El IPVCE de Matanzas, reflejo del deterioro del sistema educativo
Miami/La Habana/Yasmany, José, Andy, Yailén, Jorge, Jaime, Veikys... Con los nombres de varones y mujeres, los graffitis en la pared parecen querer mantener en el tiempo la memoria de los miles de estudiantes que han pasado por el lugar. Una piscina donde desde hace casi dos décadas se juega al fútbol por falta de agua, un tabloncillo destrozado por la desidia y la falta de mantenimiento, un teatro que hace mucho dejó de existir. Ese es el panorama al inicio de este curso de una de las escuelas más renombradas de Matanzas: el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Carlos Marx. Su imagen no es algo inusual en una Isla que desde el fin del subsidio soviético no ha podido mantener los niveles de inversión educativa que tenía.
"Parece como si la escuela se comiera a ella misma", explica Yamilet, que prefiere no dar su apellido para evitar complicaciones. Como estudiante del centro, sabe que una indiscreción podría costarle la carrera que sueña como ingeniera química. "Hay una parte que está limpia, bonita, pero hay otra que la han dejado como morir. Sin pintura, abandonada, a nadie le importa", comenta.
El Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Carlos Marx (IPVCE) de Matanzas quedó inaugurado el 17 de octubre de 1977
El Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Carlos Marx (IPVCE) de Matanzas quedó inaugurado el 17 de octubre de 1977, aunque en ese momento solo existía el nivel de Secundaria Básica. Hasta el momento, en sus aulas se han graduado más de 14.000 estudiantes. A principios de la década de los 80 se construyó el anfiteatro y en el año 2012 se anunció una reparación capital en el área docente para reponer mobiliario y dotar a los laboratorios de nuevos utensilios y medios.
La primera de este tipo de escuelas, que aún no recibían la denominación actual, fue la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin de La Habana, inaugurada por el propio Fidel Castro en 1974 y fue construida según el "sistema Girón", que se generalizó luego en el campo cubano: una zona docente, otra de albergues, un pasillo central, área de formación, zona de deportes y un comedor conformaban las partes más importantes de los conjuntos que recibieron nombres de mártires, figuras del marxismo-leninismo y batallas relacionadas con la Revolución. Estos centros se convirtieron en un tipo de laboratorio ideal para crear al "hombre nuevo" destinado a ser en el futuro la élite revolucionaria.
En un discurso ante la Asamblea Nacional en 2009, el presidente Raúl Castro aseguró: "Existen preuniversitarios y secundarias en el campo en lugares que ya no requieren su participación en tareas agrícolas y cuya matrícula procede, mayoritariamente, de zonas urbanas. Esas instituciones se irán trasladando a la ciudad en la medida que se aseguren las condiciones materiales y organizativas".
Ese mismo año, una resolución del Ministerio de Educación autorizó el cierre gradual de las escuelas en áreas rurales bajo régimen de internado. Se ponía fin a casi cuatro décadas desde que nació esa modalidad educativa en la que se intentaba vincular el estudio con el trabajo agrícola y que se convirtió prácticamente en la única posibilidad de cursar estudios preuniversitarios. Dentro de ellos, los IPVCE representaban una "élite" en cuanto a calidad docente e infraestructura.
"Esa escuela ya no es lo que era. Desde hace mucho tiempo ha ido perdiendo calidad. Muchos de los mejores profesores se fueron. Eso lo estamos viviendo en el IPVCE y en el resto de las escuelas", explica un joven profesor que a su vez es estudiante de una carrera universitaria.
Esta curiosa singularidad es compartida por varios de sus compañeros de estudios, que según él, se vieron obligados a dar clases por la presión del Ministerio de Educación.
"Los compañeros del Ministerio explicaron la necesidad de dar el paso al frente, 'voluntariamente', para dar clases en los preuniversitarios y los politécnicos. Usted sabe lo que significa voluntariamente"
"Los compañeros del Ministerio pasaron por las aulas de la Universidad y explicaron la necesidad de dar el paso al frente, 'voluntariamente', para dar clases en los preuniversitarios y los politécnicos. Usted sabe lo que significa voluntariamente", comenta.
Los directivos del Ministerio de Educación en la localidad han tenido que reconocer la falta de alrededor de 137 docentes en la provincia. Los bajos salarios y las difíciles condiciones de trabajo que afrontan los profesionales están entre las principales causas del éxodo del profesorado. Para paliar el déficit se ha recurrido a la contratación de personal retirado y la "importación" de profesores del oriente de la Isla, fundamentalmente de Santiago de Cuba y Guantánamo, desde donde han llegado unos 200.
"Da pena mirar esa escuela. Allí pasé parte de los mejores años de mi vida. Verla así dan deseos de llorar", comenta Michel Larrondo, un médico cubano exalumno del centro, y que actualmente reside en Ecuador.
La publicación en redes sociales de algunas imágenes que ponen de manifiesto el deterioro del edificio provocó multitud de comentarios. Alfredo Sánchez Valdivia, exalumno del centro, expresó: "Es reflejo de la realidad cubana, una radiografía de cómo es la Cuba de nuestros sueños y de cómo se desvanecen y se despedazan contra el muro de la triste realidad".