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¿Dónde está el maestro?

Maestra de una escuela primaria junto a un grupo de alumnos. (Luz Escobar)
Rosa López

14 de mayo 2015 - 07:15

La Habana/Ciego de Ávila está entre las provincias cubanas cuya población no supera el medio millón de habitantes. Por su tamaño, le corresponde alrededor de 8.400 maestros pero, para el próximo curso escolar, sufrirá un déficit de 714 docentes, según una nota publicada este miércoles en la prensa oficial. Para cubrir las plazas vacías, se apela a estudiantes universitarios que, según la interpretación oficial, "aprovechan la demanda para fortalecer su formación integral como futuros profesionales".

En términos generales, esta carencia significa un 8% de la fuerza profesoral del territorio, pero el asunto se vuelve más grave en la enseñanza media, donde las ausencias podrían superar el 20%. Matemática, física e inglés son las asignaturas más afectadas en las secundarias básicas, los preuniversitarios y otros centros de la enseñanza técnica profesional.

La propuesta de acudir a los universitarios ha encontrado un amplio rechazo entre los alumnos y sus padres, que consideran a los maestros sustitutos como profesionales con poca formación y escasas habilidades pedagógicas. Para apuntalar tales deficiencias, muchas familias costean un repasador privado en horario extraescolar.

Cada año el Ministerio de Educación emite alguna declaración donde sostiene que todo está garantizado para iniciar el curso escolar y así se cumple por un par de semanas, quizás algunos meses. Sin embargo, cuando se acerca el segundo semestre, empiezan las deserciones y no hay manera de retener al frente de las aulas a los maestros que iniciaron el curso.

La causa de mayor peso para las deserciones de docentes es la cuestión salarial

Se echa la culpa al incumplimiento de los planes de ingreso en las carreras pedagógicas, a la falta de sistematicidad en la formación vocacional y a otros factores donde la responsabilidad no encuentra quien quiera cargar con ella. Pero la causa de mayor peso sigue siendo la cuestión salarial, ya que un maestro percibe como sueldo la tercera parte de lo que ganaría si se dedicara a pintar uñas en su casa o limpiar parabrisas parado en un semáforo.

En la sociedad cubana se acepta el hecho de que casi nadie puede vivir de su salario y por lo tanto, cada cual encuentra una forma de sobrevivir a través de mecanismos paralelos. Muchas veces esos mecanismos para ganar un extra aparecen en los propios centros laborales en los que se puede hacer algo por la izquierda para equilibrar los bajos salarios. El maestro tiene muy pocas oportunidades de ese tipo de "búsqueda" y el Estado no parece estar en condiciones de decretar una subida de salarios como la del sector de la salud, que significó prácticamente la duplicación del sueldo mensual.

El caso de Ciego de Ávila no es aislado ni mucho menos excepcional, aunque la prensa oficial publique muy poco sobre el tema. Entre las medidas que se toman para solventar la carencia de profesores, se encuentra la contratación de personal sin experiencia en la docencia, jubilados que se ven obligados a regresar porque sus pensiones no les alcanzan para sobrevivir y, en el caso de la enseñanza técnica profesional, se apela a especialistas de diferentes ramas sin ninguna o con poca formación pedagógica.

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