal que sirve de intermediaria entre los agricultores y los consumidores en el caso de muchos productos. "Con esto yo me salvo solo o me hundo solo, si se me fastidia una cosecha es mi problema pero si la vendo bien entonces es mi beneficio".

"Los campesinos de esta zona que han logrado, además de vender las flores, vender la planta son los que más están ganando". En un Día de los Enamorados Carmelo puede sacar hasta 3.000 CUP en ventas a distribuidores, pero "de ahí hay que restar lo invertido, que es bastante".

El gasto inicial, solo en semillas, asciende a 2.000 CUP, pero con las plantas adultas ya debe sacar su propios arbustos de ellas, además de realizar injertos. La turbina le costó 6.000 CUP y abrir otro pozo unos 1.000 CUP. Además, tiene en su terreno canteros para las variedades con plantas más pequeñas y ha debido invertir en tejas de barro en torno a 700 CUP.

"Las flores son muy exigentes con el suministro de agua, así que he tenido que invertir bastante en regadío y turbinas", apunta el agricultor. "El abono tampoco puede faltar y la mayor proporción debe ser de materia orgánica así que hasta he tenido que dedicarme a hacerlo con desechos de la finca".

"El humus de lombriz es lo mejor para mantener sanas las plantas y muchas veces tengo que comprarlo al Estado o a otros campesinos de la zona que lo hacen al por mayor para vender".

El hijo de Carmelo golpea al caballo con la fusta y la araña comienza su camino rumbo a Candelaria mientras la tarde cae. Desde allí todas las flores partirán hacia la capital en un camión cargado con la mercancía de varios productores. Tienen que llegar antes de que las primeras luces de San Valentín comiencen a iluminar la ciudad.

De madrugada en La Habana, Rogelio, un mecánico que cambió las herramientas por los pétalos, saca el triciclo que guarda en el parqueo de un edificio del Vedado. En la acera organiza los envases con agua llenos de las flores que acaban de llegar. El aroma inunda todo el área.

El vendedor distribuye por docenas las azucenas, girasoles, gladiolos, rosas, claveles, mariposas y margaritas chinas.

"He comprado el doble que en días normales y la que más se vende es el príncipe negro, que la compran por docenas, por eso de la canción de son doce rosas...", cuenta, mientras tararea una pegajosa balada popularizada en la Isla por el cantante mexicano Lorenzo Antonio.

"Llevo 15 años haciendo lo mismo", aclara Rogelio, quien tiene sus puntos fijos de venta. Sus expectativas son, algún día, poder dejar de tener que vender en la calle y suministrar a locales u hoteles de la capital. "Pero para eso falta porque esos lugares prefieren todavía las flores extranjeras", lamenta.

Los mercados, tiendas y comercios en divisas están llenos de impecables y estilizadas rosas que pueden llegar a costar hasta 5 CUC cada una, el salario de una semana. "La gente cree que son más bonitas las flores importadas pero no huelen a nada".

Junto a la venta, Rogelio da recomendaciones a sus clientes. "Lleve el ramo en la mano boca abajo y nada más lo ponga en el florero échele una aspirina al agua para que dure", detalla a un cliente que paga por tres docenas de príncipes negros a un precio que solo le alcanzaría para cuatro flores en los mercados en pesos convertibles.

"Nosotros ofrecemos una mercancía mucho más barata, nacional y con perfume. Hasta las abejas vienen aquí a rodear las flores, pero con las que se venden en divisas no pasa nada de eso"

"Nosotros ofrecemos una mercancía mucho más barata, nacional y con perfume. Hasta las abejas vienen aquí a rodear las flores, pero con las que se venden en divisas no pasa nada de eso", promociona Rogelio.

Otros emprendedores han llevado el negocio de la venta de flores más lejos, como una pequeña tienda cercana a la Avenida de los Presidentes, donde preparan ramos con adornos listos para un regalo. Este martes la empleada no daba abasto. "Hay personas a las que les gusta regalar el ramo temprano y lo compran hoy para entregarlo en cuanto amanezca".

El local tiene precios por encima de los de los vendedores ambulantes pero todavía económicos en comparación con los comercios estatales. Por menos de 2 CUC un cliente se lleva un ramo de margaritas mezclado con flores silvestres y un hermoso trabajo de hojas.

A pesar de los precios, los clientes también se agolpan en la céntrica florería estatal de la Plaza de Carlos III. "No me importa que no huelan, pero duran más y quiero hacer a mi esposa un regalo que pueda disfrutar por varios días", se justifica un hombre que ha elegido una docena de rosas blancas.

Algo similar creen los empleados del Hotel Plaza, muy próximo al Parque Central que han adornado la entrada del alojamiento de estilo neoclásico con un enorme ramo de rosas importadas. "Hasta en el funeral de Fidel Castro las flores venían de afuera", apunta un huésped cubano, residente en el extranjero, que se ha quedado mirando el conjunto.

A pocos metros, una florería exclusiva ofrece los botones traídos desde Ecuador y unas turistas preguntan a un vendedor ambulante donde pueden comprar "orquídeas típicas de Cuba para un regalo", pero el hombre solo lleva príncipes negros.

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