Los prejuicios frenan la cultura de la bicicleta
La falta de iniciativa gubernamental impide que los habaneros vean los beneficios ambientales de este vehículo
La Habana/Los primeros domingos de cada mes se reúnen en un parque de Centro Habana y marchan por la capital en un recorrido que varía para evitar el aburrimiento. Son los miembros de Bicicletear La Habana, un grupo de ciclistas que promueve el uso de la bici como medio de transporte saludable y respetuoso con el medio ambiente, una tarea que en Cuba implica derribar el estigma de precariedad que envuelve a este medio de transporte.
Los problemas con el suministro de petróleo y la escasez durante el Período Especial, en los años 90, marcaron negativamente a este vehículo que en Europa vive una era de esplendor por el impacto positivo en la economía y la sostenibilidad de las ciudades.
Un estudio publicado este lunes del Proyecto PASTA (Physical Activity through Sustainable Transport Approaches), de la Unión Europea, estima que si la bicicleta se utilizase al menos en un 24,7% de los desplazamientos se podrían evitar más de 10.000 muertes prematuras al año. Además, los resultados muestran que aumentando el gasto tan solo un 10% en la red de vías ciclistas los beneficios económicos estimados al evitar la mortalidad prematura son enormes.
De la reactivación de los carriles para ciclos no se habla y constituye la demanda más escuchada entre quienes se mueven con este medio de transporte
"Sacar a las personas de los coches produce grandes beneficios para la salud. Una combinación de medidas que hagan que el coche resulte poco atractivo y políticas centradas en convertir el transporte público y la bicicleta en medios más atractivos sería lo más adecuado para mejorar la salud y el bienestar en las ciudades europeas", concluyen.
En Cuba la apuesta pública por promover el uso de la bicicleta brilla por su ausencia. En diciembre pasado, el ministro de transporte Adel Yzquierdo Rodríguez aseguró ante la Asamblea Nacional que para este año se planea la reparación de "algunas arterias de la capital", pero Wilfredo Vázquez, electricista de 55 años, cree que "también debería invertirse en las vías paralelas y las calles más pequeñas que podrían ser una alternativa menos peligrosa para los ciclistas".
Sin embargo, de la reactivación de los carriles para ciclos no se habla y constituye la demanda más escuchada entre quienes se mueven con este medio de transporte.
En 2013 Marino Murillo, conocido como el "zar de las reformas económicas", lanzó un anuncio que entusiasmó a algunos y le quitó el sueño a otros. El nuevo plan para recuperar el uso de la bicicleta iba encaminado a aliviar los problemas del transporte y ofrecer una opción más sana a la población, detalló entonces el economista.
"En Cuba se puede hablar de que no existen tiendas de bicicletas, aunque hay una tienda en Miramar y otra en otro municipio"
Las alarmas saltaron y muchos cubanos vieron en el anuncio un posible regreso a los años más duros de la crisis económica.
"Se evaluará la aplicación de precios no recaudatorios en la venta de piezas para su mantenimiento", agregó entonces Murillo, pero casi un lustro después no ha ocurrido un despuntar de la venta de ciclos, ni siquiera de sus componentes por separado, y tampoco ha aumentado el número de parqueos o talleres de reparación.
"En Cuba se puede hablar de que no existen tiendas de bicicletas, aunque hay una tienda en Miramar y otra en otro municipio", reflexiona Yasser González, de Bicicletear La Habana.
No es el único de los problemas. Los carriles a la derecha, exclusivos para bicicletas y que eran tan comunes hace dos décadas, se han eliminado paulatinamente. En algunas vías se ha prohibido incluso el tránsito de ciclos y el Gobierno dejó de importar masivamente este medio de transporte.
El arquitecto Miguel Coyula opina que "en Cuba las bicicletas son vistas como una necesidad impuesta por circunstancias económicas extremas". El especialista escribió un artículo en que asegura que "La Habana perdió una oportunidad de oro para convertirse en una ciudad verdaderamente amiga" de los ciclos.
Los habaneros apenas se preocupan por la sostenibilidad de su ciudad o su salud. En 2014, una investigación determinó que el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono, los compuestos orgánicos volátiles y las partículas de polvo son causantes del preocupante deterioro ambiental de la atmósfera capitalina. A pesar de que los datos no son tan alarmantes como los de otras capitales latinoamericanas, La Habana sufre ya niveles de contaminación que deberían ser revertidos.
A pesar de que los datos no son tan alarmantes como los de otras capitales latinoamericanas, La Habana sufre ya niveles de contaminación que deberían ser revertidos
Pero la mayoría de los habaneros consultados por este diario rechaza el uso de la bicicleta porque hace mucho calor, las calles están en muy malas condiciones, es peligroso o consideran que su alimentación no es adecuada para el esfuerzo requerido. Algunos pocos temen al robo de ciclos o a no tener un parqueo seguro cercano a su domicilio o centro de trabajo.
Los ciclistas que se han unido a Bicicletear La Habana pasan en una fila multicolor frente a los portales habaneros despertando la curiosidad a su paso. Los transeúntes y conductores a veces los llaman "los locos de las bicicletas" por moverse en dos ruedas cuando en la memoria colectiva "darle a los pedales" sigue siendo algo más cercano al sacrificio que al placer.
"A veces he visto el grupo pasar frente a mi casa y la verdad es que no entiendo por qué gastan tanta energía en eso, si por aquí mismo pasan varias rutas de almendrones (taxis colectivos)", opina María Elena, una maestra jubilada que reside en la calzada de Infanta, cercana al punto de salida de los miembros de Bicicletear La Habana.
La mujer se movió sobre dos ruedas cuando trabajaba, pero ya no porque tiene las rodillas "en muy mal estado". El envejecimiento poblacional que apunta a que "en 2030 los adultos mayores constituirán el 30% de la población de La Habana", es otra de las razones que enumera Miguel Coyula para la disminución de la práctica ciclística.
Entre los conductores de vehículos la opinión sobre los ciclistas es bastante negativa. Los conductores se refieren a ellos con frases despectivas, les gritan insultos y hay pocas muestras de cortesía con los que se mueven sobre dos ruedas. Junto a los triciclos conocidos como bicitaxis, las bicicletas son el último eslabón de la cadena alimenticia en el tráfico habanero.
El Anuario Estadístico de Cuba solo menciona este tipo de siniestros cuando son a causa de "violaciones de los conductores de ciclos", pero no cuando estos son las víctimas
"Hago todos los días el trayecto desde mi casa en La Víbora hasta mi trabajo en el Vedado y tengo que estar muy atento porque los chóferes me tiran el carro arriba o parquean de improviso delante de mí sin avisar", lamenta Wilfredo Vázquez.
El ciclista asegura que lleva "casi 30 años sobre el sillín" y nunca ha tenido un accidente serio, aunque sí varias caídas que achaca a "chóferes imprudentes". Sin embargo, el Anuario Estadístico de Cuba solo menciona este tipo de siniestros cuando son a causa de "violaciones de los conductores de ciclos", pero no cuando estos son las víctimas.
Según los datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), los ciclistas fueron responsables en 2016 de 57 accidentes con un saldo de 5 fallecidos y 53 lesionados, una incidencia menor que la recogida en 2015 que cifra en 69 los accidentes, en 10 fallecidos y los lesionados en 62.
"Nos echan siempre la culpa de que interferimos el tráfico y de que somos un dolor de cabeza para los taxistas y los guagueros pero la mayor parte de las veces es al revés", se queja Vázquez. "No nos tienen en cuenta y sin sendas exclusivas por las que movernos nos ven como si fuéramos unos intrusos en la vía".
El experimentado ciclista considera que "el estado de las calles tampoco favorece mucho el uso de la bicicleta". En La Habana "hay muy pocas vías que no estén llenas de baches, con el asfalto movido por el calor o con una mala señalización", apunta.
Bicicletear La Habana promueve el alquiler a pequeños negocios privados que ofertan la renta por horas de ciclos
Por si fuera poco, el mercado de las bicicletas tampoco invita a su selección como medio de transporte. A diferencia de los años 90, en que en las calles se veían llenas de bicicletas chinas, de los modelos Flying Pigeon y la popular Forever Bicycle, hoy las pocas que ruedan muestran una mayor diversidad de estilos porque provienen de la importación personal o de los turistas que después de usarlas las regalan a algún cubano.
Bicicletear La Habana promueve el alquiler a pequeños negocios privados que ofertan la renta por horas de ciclos. El mercado informal también suple muchas veces la carencia, aunque las ofertas de bicicletas en los sitios de anuncio clasificados son pobres, según comprobó este diario.
"Las bicicletas más populares son las eléctricas, porque la gente no quiere pedalear", apunta Wilfredo Vázquez, quien se consideran "un ciclista de pasión". "No entiendo eso, porque tener una bicicleta es elegir un estilo de vida más saludable y para eso hay que hacer ejercicios", argumenta.
Vázquez cree que "tarde o temprano" la práctica ciclística volverá a instalarse en la principal ciudad cubana. "Porque es insostenible mover a más de dos millones de personas en transporte público y la ciudad está muy congestionada de carros". Sin embargo, "primero hay que vencer el prejuicio de la gente".
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